CONCURSO PATROCINADO POR HOTEL MAR MENOR

El hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera apoya a las Bibliotecas de San Javier en la promoción de la creación literaria y te dan la bienvenida a este concurso.























miércoles, 20 de febrero de 2013

(14) Susurro

Marta: Eres único. Ven aquí. Pídemelo al oído.


Miguel: Claro, como quieras. ¿Estás lista?

Marta: Siempre.

Miguel se acercó muy despacio con el calor de su boca. Marta, dejándose ya arrollar por el fuego, iba resquebrajando el silencio.

Marta: Miguel.

Miguel: Dime.

Marta: Me estoy desvaneciendo. ¿Qué estás haciendo?

(13) Firme hacia el firmamento

El Universo no me basta, el firmamento es mi sitio y ahí aspiro a firmar. Por eso quiero ser una estrella y lucir como nunca en el mapa estelar. Pero nada de vulgaridades, yo quiero ser muy grande. Mayor que VY Canis Majoris, más rutilante que Sirio, y crear vida a mi alrededor lo mismo que el Sol. Tampoco quiero ser otra Rigel, brillante y sin reconocimiento. Lo que quiero yo es otra cosa. Yo aspiro a estar en lo más alto por eones. Y si algún día tengo que morir, tener un final también estelar, de película: una muerte de supernova que ilumine el camino a las que me sigan detrás.

martes, 19 de febrero de 2013

(12) Viaje al cielo

Al pasar junto al crematorio, he visto salir un hilo de humo que hacía como un requiebro en el aire; parecía un juego de seducción.


Seguro que era mi abuela. Se murió ayer y todos sabemos que siempre fue muy presumida.

lunes, 11 de febrero de 2013

(11) Infraganti

Entonces terminaste por dárselo al vecino.


¿Qué? Cómo se te ocurre. Sí, sí lo diste, no faltó quien te viera. Dime, dime, ¿quién me vio? La muchacha del servicio, te vio y me lo dijo. Traicionera, descarada, nunca pensé que fueras en contra mía, apenas me descuidé, me hundiste la puñalada; hasta nuestro hijo vio cuando se lo diste en la sala.

Está bien, está bien, si se lo di. Pero lo que no vieron fue que él me lo devolvió, porque ese pantalón estaba muy nuevo para dañarlo en la construcción del “Año Viejo”.

(10) Pesadilla

Otra noche más sin poder dormir por el miedo a soñar. En cuanto cerraba los ojos, tenía una y otra vez la misma pesadilla. Aparecían aquellos hombres, y se los llevaban a todos por la fuerza metidos dentro de sus camiones. Después, a su llegada, los ponían a todos en fila india, y entonces, comenzaba a sonar aquella maldita música clásica a todo volumen mientras de fondo se escuchaban gritos aterradores que parecían venir del principio de la cola.


Siempre se despertaba con el olor a sangre metido en la nariz.

Su madre le había dicho que contara ovejitas para dormir, pero es difícil conciliar el sueño cuando tú eres una de ellas, y vives junto al matadero municipal.

(9) Mentiras

Te habían dicho que la feminidad estaba en tu cuerpo, en tus gestos, en tu delicadeza, en tu sonrisa, en tu buena educación, en tu pelo brillante y sedoso, en tu seducción, en tus operaciones estéticas, en tu desayuno con cereales hipocalóricos, en tu sumisión, y hasta en tus zapatos de tacón. Te fracturaste un tobillo. Ahora sabes lo que es ser mujer.

(8) Compartiendo distancias

Ella llegó unos minutos tarde a la cita, se disculpó: el tráfico. ¡Mujer tenía que ser! Él ya se había bebido una copa de cerveza y solo había dejado rastro de las patatas fritas en su jersey. ¡Hombre tenía que ser! Ella le escuchó solícita hablar de su amplia y exitosa carrera profesional. ¡Mujer tenía que ser! Él se pidió otra caña y reclamó más patatas fritas, reteniendo las aceitunas que había traído el camarero. ¡Hombre tenía que ser! Ella intentó hablar de sí misma. ¡Mujer tenía que ser! Él miró disimuladamente el reloj a los pocos minutos. ¡Hombre tenía que ser! Ella, ¡mujer tenía que ser!, se dio perfecta cuenta y, con naturalidad, dijo: “Si quieres, nos vamos”.

(7) Ponerse los zapatos

“The spirit of the land, as becomes the ruler of greater


enterprises, is careless of innumerable lives. Woe to the

stragglers! We exist only as we hang together”.

(J. Conrad)







Pronto acabarán los días. Mundo de hechos derrotado hacia un núcleo privado, tiempo detonado. Debemos partirnos en dos, debo uncirme la culpa.



Abren los dorsos, altos de ojivas y tendones cancelan una soga de luz en la garganta. Cae sellada la piel. En raigones de carne acaba la paz ciega del estómago. Mañana sólo recordará cubrirse de zapatos por si las manos los ojos y dorsos de puentes tendidos el aire libre y el frío por ellas.



Manos ixíadas, culpables del primer perdón, hospedad ahora la desgracia.



He oído subir el ascensor como animales en la noche de los hombres.



Volveremos y sólo seremos miedo; acabaré esta muerte cuando no entienda las palabras, dejaremos de hablar sólo cuando hayamos escapado.

domingo, 3 de febrero de 2013

(6) El cambio del pobre Diego

Le imploro a Lilith, hija mía, deja quieta la esfera, no metas los dedos por sus agujeros negros que es peligroso, anda, juega con otra cosa, pero es como si le dijera precisamente lo contrario. La muy pilla comprime el globo terráqueo, lo estira, deforma y hace rebotar provocando con su diablura un zaperoco de gusanos y espectros trastocados y perdidos en el tiempo y en el espacio.


Caramba, ¡qué burumbún!, se jodió la marrana. Mejor no les advierto a esos orates peneques y fanáticos que, aunque lo parezca, el bigotes que van empoderar no es ningún Hitler sino Frida Kahlo. Al fin y al cabo ellos saldrán ganando con el albur.

En cambio el pobre Diego…