La princesa era feliz pues todo lo tenía. Un castillo fabuloso, riquezas inagotables, criados que satisfacían todos sus deseos, y ahora también un apuesto y guapo príncipe azul, surgido del atrevido beso que ayer dio a un sapo repelente.
La princesa feliz abrazó a su príncipe amado y mirándole a los ojos le besó apasionadamente.
Entonces el hechizo se deshizo, y el príncipe a su condición de sapo retornó, acabando esta historia tal como empezó.
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