CONCURSO PATROCINADO POR HOTEL MAR MENOR

El hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera apoya a las Bibliotecas de San Javier en la promoción de la creación literaria y te dan la bienvenida a este concurso.























martes, 24 de abril de 2012

GANADOR DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS DE SAN JAVIER 2012

Enhorabuena a MIGUEL PEREIRA RODRIGO, ganador con el microrrelato CAPERUCITA Y EL LOBO La única alma humana que había en el bosque, apareció con un hacha en la mano para salvar a la niña. Ésta y el lobo se desvanecieron en el aire. No obstante el leñador no se percató de que lo visto era un señuelo hasta que, tras la abducción, estuvo frente a los “visitantes”.

jueves, 19 de abril de 2012

Sólo pienso

Hace tiempo, aunque ya no tengo noción del tiempo, un colectivo aplastó mi cuerpo y morí. Desde ese momento no veo nada, no escucho, al ruido sólo lo recuerdo al igual que a mi voz. No huelo ni puedo tocar nada, olvidé la forma de mis manos, no siento. Sólo pienso. Quisiera volver a tener cuerpo pero no puedo. Tampoco me puedo expresar. Este relato no lo estoy escribiendo yo, no puedo hacerlo. Es el escritor quien cree esto después de la vida terrenal. No sé, en realidad, si él puede escribir esto, ya que no lo vivió ni lo puede asegurar. Sigo pensando y luego comprendo que la literatura todo lo puede. Otro escribe, yo soy. Pablosa

La primera vez que la vi.

Ella era bella, al verla daba la sensación de que aquel instante era perfecto, la primera vez que la vi, no pensé en que debía conocerla, o si seria de su agrado, a decir verdad no pensé nada, o lo que pensé fue muy poco. Fernando Cova.

Circular 1

Ojalá nunca baje del autobús y podamos recorrer la ciudad juntos cien veces o durase el tiempo suficiente para conocerla, desafiar a la suerte y gritarle a mis amigos, al mar, al abismo, al rompeolas que golpea mis mejillas, que esta vez no se ha equivocado el cielo conmigo. Ojalá pudiera escribir su nombre o al menos lograse recordarlo. Y pensar que cada instante fue el último. Si lograse comprender de qué fibra estamos hechos cambiaría la receta; mejoraría el sabor de sus labios y le daría un toque personal a su mirada: - No dejaré que te marches sin antes decirme que nos volveremos a ver. –Claro que si lo hubiese dicho en voz alta quizá hubiese dado resultado. Isabel Aduren

ALGO MÁS QUE UN FLECHAZO

Cien niños miran hacia lo alto. Entre las nubes descubren el juguete que nunca tuvieron. Disparos. Asustados corren a refugiarse. La noche brilla en sus pequeños corazones, abiertos como ostras de cristal. Miedo en los ojos de sus madres. Ellas les recogen del suelo y abrazan, su corazón bate como un tambor. El avión se aleja. El silencio. Hambre. Pechos exhaustos. Ojos del hijo en los de la madre. Intuyen que ellos son el único alimento de ella. La paz. La distancia no existe en el mundo. África está cerca. Algún engaño hay. La verdad cada instante en ojos inmensos de niño. Millones de instantes cada hora. Un telediario anestesia. Puedes sonreír: los niños están vivos y tú no. Pablo Diksha

La morada de la fantasía

La filosofía del teísmo en Japón rinde culto a la magnitud de lo pequeño y lo imperfecto: a las personas sin humor "les falta té", dicen, y a las personas de excesivos sentimientos "les sobra té". Aquella tarde, Eiji Buson escuchaba la lluvia otoñal sobre los nenúfares del estanque del jardín. Sorbió té cálido y recordó a Kamato Komachi, la muchacha de aquel salón de té de Kioto. Realizaba la ceremonia mezclando el té verde con agitador de bambú. La belleza del jaspe líquido brillaba en las tazas azules. La delicadeza de su kimono, herencia del maestro de té: Rikyu. Benavides

El afilador

El afilador hacía sonar su particular chiflo, aunque apenas había ya quien acudiera a su encuentro. Lo ha perdido todo, salvo la miseria. Su vida parece estar deteniéndose como la piedra de esmeril que acciona con los pedales de su bicicleta. Sólo cuenta el recuerdo de su esposa que perdió hace demasiado tiempo y le pidió que viera con sus ojos todo lo que ella ya no podría ver. La anhela tanto y tiene tantas ganas de reunirse con ella… Después de pensar largo tiempo sobre aquello, sacó su propio cuchillo y lo afiló a la perfección. Luego llevó su chiflo a la boca y de grave a agudo y al revés, lo hizo sonar. Después, continuó caminando.

Inspiración

Al diablo le gusta ir al Prado a contemplar el Jardín de las Delicias como un alumno aplicado. Pide que sólo le dejen abierta el ala derecha del tríptico y se conforma con la mitad del panel central; tanta lujuria impone incluso al Príncipe de las Tinieblas y no quiere ver a su eterno enemigo ni en pintura. Cuando vuelve a los infiernos, se pasa a saludar a Pedro Botero y se complace en la simplicidad efectiva del Siglo de Oro. Finalmente, asciende al trono y se postra ante su señor y creador, el Hombre, para completar el diseño del continente africano.

En el intermedio

“Y no tuvo más remedio que esperar al siguiente tren”. Cerró el libro. Bien, entonces podría descansar un poco en el intermedio. Se sentó en el andén a imaginar cómo sería el narrador que le seleccionara y revivió mentalmente el microrrelato que acababa de protagonizar. Le gustaría algo distinto esta vez, quizás algo cómico o un amor por fin correspondido, pero partía con la desventaja de haber sido descrito como un joven rubio muy delgado. De todas formas, había demostrado que podía ser más que un estereotipo: protagonista de dos relatos ganadores y un accésit, e incluso aparecía en una novela. Expectante pero confiado, como siempre que empezaba una nueva historia, Personaje subió al tren.

Pruebas

-Además, huele tan bien… -Pero, ¿cómo conseguiste llevártela a casa? -La vi donde siempre, en la barra. Me bebí lo mío de un trago y se lo dije directamente. -¿No dejaste de beber? Sabes que con la medicación… -Ya… Bueno, y al final aceptó y llegamos al piso. No se dio cuenta de nada. -¿Y no le insinuaste algo? ¿Le diste alguna pista? Para que sospechara, digo… -No. Prefería ver qué pasaba. Se ha despertado temprano, se vistió corriendo y se fue. Se dejó tu collar. -¿No sabe nada? ¿Seguro? -No, seguro. No te preocupes por nada. -¿La vas a llamar? Insístele, a ver qué pasa. -Tengo que arreglar unos asuntos, pero te prometo que al final saldrá como quieres.

Fama fugaz

Detrás de un boleto de colectivo, Juan Pérez escribe: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. No, no va a funcionar murmura, y haciéndolo un bollito, lo arroja por la ventanilla. ZOE

Decisión

Tu vida no vale tanto. Quisiste hacerlo antes no tenias valor. Tampoco soportas que la gente te diga lo cobarde que eres, tenías que haberlo hecho. ¿Y ahora qué? ¿Dejarlo de nuevo, en un intento? ¿Soportar la cara de ella preguntándote por qué lo has hecho, y tú diciéndole que no lo sabes, que no lo has hecho por ella, que es lo que te detiene? No tienes ni idea. Los que te acusan tampoco lo saben. No tuviste la culpa. Ella lo sabe. Tranquilo. Respira… ¿puedes vivir así? ¿Estás seguro de que es lo correcto? Ahora tienes que tomar una decisión, la decisión de tu vida. Se oyó un disparo que retumbó en el pasillo.

Ella y Jimi

Ella no dejaba de hablar. Se tocaba el pelo, se arreglaba las uñas, y no paraba de hablar de su abuela pintora que murió hacía un par de años. ¿Qué más me daba a mí? ¿Para qué tanta charla? Sólo quería follármela, como otros tantos de la universidad. Al menos, eso es lo que decían de ella las malas lenguas. La invité a tomar algo. Pasé a la acción. Ni siquiera me corté, como me había pasado con otras. Pero cuando volví de la cocina con las cervezas en la mano, la vi apoyada en la pared, escuchando con un leve balanceo a Hendrix, y entonces todo cambió. La vi distinta. Sentí miedo.

Tu marido

No lo soporto. Es irracional, lo sé, pero has preguntado. Odio que me hables de él, que si hacéis tal o cual. Sí, llámalo celos; no importa. Posiblemente soy celoso. Seré celoso… Detesto cómo hueles tras estar con él; no te puedo pedir nada; sé que me quieres, que es temporal, que estaremos mejor… Tengo fe, pero a veces te odio. Por cómo hueles, por el peinado de hoy para él, o si habéis cenado fuera. Yo aquí, en este apartamento, mirando la tele… Me mata pensar que estás con él; te abraza, te besa…, te toca… No duermo. No me digas que sientes celos alguna vez, o incluso él…, porque más celos siento yo, aunque él sea tu marido.

Casualidades

Tú y yo podremos pasear juntos cuando recobre la movilidad. Si tú no me hubieras encontrado aquel día entre los matojos de la cuneta, nunca nos habríamos conocido. Fue providencial que decidieras hacer un pis en el mismo lugar donde yo me había salido de la carretera cuando reventó la rueda delantera de mi bicicleta. Ahora, al cabo de dos semanas del suceso, me encuentro en mi casa con una pierna y un brazo escayolados y unas ganas enormes de que lleguen las siete de la tarde y suene el timbre de la puerta. Tal vez hoy quieras hacer de nuevo un pis en mi inodoro. Spider.

Dormido en los laureles

Se sentó encima de los laureles de la victoria, esperando ver pasar por delante de su puerta el cadáver del capitalismo. Aburrido por la demora entrecerró los ojos y cuando asustado por las voces y el llanto volvió a abrirlos, vio pasar el sepelio del comunismo. Se había quedado dormido. A lo lejos se adivinaba otro cortejo fúnebre que se acercaba.

Por Amalia lo dejo todo

Antonio era un hombre simpático, amable, cariñoso, acababa de pre jubilarse, su edad 55 años. Vivía con su esposa Amalia, no tenían hijos, no supo nunca si fue culpa de él o de ella. Y ahora tendría tiempo de hacer muchas cosas que antes no pudo. Lo primero sería apuntarse a clases de baile de salón, luego a ordenadores y luego a...Ya iría pensando en qué se apuntaría en el hogar de mayores al lado de su casa. Ahora lleva Amalia unos días con una salud precaria, deciden de ir al médico y después de muchas pruebas reciben la mala noticia de que tiene una enfermedad rara, le afecta el frio. Se truncaron todos sus proyectos, ahora tendría que cuidarla.

Lobos

Mientras tomo una cerveza en “El lobo estepario”, observo. Dos hombres discuten. Uno habla en voz alta, está alterado. El otro lo hace en voz baja, susurrando, pero adivino que está tan alterado como su compañero. No se parecen. El primero es de largos cabellos, pecho y espalda anchos, irradia fuerza y felinidad en sus gestos. El otro es paliducho, bien vestido y de aspecto enfermizo. Finalmente, parece que se calman, se quedan callados. El del pelo largo sonríe y le da una palmada al otro. Terminan por fundirse en un abrazo. Tan fuerte que, realmente, se funden en una sola persona: un hombre de una apariencia completamente normal que, tras pagar sus dos consumiciones, se levanta y se va. Por Zeiram

Extraña pelea marina

Lugar: Océano Atlántico, cerca de la costa gallega. Fecha: 20 de septiembre. Pelea entre un pulpo y una estrella de mar. Alrededor del ring improvisado, tiburones, atunes, cangrejos, boquerones y multitud de seres marinos observaban el inicio de la encarnizada lucha. La estrella de mar miraba risueña al pulpo, mientras este se mostraba ceñudo. Los dos pequeños animales empezaron a girar en círculos, amenazantes. De pronto, el pulpo atacó, sin alcanzar a su presa. En la segunda estocada, mordió a la estrella uno de sus pequeños brazos, desproveyéndola temporalmente de una de sus extremidades. El pulpo, creyendo haber ganado, se marchó. La estrella pensó: ‘No sabes lo que has hecho’. Qué difícil es ganar a una estrella de mar.

Tarde de lluvia

Mi bici corría a tres revoluciones por segundo bajo la intensa lluvia. Estaba calado; el pelo mojado, sobre los ojos, casi me impedía ver. Pero me daba igual, porque estaba lleno de vida; me encanta el cielo gris, el agua repiqueteando sobre el asfalto, mientras espoleo a mi bici, intentando alcanzar la velocidad máxima. ¡Se puede ser más feliz con menos! Llegué a un bosque, donde se embarraron las ruedas de mi vehículo. Desde este bosque, emocionado, escribo sobre este mojado folio, con remitente directo al cielo, reclamando más tardes de lluvia como ésta. Pero ahora, disfruto del regalo. En casa, ya habrá tiempo de añorarlo.

Bailarina

Fui bailarina, la mejor bailarina del reino, hasta que en un accidente perdí la pierna… Cuando salí del hospital me pregunté qué haría con mi vida y decidí que volvería a bailar. De nuevo soy la mejor danzarina del país… Algunos se sorprenden de mi éxito y yo les explico la razón: “Para bailar no se necesitan piernas, sólo corazón”. Eliana Quatro (pseudónimo)

Antes de las fiestas

Si llovía, de las pinochas mojadas escapaba olor a invierno. Dentro, la tahona olía a lumbre, a harina amasada en la artesa con huevos, aceite, azúcar, aguardiente y ralladura de limón… Cuando los mantecados y magdalenas salían del horno en canastos de caña, las calles empezaban a oler a fiesta. Eliana Cinco (Pseudónimo)

Radical

Tres amigas salían de ver una película a altas horas de la madrugada. Los cines estaban ubicados en un centro comercial, las tiendas hacía horas cerraron sus puertas, en la zona de restaurantes limpiaban a toda prisa para terminar la jornada. Dos de ellas, de edad madura, despistadas charlando sobre el contenido del film que acababan de ver, tranquilamente llevaron sus manos a los bolsos sacaron un cigarrillo y sin la menor preocupación los encendieron con total naturalidad. Lejos, un guarda jurado comprobó que la hora de acabar su trabajo ya pasó. Las señoras a dos pasos de la salida a la calle. Como un rayo, brazo en alto, el guardia gritó: ¡Señoras aquí no se puede fumar! FIN Seudónimo: Kinis.

La cena de mamá

La noche de autos Belinda propinó decenas de puñaladas a su marido con el mayor cuchillo del que disponía en la cocina, mientras éste dormitaba en el sofá; ese de cuero blanco que ella tanto odiaba por ser tan frío en invierno y tan pegajoso en verano, el mismo que su suegra se había empeñado en regalarles por su décimo aniversario y que ahora permanecía cubierto de sangre. Tras el crimen, descolgó el auricular del teléfono, marcó el número de su hijo y cuando éste contestó, Belinda acertó a decir: “Cariño, la cena te espera, tu padre se enfría”.

miércoles, 18 de abril de 2012

EL PADRE

«Vuelvo pronto», me dijo. Caminó hacia allá y se perdió entre la gente. No lo he vuelto a ver. Y ya tengo hambre, ¿sabe? No he comido nada desde ayer que salimos del pueblo. El médico llegó en la mañana, vio a mi mamacita y movió la cabeza. «Lo siento mucho». Quién sabe por qué. Mi papá me cogió de la mano y me dijo «Nos vamos». No le pregunté adónde. Yo obedezco. Caminamos hasta la carretera y cogimos un camión. Como no teníamos para pagar, el conductor nos echó atrás. Con la carga. «Nos irá bien», me dijo. «¿Y mi mamá? ¿Cuándo vendrá». Sólo sonrió. Lo malo es que no regresa. Pronto será de noche. POR: CADMIO

El plato de sopa

Desde que como la sopa de letras que hace mi madre he aprendido mucho vocabulario, tanto que me alienta a seguir para que las letras se me queden en la cabeza. Desde entonces se que las marisoplas vuelan alto, que el cocholate está riquísimo y que a veces tengo mollogón de deberes. Dice que tengo una lengua de trapo y que no me ruerma en los laureles. Pero yo siempre le digo que no es problema mío que lo que debe hacer es incluir todas las letras del abecedario, para que de una vez por todas se solucione mi problema y no tenga que ir al logopeda para aprender a hablar. Biel

Eterno Retorno Eterno.

La muchacha llegó huyendo de aquello que ni la oscura luz del final del día puede explicar. Apenas sin darse cuenta se encontró en un nuevo lugar, sobre una pequeña ventana rodeada por el inabarcable océano a quien ella relataba una historia mientras éste le escuchaba fascinado. Pasó el tiempo y ella continuaba contando la misma historia una y otra vez, una y otra vez como un remolino obsesivo que hacía jirones su rostro…Hasta que un día el océano tapó su boca y ella murió porque las palabras que no podía pronunciar la reventaron por dentro. Y de esa muchacha nacieron nuevas mujeres con nuevas historias para nuevos océanos. Spreewald

El deseo humano de la perfección

Gritó al verse reflejada en el espejo. Suspiró al haber conseguido la meta. Un collage, definido, meticuloso, casi perfecto, milimétrico, le empujó a sentirse eufórica. Tantos deseos conseguidos, y este, el más espectacular, la mimetizo en un nueva apariencia hasta que le preguntó al espejo quien era la más guapa. Él le contesto que había otra mucho más bella. Desesperada se apartó de mala gana, volviéndose a mirar hizo un último gesto para no sentirse derrotada, pensó en cambiarse la voz. Eso la elevó al séptimo cielo, enorgullecida por la decisión le dijo al espejo que todo estaba solucionado, sin darse cuenta que finalmente iba a dejar de ser ella. Biel

Playa

-Este año, toca playa- dijo Mario sin levantar la vista del periódico. -Pero… - dijo Ana acercándose al sillón. -Ni peros ni nada. No empieces con que tus padres se quedan solos todo el verano- interrumpió él levantando levemente la vista del papel. -Pero… -Toca playa y punto. No se hable más. Alzó la voz, asentó cátedra, volvió a su periódico. Puso punto y final como hacía en cada una de las discusiones desde hacía más de veinte años. No se dio cuenta cuando Ana salió del salón. Ni cuando cogió la maleta cansada de no tener voz. -Toca playa- murmuró media hora después sin saber que ella no estaba y jamás volvería. GALATEA

“LO QUE HACE EL FRIO”

- Me han dicho que esta mañana no para de nevar en tu pueblo y, que la nieve llega a la cintura… - Si. La temperatura ya ha bajado de los -20º C, hay un viento norte, con ráfagas de hasta 120 km/hora… - Mi mujer me ha dicho, que la tuya ya la ha llamado al móvil y, que no ha hecho otra cosa, en todo el día, que mirar por la ventana de la cocina… - Tienes razón. Si el tiempo se pone aun peor…, no me va a quedar otro remedio que dejarla entrar… Y es que, una cosa es el frio de afuera de casa y otro muy distinto el frio del corazón, el de adentro... FOFOLIOS

SORPRESA

Adoro las galletas.Para un buen desayuno, en un ratito de aburrimiento, como un cigarrillo para fumador,en el paladar matando el gusanillo del momento, de chocolate, de nata, de limón. Cada trocito lo saboreo como si fuera el último.Sabiéndome excelente catador de estos manjares y con lo que me gustan, siento un agradecimiento enorme a quien dejara estas lindezas, no hacía falta por otra parte el aderezo de ..este sabor que no sabría.. ¡Dios!, se me caen los bigotes,¡Veneno! EL SIETE NEGRO

LA EMOCIÓN DEL DIRECTO

Ese deseo que se enciende en el ánimo de mi mujer cada noche me está matando. Al acostarnos me pide que lo repitamos y lo cierto es que yo ya no tengo ganas de cumplir con ella todos los días. Yo me tumbo boca arriba, después llegan las caricias en el rostro, luego me besa y al final acaba siempre en un mar de lágrimas. Luego me toca a mí, ella se tiende sobre la cama y espera que yo haga mi parte, pero cada vez tengo más problemas para hacerlo. A mí me gustan más las cosas espontáneas; los simulacros, especialmente los de velatorio, carecen de la emoción del directo; además me dejan sin una lágrima que llevarme a los ojos. Quién tú quieras

MI SINO

Yo que siempre había sido un gusano, insignificante y modesto, me había convertido en una mariposa que podía surcar el cielo con sus distinguidas alas. Ufano revoloteé haciendo gala de mi nuevo aspecto, hasta que vi mi reflejo en una gota y comprendí. Era una polilla, gris y macilenta, destinada a vivir entre las sombras de la noche una efímera y humilde vida. Quien tú quieras

Miedo

Despierta sobresaltado escuchando crujir pasos en el suelo de madera. La oscuridad que inunda su cuarto le impide ver dónde está pero nota su presencia. Escucha cómo se acerca y, aunque sabe que no tiene escapatoria, su instinto de protección le lleva a aferrarse a las sábanas como si éstas pudieran preservarle del peligro. Está seguro de que es el final, le oye acercarse con ese siseo aterrador que le provoca el sudor frío que hiela su cuerpo. Al sentir la mano posarse sobre su cabeza un grito se ahoga en su garganta, siente su corazón a punto de estallar. tchssssss, ese siseo se clava en sus oídos. tchsssss, tranquilo cariño, es un sueño, mamá está a tu lado. Castle

Invisible

Casi pudo notar cómo la gente lo atravesaba, una tras otra pasaban junto a él como si no existiera, como si fuera invisible. Era su primer día de clase tras el accidente, ahora una escalera y una silla de ruedas lo separaba del aula, miró hacia el interior del instituto, un largo pasillo oscuro casi parecía engullirlo, nunca pensó en las barreras físicas de su nueva vida y muchísimo menos en las personas y su reacción ante una persona inválida. Estaba a punto de girar derrotado por sus nuevas circunstancias y marcharse con lágrimas en los ojos, cuando alguien le susurro al oído, ¿te ayudo a subir? una lágrima resbaló por su mejilla, respiró hondo, habría que seguir luchando. Isildur

LAS NOTICIAS DE LAS TRES

-Mario, pon las noticias. Y yo, si mi mujer dice que ponga las noticias, lo hago. -Hola, soy Carolina Cáceres y esto son las noticias de las tres. Espléndida, maravillosa. Diez años y todavía recuerdo el sudor en su pelo y su mirada ardiente. Y sus pechos, tan perfectos, moviéndose libres al ritmo de nuestros cuerpos. Gemía casi teatralmente cuando yo… Bueno, os hacéis una idea de eso. Y su sonrisa encendiendo el pitillo de después. Y su mirada lánguida. Mi mujer dice que sólo entiende las noticias si las explica Carolina, así que, cada día, mientras comemos, yo pienso en ella. Ni economía, ni política, ni guerras. Carolina, Carolina, Carolina. Todos los días de mi vida. NÀLIA

Canto a la vida

Sé que es inmoral. Pero ¿qué querías que hiciera? Me notaste desde el principio. Mirabas cuando yo soñaba, sabías que algo escondía. Te hablé del amor a nuestros semejantes, a los moribundos. A los que tienen una pata más allá que acá. Pero no acababas de tragártelo. Me gusta el coqueteo con el engaño en la vieja creencia de doblegar al señorito. Adoro la ilusión de timar al hacendado. No sé si es ese saborcillo ácido de sobrevivir entre zarzas y maleza tosca, o el simple deseo de lo ajeno. Pero así es la esclavitud de los sueños. Además ¿qué carajo podíamos hacer en una habitación de hospital sino soñar con él, pero muerto? NOSKI

Reinventarse

De pronto se volvió gallito. Orillando los sesenta y sin apreciarle cambio fisiológico alguno. Mi abogado, que también es loquero y además buen psicólogo, me sugirió reinventarme, y me pasó un guión de reality televisivo. Cuarenta sesiones UVA para la piel. Una noche de hotelazo en Manhattan, con cristalera panorámica encarando los rascacielos. Entrar a la habitación con minifalda, cofia, y presentando el plumero. Como aquella mucama del Sofitel New York Hotel. Y fue, aparecer, y abalanzarse sobre mí. “¡Para, para, Strausskan!”, le grité. Se enfurruñó y me forzó con violencia de pistolero. Increíble. Le denunciamos por malos tratos y me indemnizó sin rechistar. “Me da igual”, dijo chuleándose, “siempre que continúes haciéndome numeritos”. Estoy deseando hacer el siguiente. NOSKI

EL PIANISTA Y SU HIJA.

Se sentía muy feliz. Su pequeña hija podría ser también pianista. Repasaba las partituras del examen del conservatorio. Mirando a través de la ventana, el padre recordaba su niñez, sus amigos jugando, a Sara. Entonces, hubiese dado todo por un minuto más con ella pero debía Practicar. Recordó también cuando su hija lloraba acudiendo a música en vez de jugar al fútbol. ¡Al fútbol siendo chica! –pensaba. Al empezar su prueba, Alicia se detuvo por alboroto que se formó de pronto. Alguien estaba botando un balón, que después dejó rodar hacia donde estaba ella. La niña que lo observó todo, se levantó rápidamente y chutó con fuerza. Se sintió muy feliz.

QUIERO UN REGALO

Quiero un regalo. No es mi cumpleaños, ni navidad, ni ningún día que dé mención a señalar. Pero quiero un regalo. Uno con mucho sentimiento y hecho por ti, para que se note cuánto me aprecias. No quiero nada material. Bueno sí, quiero algo muy material. Quiero un país. Uno con encanto. Y que tenga una bandera preciosa hecha de fieltro y guata, y de muchos colores. Quiero que mi país sea una isla y que en el centro justo tenga una montaña donde airearme. Y que luzca el sol siempre de diez a diez; horas perfectas para ver amanecer y anochecer. Sólo es una idea; luego ya tú me regalas lo que quieras. Ahora solo falta buscar quién. TANYERINA

Hundido

El sofá estaba en el mismo sitio. Y la cara de ella, acusaba mis tonterías. “Tú crees que tienes que ponerte así por eso, es alucinante; llego con toda la ilusión del mundo, estar tranquila en casa, contigo, y me recibes con esa cara…”, la retahíla de despropósitos es siempre la misma. “Eres un egoísta; sólo piensas en ti; no entiendo cómo sigo contigo”, se acaba el infinito y sigo escuchando su maldita voz por la oreja izquierda. Me quedo plantado en el sofá. Se levanta y se marcha a dormir. Es la discusión de siempre, pero esta vez el motivo es más importante para mí. No funciona Internet y no puedo enviar este cuento a tiempo al concurso. Koala

REENCARNACIÓN

Noto atenuarse la luz junto con el latido de mi corazón. Cuando desaparezcan desearía volver a nacer en ti. Que al abrir mis páginas, la imaginación volase por la cúpula celeste con la fantasía del que me escribió. Brindar senderos de mundos desconocidos, de tesoros ocultos, de nuevos planetas… Ser compañero de noches, de días, de inviernos… como tú has sido, amigo fiel, hasta estos momentos en los que caes de mis manos mientras de fondo susurra un pitido continuo…. Siento como mi alma se delinea en tus redondas letras, en tus sutiles frases, en tus fascinantes historias… ¡Vuelvo a vivir!… ¡Para siempre en ti, mi amado libro! Por Érebo

EL TESORO

Tenía junto a sí a la diosa que todo ser humano pudiera desear. Ella le ofrecía su sensibilidad, su inteligencia, su sexo, su corazón… Pero él hora tras hora, día tras día, la minaba, la explotaba, la anulaba. La tierra que fue echando con cada bofetada sobre su relación, fue la que finalmente cubrió el ataúd de tan inocente y sublime ser. Perdió a su amiga, a su compañera, a su amante…a su mujer. Con ella enterró su dignidad y su alma para el resto de su vida. Nunca sería merecedor de otro tesoro tan bello. Por Érebo

CAPERUCITA Y EL LOBO

La única alma humana que había en el bosque, apareció con un hacha en la mano para salvar a la niña. Ésta y el lobo se desvanecieron en el aire. No obstante el leñador no se percató de que lo visto era un señuelo hasta que, tras la abducción, estuvo frente a los “visitantes”. (Cortacuentos)

POLOS OPUESTOS

Se levantó: él rodeado de hombres; al rato lo hizo ella, más sola que la una. Los dos se pusieron la misma ropa del día anterior: ella uniformada; él singularmente colorido. Desayunaron: él lo que pudo; ella, zumo, tostada, café y cruasán. Más tarde asistieron al trabajo: ella tuvo que fichar, él era emprendedor. En el ajetreo de un día largo, los dos corrieron: ella con su moto, persiguiendo a un par de manteros; él sobre sus pies, con su vida a la espalda, escapando de un par de policías. Los dos estaban condenados a buscarse la vida; la persecución era algo coyuntural. (Cortacuentos)

Silenciosa Nostalgia

El retumbar de tus latidos cuando posaba mi cabeza en tu pecho es el retumbar del dulce recuerdo de una realidad inexistente y volátil. Dichosa barrera infranqueable que me priva de tu presencia. Ininteligibles pensamientos rondan por mi mente mientras de mis labios brotan bramidos de horror y desaliento. Oh, terrible nostalgia que amartilla mi cráneo cada segundo desde el día que me separé de ti, querida. La soledad es ahora mi eterna e insaciable amante. Ahora pues, encerrado me hallo en este foso angosto y eternamente lúgubre en el que no hago más que repetir: “ven, amada, y súmete en este etéreo mundo al que llaman Muerte”. . Lianne Kross

EL LIBRO EXTRAORDINARIO

Alan era un fanático de la magia: pasaba horas en tiendas especializadas. De allí había sacado El Libro. Ese libro era especial, pero no podía contárselo a nadie, no le creerían. Lo cogías, pensabas algo y el libro te daba la respuesta. Nunca se equivocaba. La noche en la que aquello sucedió, llovía y el libro escribió: cierra las ventanas, pero Alan hizo caso omiso. De pronto, al caer un trueno, la habitación se llenó de sombras y gritos. Dos figuras entraron en la habitación. -¡Dámelo! –gritó uno de ellos. -¡Sígueme! –pidió el otro. El libro, en ese momento, le indicó: hazlo, y, entonces, Alan saltó por la ventana con el hombre y juntos surcaron el cielo. BEYRUS

¿Cansancio o desidia?

— ¡Es increíble lo que están haciendo! ¿Has visto lo que han subido las tasas de la universidad? — Si. No veas el dolor de espalda que tengo… He dormido muy mal esta noche. Incluso desperté varias veces. — Mira esto: “recorte del 25% en I+D”. ¿Así es cómo pretendemos mejorar? Necesitamos un cambio ¡ya! — ¿Irás a la fiesta del sábado? Me han dicho que estará muy bien. ¡Podemos ir de compras el viernes! — ¿Acaso no te das cuenta de todo lo que está pasando? — Estoy cansado de todo pero, “¿quién podrá detener al que conoce su condición?” — “Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana, y el jamás se convierte en hoy mismo”. Gracias. Aye-aye

Desolación.

Me senté en un banco del parque. Dejé de llorar cuando vi una hormiga arrastrando una miga de pan. Su esfuerzo fue inútil porque vino un pájaro y dando saltitos se la comió. Lo mismo que me había ocurrido a mi, el esfuerzo de mi vida todo por una casa llegó mi paro y el banco se la apropio. SISI.

Oscar actor de teatro.

Estuvo representando en el teatro el mismo papel durante su vida. Todas las noches moría. Como seria que hasta Matías el conserje del inmueble donde vivía, le decía todas las mañanas ,Sr. Oscar un día mas de vida, no se cansa de morir, pues no de la muerte vivo. Llego un momento que enfermo y a punto estuvo de morir. Decidió dejar el teatro y vivir del cuento. Anda dijo Matías como el Eustaquio veinte años contando historias y aun sigue en la alcaldía así fue como empezó a escribir este relato. Petronio

Utilitarismo

¿Por qué está ahí si sólo lanza su telaraña del miedo y la vergüenza, de la desesperación y la agonía? Incertidumbre. Una frustración continua. Hambre. Soledad. Materialismo. ¿De qué tiene miedo la vida que es incapaz de luchar contra las injusticias? Pero, en el mundo real, nuestro círculo es pequeño y cuando cae nuestra pasión, se levanta la mirada. Porque existe un equilibrio en nuestra alma, en nuestra mente, que nos permite comprobar que pese a que tú defraudes a nuestra sociedad, nosotros somos capaces de unirnos. Que no sólo hay lágrimas de desesperanzadora utopía y la sonrisa de la justicia vale más que un corazón inerte. No existe crisis en un espíritu de lucha. AYE-AYE

Esperan(za)do

Una vez hice un dibujo. Orgulloso de cómo me había quedado, se lo intente enseñar a mi madre esperando halagos, no me hizo caso, Tengo cosas que hacer hijo. Entonces esperé ansioso a que mi padre regresara del trabajo. Llegó y se lo intenté enseñar, Estoy cansado hijo. Más tarde llego mi hermano, con esperanza fui a su encuentro (él siempre me hacía caso), le intente enseñar aquel dibujo, pero llegó muy enfadado y no lo quiso ver. Finalmente decidí enseñárselo al perro sin esperanzas de que lo valorara, para mi sorpresa, se lo comió. ¿Tan bien había dibujado aquel pájaro? Óscar García Navarro

RECUERDOS

Es una pérdida de tiempo acordarse de los muertos. Eso le decía él cuando sus ojos, enrojecidos por el esfuerzo de retener las lágrimas, se anegaban de los recuerdos que afloraban. No podía olvidar los besos a vino fuerte de Martín que desapareció bajo un cóctel de drogas de su propia invención, ni la dulce sonrisa de Justino que se desvaneció en un absurdo accidente de tráfico, ni de los delicados ademanes de Enrique que, con sus poderosas manos, le hacían perder el sentido hasta que dejó escapar la vida sobre el quirófano de un blanco hospital..... ¡Había tantos que recordar! Entonces se sentía vacía al descubrir lo peligrosa que resultaba la vida. Ahora nada importaba él también había muerto.... Escribidor Ausente

LA CUNETA

Aquella tarde papá, temeroso y entristecido, se acercó a la maldita tumba. Era la misma que en la penumbra de la madrugada, atenazado por el miedo y a lo lejos, había visto cavar. Envuelto en llanto y presagiando lo peor, con sus manos desnudas y ensangrentadas arañó la tierra. No paró hasta que apareció aquel ser tan querido para él, desgraciadamente perdido a tan temprana edad. A sus espaldas, sonó un traicionero y certero disparo. Sólo tuvo tiempo para fundirse en un eterno abrazo con su hijo y, de reojo, mientras los dos cuerpos se desplomaban pesadamente al interior de la fosa, ver a aquellos tres hombres uniformados de azul que, entre risas, se alejaban carretera abajo. ESPIRITU LIBRE.

El libro de la libertad

Había cumplido su sueño. Después de quince años en un matrimonio sin respeto, agresiones físicas y psicológicas, cuatro años de intentos fallidos, ella logró publicar su primer libro. Con sus diarios, había escrito una autobiografía cargada con gran esencia de lecciones a las muchas mujeres que, igual que ella, se forzaban estar en compañía de sus parejas violentas. En menos de seis meses, su novela era la más vendida del país y la editorial ya le solicitaba una segunda parte. Ella se separó, mudó a otra provincia con sus dos hijas y se planteó ser escritora. Consiguió un empleo en una revista local como colaboradora y con el adelanto de un segundo libro pudo rehacer su vid PANDORA COEHLO

DUDA EXISTENCIAL

En los albores de mi existencia, y a despecho de un desencuentro sexual, germiné fruto de una contradicción estereofónica: con voz gutural, padre argumentaba con un “siiiiiii”, mientras madre, desangelada, lanzaba un “nooo” de circunstancias. Resultado de ese desatino subatómico protón vs. electrón nací yo, el neutrón indefinido de la familia. Como los polos opuestos se atraen, acabé estrellado contra el amor de mi vida, con quién mantuve una corta relación, estilo “hola y adiós”. Reflejo de mi ambigüedad vital, en asuntos sentimentales tan pronto era Don Carnal como Doña Cuaresma y, claro, así no hay quien se centre. Dicen de mí que soy bipolar: un día caigo en la tentación del Calippo, y al siguiente mataría por un Frigo-dedo. Velázquez

QUIERO UN REGALO.

Quiero un regalo. No es mi cumpleaños, ni navidad, ni ningún día que dé mención a señalar. Pero quiero un regalo. Uno con mucho sentimiento y hecho por ti, para que se note cuánto me aprecias. No quiero nada material. Bueno sí, quiero algo muy material. Quiero un país. Uno con encanto. Y que tenga una bandera preciosa hecha de fieltro y guata, y de muchos colores. Quiero que mi país sea una isla y que en el centro justo tenga una montaña donde airearme. Y que luzca el sol siempre de diez a diez; horas perfectas para ver amanecer y anochecer. Sólo es una idea; luego ya tú me regalas lo que quieras. Ahora solo falta buscar quién. TANYERINA

¿QUÉ PASARÍA?

¿QUÉ PASARÍA? ¿Y si un día me levanto y no sé escribir? ¿Qué pasaría si no supiera juntar la M con la A y la P con la O? ¿Y si fuera a escribir la G y no supiera terminarla? Iría corriendo a la estantería de mi cuarto. Cogería el primer libro que tuviera más a mano y querría leer. ¿Y si no pudiera leer? ¿Si al ver las letras sólo fueran pequeños garabatos sin conexión alguna entre ellos? Cogería un bolígrafo y un cuaderno y volvería de nuevo a mi cama. Cerraría los ojos y esperaría a soñar abrazado a mi blog. Hoy me levanté con la cara manchada de tinta y babeando encima de un cuaderno. TANYERINA.

Salitres y salinas

Lenguas suaves de salitre me acarician la piel. Te miro porque te he buscado tantas veces sin conocerte que, ahora que te tengo frente a mí, casi me acobardo. Te puedo parecer tonto o un verdadero crío que no te merece. Tú pataleas en la orilla mientras yo sigo sin moverme de mi sitio. Me pareces tan preciosa que desearía poder mirarte desde unos ojos mayores. Pero no los tengo, y ahora que te miro con descaro también descubro que tú tampoco los tienes. Dame la mano porque he visto una caracola que, dicen los mayores, si nos la acercamos al oído podemos escuchar incluso lo que todavía nadie se ha dicho. Por Lev Zizkov

AYER - HOY

AYER le dijo a HOY: -No tenemos futuro.- Aún así, siguieron juntos toda la vida Un microrrelato de 53 algas

Mamá, mamá

Mamá, mamá ¿Mamá, por qué lo llamaban moro si Basir era turco? ¿Por qué se tuvo que ir del pueblo de pronto? ¿Por qué nunca podremos ir a visitarle a su país? ¿Y por qué papá no pudo venir a despedirlo? ¿Por qué estás llorando, mamá? Détári Lajos

DIÁLOGO

Tierra entre azules. Azul entre tierras. Azul ultramar. Azul y sal. Sal entre tierra y ultramar. Cielo y sol. Azul y oro. Blanco de sal y cal. Púrpura de Tiro robado al mar. Negro y rojo. ¡Qué me has dado! ¿Qué espero de ti Mediterráneo y del Mar Menor, tu hijo preso? ¡Qué te he dado! Te di los colores de Mikonos, del manto celeste de Astarté, de la hecatombe moluscular que realzara la belleza de Helena. De mis mosaicos y de mis cráteras y terracotas. ¡Basta!, ¿qué esperas de mi? Soy yo el que te exijo: un cielo limpio, un mar impoluto, campos y no desiertos, y pueblos blancos que no me tapen el sol. PROMETEO

REYES

A mediados de diciembre, justo a punto de cumplir seis años, cogí la gripe. La fiebre me había trastocado los horarios de sueño. Una noche escuché lo que mis padres hablaban en la habitación contigua. - Este año quizá le debiéramos comprar algo más. - ¿Piensas que por que los reyes le traigan todos los juguetes no sufrirá? - No sé, supongo que es una manera de entretener a la pena jugando. No dije ni una palabra a la mañana siguiente cuando mi padre me trajo el desayuno a la cama, ni cuando mamá me apremió para que pasara a ducharme al baño. De manera expectante contaba los días para ponerme buena y volver al colegio. El día llegó. A la hora del recreo insistí en llevar a un escondite a María y Daniela porque tenía algo muy importante que contarles. Un secreto bien grande. - Lo que os voy a decir no se lo podéis contar a nadie. - ¿A ver, qué es? - Es que es algo muy gordísimo, pero creo que si os lo digo será mejor. - Venga, suelta. - Chicas, los reyes magos son mis padres, así que pedidme lo que queráis. TRILCE

RUMBO A UN NUEVO MUNDO

La tormenta era inminente. Un barco se hallaba en el puerto de Tenerife almacenando provisiones antes de zarpar hacia su destino. Eibon, no sabía que se encontraría, solo era un joven que se había enamorado de las historias que había oído sobre tesoros, leyendas de gigantes y salvajes, de plantas aromáticas que convertían la comida en exquisitos platos e historias de hermosas mujeres de tez oscura. Eran pocos los que podían ir todavía, puesto que se necesitaba un permiso especial para navegar hacia Las Américas. Pero Eibon sabía que los condenados por asesinato podían hacerlo. La tormenta estalló al fin. Sus grilletes repiqueteaban sobre el suelo y el agua le aplastaba el pelo y la barba. Había conseguido su billete… Fdo.: KINO

ALGO MÁS QUE UN FLECHAZO

En sus ojos una oscura promesa. Desaparece entre la gente. La ciudad engulle mi emoción. Un instante que no olvido. Llora mi corazón, mi boca sonríe: ya no me creo ese sueño. Lluvia de amores extraviados en la ciudad…. Ahí comenzó todo. ¿Recuerdas, amor mío? Coincidencias… Finalmente algo más que un flechazo: el volante clavado en tu esternón. Lo mío, un derrame cerebral. Luego tu poder de convicción, aún con el pecho partido. Nada pudo separarnos. Luna de miel en la ambulancia. Nunca me abrazaron así, con un solo y dulcísimo brazo. Diez años después de un instante, te vi venir por el carril contrario. Me fui hacia ti sin evitarlo. Un choque frontal. San Pedro fue muy amable. Bésame… PABLO DIKSHA.

ALGO MÁS QUE UN FLECHAZO

Cien niños miran hacia lo alto. Entre las nubes descubren el juguete que nunca tuvieron. Disparos. Asustados corren a refugiarse. La noche brilla en sus pequeños corazones, abiertos como ostras de cristal. Miedo en los ojos de sus madres. Ellas les recogen del suelo y abrazan, su corazón bate como un tambor. El avión se aleja. El silencio. Hambre. Pechos exhaustos. Ojos del hijo en los de la madre. Intuyen que ellos son el único alimento de ella. La paz. La distancia no existe en el mundo. África está cerca. Algún engaño hay. La verdad cada instante en ojos inmensos de niño. Millones de instantes cada hora. Un telediario anestesia. Puedes sonreír: los niños están vivos y tú no. Fdo.: Pablo Diksha

DESPIERTO

Cuando despertó del coma, le contaron, paso por paso, todos los pormenores del accidente. Él no recordaba nada, por eso no pudo darle la importancia que todos a su alrededor dieron al hecho de que estuviera vivo: no veía el milagro. Simplemente se desperezó a duras penas y se limitó a valorar a quienes tenía alrededor, sus seres queridos: ninguno le gustaba. Ya era tarde para hacerse el amnésico total, había dicho sus nombres. Pidió que le dejaran solo con la mujer que otrora fue su amada y le dijo: “Haz que todos se marchen, que se marchen y no vuelvan. Haz tú luego lo mismo.” Se recostó después, cómodamente, en la cama y pensó: “Mañana será otro día.” LITERARIO

LA ODISEA

Las luces blancas de la discoteca se encendieron: era hora de cerrar. Los alcaloides hicieron que Ulises se tambaleara levemente con aquel golpe de claridad, debía volver a casa. Al salir de la discoteca miró a ambos lados de la calle como intentando encontrar algún chófer con un cartel que llevara su nombre, una calesa o cualquier otro transporte, pero nadie esperaba. Cuando llegara a casa, Penélope le iba a matar. Llevaba apenas diez minutos caminando, aunque a él le parecían años cuando, por entre el viento frío de la madrugada, se fue colando un murmullo. Levantó la vista y vio unas luces, el bar Las Sirenas brillaba a lo lejos y Ulises pensó: “No pasará nada por una cerveza.”

CRUCE DE CAMINOS

Ella iba pensando en lo mucho que odiaba a su jefe, en las ganas que tenía de que empezaran las vacaciones para irse muy lejos de allí y en las facturas que había recibido esa mañana. Él planeaba una partida de cartas para esa noche, recordaba la fiesta de cumpleaños del fin de semana e imaginaba que una fuerza superior le concedía superpoderes y volaba por el mundo salvando personas indefensas. Cuando se cruzaron, ninguno de los dos siguió caminando. Se pararon y sin saber como empezaron a hablar. Fdo.: Mago

Proyecto Prometeo.

Dentro de 215 años alguien abrirá la cápsula. Encontrará: un pendrive con música, series y películas, el catálogo de novedades de unos grandes almacenes, y los diez tomos de la enciclopedia "La Aventura Espacial" con fichas de los astronautas y fotos a todo color. La civilización habrá alcanzado tal grado de desarrollo que volverá a dejarlo todo en su sitio tras olfatearlo y comprobar que no hay nada comestible. Fernando Remitente.

Herejía.

Era un ángel pero yo no creía en Dios y la traté como a una cualquiera. Fernando Remitente.

martes, 17 de abril de 2012

Agua para ballenas

Había cumplido su sueño, pesaba 35 kg y tenía 20 años. Se había convertido en una princesa de cristal. Sus frágiles huesos se transparentaban a la luz del sol .Caminaba despacio, agotada pero contenta porque acababa de dejar atrás ese cuerpo deforme que tantas noches había repudiado en las noches frías de su habitación. Empezaba a ver borroso, y cada segundo que pasaba mas borroso hasta que solo vio un túnel negro .Todo se apagó a su alrededor, toda su vida de princesita, toda su lucha contra las modas. Mientras en una fría habitación de hospital yacía Laura en una cama inconsciente, llena de cables. A su lado una madre desolada luchando por las dos.

Agua

No podría decirte cuanto tiempo llevo aquí, mi memoria nunca ha sido buena. Tampoco conozco la razón por la que me tienen encerrado. Es un habitáculo esférico, de paredes transparentes. Me paso el día dando vueltas, procurando así evitar la atrofia de los músculos. Si tuve una vida antes de esto tengo claro que odiaba hacer ejercicio. Esta rutina sólo cambia a la hora de comer, una única vez al día. Siempre a la misma hora, siempre la misma comida insípida y sintética. De hecho ahí viene otra vez. Toca desentumecer las aletas, abrir bien las branquias y subir a buscar algo que llevarse a la boca. No albergo esperanza de que me liberen, me conformaría con una explicación.

Orquesta para uno

Desde hace dos meses ahí están. Una orquesta de cámara al completo me acompaña a cada sitio que voy. Constantemente ponen banda sonora a cada situación en la que me encuentro. Sin duda esto es cosa de mi ex-mujer, siempre ha sabido como fastidiarme, se le da especialmente bien. Empezó gustándome. Estaba convencido de que me daba importancia, era un signo de excelencia. ¿A quién que conozcas le acompaña una orquesta? Pero se fue haciendo cada vez más irritante. Esta mañana, al despertar y escuchar el silencio, he sentido alivio pero poco a poco me ha invadido el desasosiego. ¿Dónde han ido? Yo, por si acaso, he decidido no tomarme esas nuevas pastillas. Todo era mejor antes.

Quietud

Acampa el sol en el rostro de la mujer cansada del episodio de existir. Poco antes del amanecer, cuando todo significaba nada, un aire ígneo había destruido su esperanza. Luego, cuando los rayos del astro inmutable manosearon su tez apesadumbrada, una imagen de paz interior hizo que retornaran las fuerzas. Sucede que tras la tenebrosidad usual reside el soplo de paz necesario para afrontar el compromiso de la existencia; tras la ruina de la soledad que nos apuñala por la espalda se halla un surco de sabiduría que masculla palabras consoladoras, sinceras, repletas de concordia y resurgimiento. Acampa el sol en el talante de la mujer que cedió su vida a cambio de un minuto más de quietud.

Momentos clave de la historia

Lo había logrado. Después de tantos siglos esperando ese instante había sido él el primero en conseguirlo. En ese momento y lleno de orgullo por haber llegado donde ninguno otro lo había hecho se dirigió con paso firme hacía sus compañeros. Sin embargo, cuando estos le vieron llegar caminando únicamente sobre las patas traseras comenzaron a burlarse de su erguido compañero mientras únicamente despegaban del suelo una de sus extremidades para señalarle. Aquel primitivo chimpancé, temeroso de ser rechazado para siempre, no vio más salida que dejarse caer sobre la dura tierra y volver a utilizar sus cuatro patas para andar. Quizás en el fondo, la suya no fuera la especie elegida. Hamid

Sola y triste

La primera gota que brotó del techo de la cueva murió sola y triste por pensar que no había llegado a ser nada en la vida. Murió sin saber que la estalactita que ella fundó sería admirada por miles de personas. Hamid

Temporal

Se acercó a la fila pensando una excusa por si se encontraba a algún conocido. No se le ocurrió ninguna. Se colocó el último y deseó ser invisible pero no funcionó. Suspiró. Un hombre con traje leyó el miedo en su suspiro y le dedicó una sonrisa. La primera vez es la peor, le dijo, luego uno se acostumbra. Y a partir de allí se convirtió en su guía; ponte aquí, espera, coge aquí los cubiertos, allí la bandeja, vaya, otra vez lentejas, el pollo está bueno, nunca sirven vino... Se sentaron juntos, le presentó a otra gente que miraba el plato como si tuviera respuestas dentro. Comieron y su nuevo amigo le dijo; mañana te guardaré el sitio. Y él contestó; no hace falta, esto es temporal... El otro le miró a los ojos; te lo guardaré de todos modos, para mí también lo era. Laquesis

La sombra

Pase Cerrando un largo silencio empezó a relatar. -Me he dado cuenta que algo me persigue. No sé qué es, pero me sigue a todos lados. -¿Puede describirlo? Apareció el segundo silencio. Continuó -Tengo miedo que me devore. -¿Cuánto tiempo tiene persiguiéndolo? - Es algo difícil de saber. Creo que está merodeándome desde hace mucho tiempo, pero… hay algo más que sé. -¿Qué? - Creo que me persigue porque también me teme. Por eso pretende deshacerse de mí. Creo ahora entenderle. Eso de lo que usted huye es de su propia persona. Todos reflejamos una. –Lo miró alegre y continuó- Venga mañana y le diré como volver loco a su persona. Eso lo dejará en paz un rato señor sombra.

Clítoris

Quiso ser poeta para nombrar en flor a ese punto de partida del espasmo y el orgasmo. Pero no pudo.

Wenceslao

Vio que la vida tenía tanta belleza que decidió colgarse de un sueño atado al cuello para contemplarla desde fuera.

La sonrisa forastera

María se enamoró de la sonrisa del forastero. Le parecía que la expresión de su rostro era sincera e indiferente, no como los gestos fingidos de los otros chicos del pueblo. Para ella, los labios de aquel extraño parecían tallados en un mármol exótico y pálido, lo que trasladaba su imaginación hacia una aventura greco-romana. Aunque sólo le vio una vez, soñó durante años con encontrarle. A veces, le escribía cartas y las dejaba caer al río, rogando que las encontrase en el mar. Nunca se rindió. Ella sabía que, si tenía que casarse, sería con un hombre como él. Como ese forastero que, incluso colgado de un árbol, se tomó el tiempo necesario para sonreírle a la muerte.

El juicio

Se despertó con el revólver en su mano. Había logrado reconciliarse con el sueño antes que acumular el valor o la cobardía suficiente para halar del gatillo. Una parte de él se sentía decepcionada por esto. Había amanecido y sus problemas resplandecían con los primeros rayos de sol. Soltó el arma y se sentó sobre el borde de la cama. Sus pies rozaron el frío suelo y las botellas vacías de vodka. Un reflejo poco agradable de lo que se había convertido su vida en los últimos años. Agotado, se preguntó si existía otro camino. Los golpes en la puerta llegaron antes que las respuestas. El miedo fue desapareciendo, mientras las paredes se teñían de pinceladas carmesí. Finalmente, sintió paz.

Se pueden contar con una manito

¿Alguna vez han hecho una tontería? Quiero decir, una tontería de verdad. De esas que cada vez que recuerdas te produce extraños sentimientos. Al principio, te puede dar vergüenza o incluso repulsión. A veces, hasta te ríes y te dices a ti mismo, ¿En qué estabas pensando? ¡Pero que tontina eres! ¡Si, si! ¿Con la misma carita que le pones a un bebe cuando le haces ñoñerías? ¡Pues esa! Yo si he hecho una tontería, de hecho ya tengo tantas, que llenaría una lista entera de tonterías, que digo, ¡vamos! la biblioteca del Escorial se me queda corta. Pero esto chitón, eh? Aquí nadie sabe nada y si alguien pregunta, como mucho las que se pueden contar con una manito, ¿entendido?

Ellos le vieron nacer

.- Por una vez en la historia de la ciencia ficción, se hacía posible la realización del evento más esperado del siglo. Por fin, la tecnología nos daba paso a una de las tecnologías ya descritas por él ¿desde ya cuanto? ¿20 años? .- No, no. Por lo menos unos 50. .- ¡Por los tréboles del pescado! ¿Tanto tiempo ha pasado ya? Bueno, pensándolo mejor, ya nuestros padres lo conocían. Pero nunca había creído que era verdad. Siempre había pensado que se lo habían inventado para que nosotros no pensáramos que eran unos viejos anticuados. .- Quizás se inventaran parte, para sentirse identificados con la juventud actual, pero ellos también lo conocían, ¡Claro que sí! ¡Ellos le vieron nacer!

Magia

Es la segunda vez que te veo. No se nada de ti. A decir verdad es la tercera, pero la primera apenas fue un parpadeo. No se nada de ti y aun así absorbes toda mi atención. Hoy, tu cara brilla con luz propia, irradias simpatía, me atraes como un imán. Nuestras miradas se cruzan y creamos magia: Magia: Hecho o circunstancia no explicable mediante las leyes científicas, que genera en las personas implicadas, sensaciones o sentimientos tales como la felicidad, la euforia o la alegría desmesurada. Rara de encontrar, la Magia es un bien muy escaso en la sociedad. Suele esconderse en pellizcos, detalles o en pequeños momentos. No hay lugar a duda, me acabo de enamorar. Biez

Te quiero

Desde que existes en mi vida, yo no soy yo, soy una forma mejorada de mi mismo. Me complementas, me perfeccionas. Me regalas luz y complicidad. ¿Como expresar lo que no puedes explicar con palabras?. ¿Cómo hacerle llegar al mundo lo que sientes, si lo que sientes es perfecto?. Cómo conseguir que entiendas, de una vez y para siempre, que mi vida se a imprimado de la tuya. Que sin ti, solo soy una sombra de mi. Que la magia solo existe, si me coges de la mano. Te quiero cien veces, mil veces, un millón de veces. Te quiero exponencialmente hasta llegar al infinito, y a veces, incluso más… Eres tú. Nadie es nada, solo tú. Asúmelo; Te Quiero. Biez

El lugar de la herida

Lola cerró la puerta despacio, la suavidad es un requisito imprescindible para una huída. Tras aquella puerta vieja que hacía tanto que no atravesaba dejaba el cadáver de la que había sido su propia vida, la misma que ahora cercenaba con su marcha, fría y silenciosa como aquella madrugada que actuaba como único testigo. No sabía si correr o andar deprisa, la tensión y el miedo agarrotaban cada uno de sus músculos, pero consiguió llegar a la estación y al subir al tren éste le pareció el más bonito que había visto en toda su vida, sintió que ya no importaban los golpes, ni los gritos, ni aquella cicatriz en su mejilla, ya no le afeaban, ya no tenían dueño. Olivia.

Hambre

Silencio. Sólo el sonido de mi respiración. Al fondo de la cueva, una sombra avanza. Más allá, la luna me mira con pena. Sabe que voy a morir… Ya está aquí. Me hago el dormido y agarro el puñal con fuerza… Entre él y yo, sólo la piel de oso. Tengo frío. Abro los ojos. Se detiene un instante. Está asustado. Como yo. Hambriento. Como yo. Triste. Como yo. Al fin y al cabo, soy su mejor amigo.

Aquella noche

¿El final de la historia? No, el comienzo de la siguiente. A las diez quedamos en el puerto. Lo nuestro estaba clarísimo: ella me quería, yo la quería. Ella abandonaba al marido; yo… la Iglesia. Cambio dispar si luego me dejaba. Pero, bueno, sin riesgos, nada nuevo surgía bajo esa luna. Las once de la noche. El capitán apuró el ingreso. Retiraba ya la pasarela cuando decidí subir. ¡Mala suerte! Ni hambre ni sueño tenía. Quizás sed. En nuestra cabina ahogaba en alcohol las últimas ilusiones. Al quinto trago la vi entrar. ¿Para qué las palabras? Se durmió en mis brazos. Desayuna y vuelve ya, me dije, pero no volvió. Me dormí. En el próximo sueño la redescubrí… Toribio

Nueve

Lo mejor de septiembre es desnudar la mentira frente al espejo con una sonrisa excéntrica. Es quitarme, muy lentamente, la máscara que satisface a los demás. Es ver cómo, poco a poco, mi piel se blanquea hasta un fidedigno amarillo roto. Es palidecer hasta la autenticidad. Recuperar el verdadero yo aunque no guste a nadie, entre la exquisitez de cuatro paredes y un techo bajo. Es poder vomitar, gritar y escupir libremente sin las cadenas de la socialización. En septiembre vuelvo a ser el nihilista feliz que comienza un nuevo ciclo, igualmente a escondidas, pero con una protección absoluta: la ropa agorafóbica que cubre totalmente mi alma. IÑIGO MONTOYA

Infierno

Ayer al mediodía, después de salir de casa a toda prisa sin ni siquiera saludar a las chismosas del patio, giré por la esquina del supermercado y vi a Dios escondido tras la forma de un mugriento mendigo. Instantáneamente se paralizaron todos los músculos de mi cuerpo, pero en apenas unos segundos reaccioné hábilmente con un par de monedas repletas de clemencia. Al darse cuenta de que le reconocí, y de mi absurda estrategia, me sonrió resignado sentenciándome de por vida: “Ya es tarde, amigo. Tu destino está sellado”. IÑIGO MONTOYA

Amor en el blog

Todas las noches, y otras durante el almuerzo, entro en su blog para leer las cosas tan delicadas que escribe. Sus hermosos ojos me miran desde el “Perfil”. Estoy impaciente por ver que ha contestado a mis “Comentarios”. Mañana pasaré por una tienda de telefonía móvil; no puedo vivir sin escuchar su cálida voz y sus delicadas palabras. “Apaga la luz que es muy tarde”. Al cerrarse la puerta, de nuevo levanto la tapa del portátil: ella sigue ahí, sonriente, mirándome con esos ojos azabaches que se quieren comer el mundo. Mi corazón acelera el ritmo. Me estoy enamorando como nunca antes. Quisiera que esta dicha se prolongara. Amanece. TEODORO CAMPA

Horizonte

En el horizonte, el infinito y las pinceladas brillantes que el sol dibuja sin descanso sobre el agua. El oleaje, impulsado por una máquina que nunca se agota, nos parece la respiración desacompasada de un gigante, aunque acabamos por acostumbrarnos y oímos una sinfonía que no cesa de repetirse. Luego, en picado, una gaviota se lanza sobre el cristal del mar. ¿Dónde está el pez? Su blancura destaca, pero pronto la perdemos. Otras pasan buscando algo. Yo las sigo mientras mis pies se refrescan con el estertor de las olas. El cielo muestra su maravilloso azul; las olas baten la espuma, saturada de arena al acercarse a la playa; el rumor del oleaje te inunda y, al poco, parece desaparecer. Cinco gaviotas, que volaban en formación, se dispersan. Anochece. Azahar

Un momento inoportuno

La persona más maravillosa que jamás existió fue Lao B. Poseía un cuerpo perfecto, un don para las lenguas. Hubiera escrito las doce mejores sinfonías de la historia, explicado la trisección del ángulo y la teoría de cuerdas. Además amaba a la humanidad y hubiera fundado una religión mayoritaria que hubiera evitado cientos de guerras. Su zurda era impecable, su visión de juego sobrecogedora y podría haber marcado goles desde medio campo. Por desgracia, sólo dos personas disfrutaron de Lao. Sus vecinos de la tribu c¨hUng, que lo capturaron en una incursión y se lo comieron en el año 12374 a.C. Nansen

El beso de José

Jugaba a las canicas en el patio con los demás compañeros. Desde una reja me gritaron: ‘José, tienes visita’. Atravesé un corredor y, más tarde, una pesada puerta con cerrojo. Al verla me estremecí, con sus ojos humedecidos me interrogó: ‘¿por qué lo hiciste, José’? Porque iba contigo hacia el camino del canal, le contesté. Era el criado de mi padre, me comentó, y me acompañaba a llevar el almuerzo a los jornaleros. Pero iba siempre contigo, por eso le maté. No te pregunto por su muerte, José, ¿por qué no me besaste, después de muerto, si ya no había nadie para contárselo a mi padre?, me susurró entre sollozos.

La muerte del abuelo

Estaba muerto y ahorcado. Mi abuela me ordenó que subiera al desván para bajarle una sandía de las que guardaba escondidas en el trigo. La impresión fue escalofriante. Mi hermano lo había estado buscando toda la mañana por el corral y por toda la casa. Arriba no había subido porque la abuela le había contado no sé qué historias de un dragón y que se olvidara de ese bicho que no traería mas que desgracias. Mis padres, aunque al principio se negaron, le trajeron el lagarto como regalo de cumpleaños. Mi abuelo, lo supe después, había muerto, años atrás por la mordedura de un lagarto azul, pero mi abuela nunca supo que no eran venenosos.

Velo de novia

Mariana hermosa mujer. Desde pequeña le enseñaron a hacer sumisa, a no luchar ni por el respeto ni por dignidad que merecía. Su madre que trabajaba como una señora de la noche, nunca le aconsejo. Así pasaron los años y Mariana se caso con el primer pelagatos que se atravesó en su camino, navegando hacia lo desconocido. Al principio todo de maravilla, pero con el tiempo fue cambiando; el cariño de su marido se transformo en celos enfermizos dando como resultado un monstruo que desataba su ira en contra de ella. Una mañana en periódicos y noticieros se dio a conocer el asesinato de Mariana a manos de su marido, quien minutos después se suicido.

Como educar asesinos

Y de repente, murió. Yo no lo vi desde mi posición. La idea era arrojar el cadáver en una fosa común, o que este mismo se esfumase en el aire. Los demás, se alegraron profundamente. El muchacho está desolado. Lo que es la guerra, hace un rato disfrutaba de los golpes y de el honor de un héroe. ¡Que gozada!. Y ahora a la tumba, sin quererlo ni pensarlo. A saber la familia que deja el hombre sin alimentar. Si es que además, los participantes son expulsados como basura. Sin humanidad Hacen hueco, pasa el siguiente de la cola, inserta moneda, elije luchador, muere y se dibuja otra vez en la pantalla “Game Over”. -apretando con ansia la siguiente moneda-.

Vacaciones de lujo

Me gusta ir en verano al Gran Hotel, el más lujoso de toda la costa. Diariamente desayuno con champán junto a las piscinas de agua salada. A mediodía tomo el aperitivo en el bar tropical y luego me bronceo en las hamacas del beach privado. La comida, frugal y baja en calorías; no hago siesta, prefiero un masaje o el circuito termal para tonificar cuerpo y mente. Por la noche, en la disco al aire libre bailo hasta el amanecer; luego… Esta temporada casi todos los empleados son nuevos, pero el tipo de las tumbonas puede reconocerme. Me dejaré barba. En agosto hace mucho calor y en la cárcel más todavía. El irse siempre sin pagar es lo que tiene.

La caza de la ballena

El bar del hotel había ya cerrado y yo era el único cliente anclado en la barra. Entonces crujió el suelo y vi a un tipo con una pierna de madera paseando inquieto arriba y abajo. -Es el capitán Ahab preparándose para cazar a Moby-Dick, la gran ballena blanca -dijo el barman. -¿Aquí? -¿Dónde si no? Estamos en el Pequod, el famoso barco ballenero. -Y cómo piensa atraparla, ¿utilizando la pata de palo o con un anzuelo? -El capitán Ahab usa siempre un afilado arpón que arroja a quienes como usted no abandonan a tiempo su embarcación y osan burlarse de él. Salí huyendo despavorido. Luego, sosegado, sonreí. Original forma para desalojar del bar a los clientes irreductibles, sin duda.

Tormenta

Tomó el libro del estante y leyó: “…La tormenta estalló sobre…” De pronto, la estancia se iluminó. Como un disparo seco, el trueno retumbó en la biblioteca. El hombre cayó. Mientras expiraba, subrayada de sangre fresca, pudo leer: “…Vestida de agua y luz, la bala surgió de la nada… “

Re-volver

Aunque su beca en el extranjero acabó ayer, no sabía si estaría aquí para entonces. Quizá, sería mejor dejarlo así, que el azar, el destino, los volviera a encontrar. Aún así, consciente de esa posibilidad, eligió al autor favorito de ella pero equivocó el nombre y le dieron otro. Un texto de odio, de rencor, del tiempo y la distancia. Del dolor y la esperanza, del deseo de comenzar de nuevo. Cuando llegó, él ya lo había leído. Se miraron a los ojos, se abrazaron. Como para siempre. Alguien dice que vio a uno de ellos cómo le temblaban las piernas mientras el otro desfallecía… Hijo de la luna

De pitorreo

Llaman: -¿quién es?- me asomo y no veo a nadie. Vuelven a llamar, salgo rápidamente y, de nuevo... nadie. Estaré atento. A la tercera, enervado y enfadado, salgo del todo y pillo a una haciéndome la burla. La encorro hasta su casa y entro. Husmeo en las habitaciones más cercanas. No está. Crece mi interés y me voy a las del fondo, pero tampoco nada. Me pongo frenético a rastrearla con ansia. Desesperado, escudriño todos los rincones habidos y por haber. Finalmente, sudado y cabizbajo, vuelvo a casa pensando, que de nuevo, me han tomado el pelo.

Hoy

Hoy anduve buscando la calidez del mar entre montañas de nieve, caminé sintiendo el frío de la helada sobre mi pecho y refugiándome en la estancia de mis momentos, encendí un fuego que calentara vientos bañados por olas del pasado. En el buró del tiempo releo mi leyenda asomándome por ventanas empañadas y entornando los ojos… viajo a mundos de tonos azules, lugar de reposo de mareas que juegan a salpicar los recodos que me ensueñan con otras épocas… Hoy he deshecho la maleta donde tantas tardes veía caer la noche tras los cristales, creí que el camino me acercaría a ti pero removida por tormentas de verano me apoyé sobre piedras erosionadas para sostener la sombra de tu ausencia. Luna

lunes, 16 de abril de 2012

feliz antes de morir

Tenía ganas de bañarme en la playa. No pude remediarlo. Me quité la ropa ante la atenta mirada de la gente que pasaba por el puerto, y caminé hacia la orilla. Mis pies entraron en contacto con el frío mar, que acariciaba mis dedos como si de seda se tratara. El agua me llamaba. No había visto el mar nunca, y no volvería a verlo jamás. Mientras me zambullía entre las dulces olas, mi mente volvió a recordar. Me quedan dos días de vida. Pero no importa. Esto merece la pena. Merece la pena estar aquí entre el agua cristalina del mar. Como si de una sirena se tratara. El agua bañaba mi cabeza desnuda, sin pelo. Me sentía libre. Libre por una vez en mi vida, y feliz. Feliz antes de morir

Un gordo diferente

“Este gordo ocupa mucho lugar, debe comprar dos billetes”, nos responde el dependiente sentado en su taquilla. Desde que prohibieron subir botellas a los aviones, trasladarse resulta un tormento, sin hablar del gasto adicional que, dados nuestros limitados ingresos, supone un esfuerzo enorme. Igual da que vayamos en misión humanitaria, no hay descuento. Me encojo de hombros impotente asintiendo cuando mi socio me interroga con la mirada sobre qué hacer. No queda otra que pagar el doble. Atrás quedaron los tiempos en que viajábamos en alfombras voladoras tan ricamente. Aladino abre la cartera y saca la tarjeta de crédito blasfemando en arameo mientras yo deposito la lámpara maravillosa en el contenedor de reciclado.

Por la boca muere el pez

ME ABURRO… SOLO EN EL HOTEL Y ESTOY ¨PALOTE¨. VOY A PROBAR ALGO NUEVO. ME DESNUDO Y VOY A INTENTAR MAMARME LA POLLA. UFFF…NO LLEGO… NO HAY MANERA. ¡¡TENGO UNA IDEA!!! ANUDO DOS SÁBANAS, LAS ATO A UNA MALETA Y LA CUELGO DE LA LÁMPARA DEL TECHO. PILLO UN EXTREMO DE LAS SÁBANAS CON LAS MANOS, ME SIENTO EN EL SUELO Y LA MALETA SOBRE MI ESPALDA.SUELTO POCO A POCO… DESPACITO… Y NOTO EL PESO QUE DOBLA MI CUERPO.AAHH… DUELE UN POCO…OHH… YA CASI ESTOY…PERO, LA PUERTA DE LA SUITE SE ABRE. ALGUIEN VIENE, ¡¡MIERDA!!... MI MUJER Y MIS HIJOS ME MIRAN SORPRENDIDOS DESDE LA ENTRADA. SOLO PUEDO DECIRLES… - LOF FIENTO FUCHO.

Y por fin la democracia

Aquella noche Jaimito lloró de felicidad. Por fin lo había logrado. Todo su sufrimiento, toda su lucha había recibido la recompensa, la recompensa que toda buena obra se merece. Tras años de represión, de esclavitud, de palabras vacías, de acciones violentas que podrían encoger el corazón hasta al tipo más duro, por fin llegó el momento histórico perfecto, en el que cada ser humano tenía la oportunidad de ser feliz. Un momento utópico, donde apenas ya debía mejorar nada, salvo ciertos matices que las circunstancias provocaran. Aquella noche a Jaimito le dieron, por fin, la libertad… libertad de escoger en qué cárcel acostarse.

El maldito calabobos

—Pues nada, a cambiarse toca otra vez—dice Paco con aire resignado mientras se quita la ropa mojada—. ¿Qué otra cosa puede hacer? Por alguna extraña razón, a Paco, insigne pensador, catedrático, director, consejero, presidente, delegado, conferenciante, diplomático…, influyente columnista de prensa e implacable tertuliano televisivo, eminente personaje, en fin, a quien en realidad casi nadie llama Paco sino Don Francisco, la fina llovizna acaba siempre calándole hasta los huesos.

Abuelo 3G

Mi abuelo, si le aprietas la nariz te dice la hora, y si le tiras del meñique te monta a caballito. También cuenta batallitas sin pedírselo, se queja de los huesos cuando va a cambiar el tiempo y canturrea coplillas del año catapún si lo dejas solo. Está guay, la verdad, pero no tanto como el de mi amigo Carlitos. El de Carlitos, además de eso, juega al fútbol, monta en bici y baila moonwalk. Una pasada. Papá me prometió anoche uno igual por mi cumpleaños, aunque yo diría que no me estaba prestando atención. Poco después pellizcó a mamá en la oreja y a mí me mandó a dormir.

Jet lag

Soy una esclava circadiana, recurrente y atada a los ritmos biológicos. Todo en mí funciona sin solución de continuidad, cíclico y enredado en sí mismo, como un dibujo de Escher. El parto predijo mi futuro empeño por los bucles: en el delicado instante perinatal me enredé con el cordón umbilical y, desde entonces, la cronobiología tiraniza mi existencia. Hasta mi nombre, Ana Salas, reafirma el palíndromo que conduce mi vida. Aunque vivo en Guadalajara, el reflujo de mis propias mareas determina mi bajamar emocional, condicionando mi humor por el calendario celeste. Pero esta existencia sin azares se ha terminado. Hoy rompo con todo: voy a dar un giro de 360 grados a mi vida y todo comenzará de nuevo. Velázquez

La estrategia del paseante

La biblioteca cerró sus puertas definitivamente. Desentrañado y ausente el viejo lector se caló la gorra y, echando los hombros hacia adelante, metió las manos en los bolsillos del abrigo por primera vez en muchos, muchos años. Decidido a perderse en la ciudad; renunció a leer rótulos de calles, indicadores, planos de marquesinas,... buscando en su memoria, paso a paso, las palabras escritas por otros paseantes. Junto al mar se rindió, consciente de que, en la soledad, el recuerdo se pierde como el eco de los pasos. Mar

Grandes remedios

Un día llegaron, cucurrucucú, las palomas y remodelaron los edificios con sus excrementos. Alguien propuso que se importara una partida de gaviotas, ya que en otros lugares habían sido eficaces en cacerías de columbiformes. Todos votaron a favor. No tardaron en comprender que no había sido buena idea, pues gaviotas y palomas descubrieron lo bien que lo pasaban juntas moteando el cielo de máculas aladas. Entonces decidieron comprar cóndores amaestrados; cóndores que rápidamente olvidaron su misión y se dedicaron a atacar a los humanos en lugar de a las otras aves. Finalmente, los sabios vaciaron las arcas para pagar a los científicos que habían conseguido clonar pterodáctilos. Ahora, quien no tiene alas en esta ciudad es hombre muerto. Cian

Cantos de la laguna

Cada noche de aquel verano de mi juventud acudíamos a la laguna tú y yo. A escondidas, saltaba por la ventana para acudir a nuestra cita. Hacíamos el amor sobre una manta, que ocultábamos entre los matorrales, escuchando el croar de las ranas en la orilla de la laguna. No ha habido en mi vida como aquel sexo furtivo. Aún hoy no le he explicado a mi mujer porqué tengo una erección cada vez que oigo croar a las ranas. Max Estrella

retorno a San Javier

Debido a las intermitencias de la memoria con su naturaleza caprichosa y misteriosa, apenas conseguía recordar trazos, retales, una desordenada confusión de imágenes y sensaciones de aquellos veranos en San Javier. Por eso había decidido volver a sus arenas. Recordaba la escuela de vela, los patinetes y hasta alguna excursión a la Perdiguera. Pero habían pasado tantos años, y la mente es tan frágil a cierta edad, que no sabía cuánto había de cierto y cuánto de imaginación. Se sentó con fastidio en un banco frente a la playa de los Castillicos. Una vela latina sostenía el inmeso cielo desnudo que se iba inflamando con la tarde cuando el sueño fue venciendo a los recuerdos. Seudónimo: Playa Girón

Ilusión vampírica

A pesar de que tendría que estar necesariamente explosiva con esa batita que apenas cubría su exuberante desnudez, y por más que adoptaba todo el repertorio de posturas de esas que quitan el hipo, el espejo se empeñaba, inmutable, en reflejar sin más el estático y previsible saloncito de época. AJO Y AGUA

Llenando la hoja en blanco

En la inmensa pradera la gran manada se iba agrupando. Los artículos femeninos o masculinos no se separaban nunca de los más numerosos sustantivos. Alguno despistado se unía a un adjetivo que se encontraba cercano. El grupo de jóvenes determinantes se mezclaban, jugando, entre los pronombres y los adjetivos. Adverbios, preposiciones y conjunciones, ya resabiados, iban a su ritmo. Puntos y comas junto a tildes y otros signos revolotean sobre los cuerpos de la gran manada. Se podía distinguir a los líderes, los verbos, que empujando suavemente, iban ordenando en hileras a la gran manada sobre la amplia pradera que forma la hoja en blanco. Yrum, un beso

Alucinaciones

Mira, ¿lo ves? Viene todas las noches y se sienta a los pies de mi cama. Yo le digo que no quiero que venga más, que se vaya, pero él ni caso. Entra por la ventana, se sienta y se quita la cabeza que deja apoyada en la mesita o que mantiene sujeta entre sus manos. Después coloca las púas: una púa, otra púa, otra púa. Y en cada púa coloca una maceta con flores. ¿Las ves encima del armario? Una maceta, otra maceta, otra maceta. ¡Y yo no quiero flores! ¡Ni hombres sin cabeza! De esto que te cuento no le digas nada a tu madre que luego se enfada conmigo. No, abuela.

Lágrimas invisibles bajo sonrisa perfecta

Estaba en el suelo y parecía intacto. Creyendo que era un objeto y no una carta lo destapé, pensando que quizás contenía datos de su dueño y podría devolvérselo. Lo abrí, y para mi sorpresa, me cambió la vida. Era un papelito doblado por 4 lados, en el cual ponía: “Querido anónimo, hoy te toca sonreír. ¿Sabes? La vida es como un espejo, si la miras ésta te devuelve la sonrisa”. También decía que “Las lágrimas deben tener el poder de quedar invisibles bajo esa sonrisa perfecta”. Desde luego, me hizo sonreír.

Salón biblioteca

Fiel a la cita vespertina se dirigió al salón biblioteca. Al entrar dio dos pasos y al entornar la puerta vio en el suelo diversos montoncitos de letras. Eran de tipografías distintas. Letras y más letras. Observó que algunas de ellas quedaban desperdigadas por los estantes más altos de detrás de la puerta. Se hizo con una escalera de mano, subió los peldaños y cogió un libro entre sus manos, lo abrió y pasó las hojas una tras otra. Se trataba de un libro completamente en blanco. Repitió la operación con el resto de los libros. Nunca había visto nada igual. Buscó una respuesta para el extraño suceso. Allí pasaba algo raro y había que saber qué era. Sayagio

Un viaje imaginado

Éramos unos vecinos casuales. La terraza se distanciaba mucho de la nuestra en cuanto a su decoración aunque estuvieran pegadas. Pregunté si compartíamos portal, pero no era así. Sus persianas abiertas susurraban ausencias, ellas vestían mi intuición de su profesión o sus profesiones como parte de un camino con el único objetivo de ir recogiendo lo que se encuentran junto al riesgo de embarcarse y dejar, desnuda de objetividad, a la ambigüedad de toda existencia vivida. Quizás para estudiarlo, pensé. Quizás para observar y luego enseñar. Quizás por el simple hecho de viajar por viajar. Por Sedán.

Tres autores juntos

Al levantarse, Alonso Fernández de Avellaneda portaba su peto, una lanza, y en la cabeza la bacía. “Parece que vas de aventuras”, dijo Franz Kafka con voz ininteligible; porque se había convertido en un insecto monstruoso y grande, en la habitación contigua. A lo que Alonso contestó con la mayor naturalidad después de observarle: “He pasado mucho tiempo leyendo en la cama”. Y los dos estuvieron tiempo indefinido reconociéndose. Hasta que José María Merino llegó a poner orden en los Cien periódicos esparcidos por la estancia.

la vanidad tiene un precio

Veo dibujarse una sonrisa mellada en su acartonado rostro, cuando le digo que por fin he sido premiado para un concurso de micros. -Pero… ¿no todavía sigues con eso de la escritura? -dice, mientras descubre mi vanidad desde sus ojos hundidos y grises. -El jueves es la entrega de premios. No podré venir a verte –le aviso. Una estridente grabación anuncia el final de la visita. Arrastrando sus pasitos me acompaña hasta la puerta, donde se queda clavado. Lo dejo despidiéndome con su mano sarmentosa. Débilmente escucho: ¡suerte! Y yo corro a escribir este microrelato. Ahora que me ha hecho mella en el corazón.

Intocable

Hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Y la verdad, siendo sincero, debo reconocer que no me ha costado mucho trabajo convencerla. Pero, bueno, algo hemos discutido. Sobre la hora, el sitio. Lo de siempre. Y finalmente ha sucedido como en otras tantas ocasiones. Hemos reído, hemos llorado. Hay que aceptar que ha resultado como otras veces. Verdaderamente inolvidable. Y pensamos recomendarlo a nuestros amigos. Cecilia y yo hemos disfrutado mucho: hemos ido al cine. Esta tarde vimos en Metromar Cinemas, la película francesa “Intocable”, de Olivier Nakache y Eric Toledano. Dante

El huésped

-Mamá estoy preocupada por papá, hace una hora que he llamado por teléfono y no me ha reconocido. La madre, tragándose las lágrimas le contesta con palabras tranquilizadoras -Se habrá equivocado, pensaría que le querían vender algo. María deja de hablar con su hija y busca a su marido para desayunar juntos. Luego le enseña una carta que le había dado el día anterior y la empieza a leer en voz alta. -Me miro al espejo y no conozco al hombre que me habla y hace gestos. Pedro contestó con la mirada perdida –últimamente no comprendo las palabras, escribo y no sé su significado. María vuelve a leerla, muy triste, piensa en ese huésped, que le va hacer mucho daño.

Abajo la marihuana

¡Cuba qué libre es Cuba, quién la defiende la quiere más, qué libre es Cuba! --- ¡Cállate, coño, cállate!---le ordena asustado Juan a su primo Luis y… Demasiado tarde. La policía los intercepta. ---Identificación ciudadano. --- ¿Por qué? --- A ti por cantar. --- ¿Y a mí? ---Por seguirle la corriente y no decirle lo malo que canta. ---Pero…. ¿usted le va a hacer caso? --- ¡Claro! Son las tres de la mañana, no son horas de cantar. --- ¡No le haga caso, oficial! Cuando mi primo fuma marihuana, comienza a cantar mentiras. Grafitti

La mortaja

Amortajar y mortaja fueron palabras comunes en mi infancia. Mi abuela, a quien la guerra dejó huérfana; acortó su negro traje de novia y en la alargada caja del vestido, preparó su blanca mortaja. Entre papel de seda y con hojas de laurel; reposaban el blanco hábito de monja trinitaria y un llamativo escapulario de fieltro. Cuando en el pueblo, alguna mujer, aún joven o no previsora moría, la familia de la difunta acudía a mi abuela; quien no solo entregaba su mortaja orgullosa, sino que vestía también a la muerta. Al día siguiente, ya estaba en las monjas, midiéndose para una mortaja nueva. A los años que yo tengo ahora; mi abuela habíase ya compuesto cuatro mortajas idénticas. DOLORES MADERO

Mi sonrisa azul

He vuelto a ver a Benito. Su rostro cuajado de arrugas con sabor. Su pelo encrespado en sortijas plateadas que me pinchan entre los dedos. Sus orejas que destacan me hacen reír cuando me escuchan. Sus ojos marrones son abejas que laboran sin hacer ruido. Su boca grande con dentadura postiza, rosada que ríe. He vuelto a ver a Benito y todas las emociones que me conmueven hasta hacerme transparente. Su nariz chata, arrugada, grande de petete. Todo en él es enorme para dar amor. Viajaba en una nube y su sonrisa iluminaba el cielo y le daba hoy ese tono azul tan especial que tiene.

El ave fénix no resucita

El ave fénix es la leyenda de la mitología que más le gusta a Pandora. Resucitar de las cenizas. Alzar el vuelo majestuoso, mágico, mítico y surcar el cielo más fuerte que nunca para no pagar el precio de la lucha con el corazón. Pandora va en busca de una cueva que la sirva de refugio, para renacer .Pero algo va mal. Uno de sus brazos se estrella contra el pavimento. Y luego el otro. Van cayendo trozos de su cuerpo. El ojo, carne de la pierna. Ya sospechaba que esta ruptura no era igual. Sabía que no iba a saber recomponerse. Por mucho que el Ave Fénix siempre la hubiese inspirado.

Nuestro fin

Qué día más triste. El tiempo pasa, marcado dolorosamente por ese reloj de pared que tanto odio y que nunca me molesté en quitar. Te has marchado, cariño. Nunca llegué a conocerte, pero te amé con toda mi alma más de lo que creía posible. Nunca llegué a tocarte, nunca pude verte, pero cada noche soñaba contigo entre mis brazos tibio, suave, hermoso. No eras nada y para mí, lo eras todo. Dicen que debería hacerle un reciclaje a mi vida y empezar de nuevo. Pero hijo mío, no hay cura posible para el dolor de saber que te moriste en mis entrañas, que ya no existes en mi vientre, que no te veré nacer. No existe consuelo para mí… Gwendolin

Parte de mí

Había soñado tantas veces con este momento… Llevaba tanto tiempo imaginándote… Y ahora, estás aquí. Empezaste siendo una pequeñez insignificante dentro de mí que, poco a poco, fue cobrando vida por sí sola, sin que apenas me diera tiempo a decidir si deseaba o no darte permiso para ello. Y comenzaste a dominar, lentamente, todos mis pensamientos, cada parte de mi ser. Sin darme cuenta ibas tomando forma y yo me iba identificando contigo un poco más; es inevitable cuando se tiene algo tan dentro y es tan sumamente tuyo. Y ahora, por fin, estás aquí, caliente aún. Has convertido mi alma en papel y tinta, una cosa tan común para todos y tan especial para mí: Mi primer libro. Luz del Alba

Última desazón

Quede constancia, por la presente, de mi total incapacidad para escribir un cuento que supere las 120 palabras, ¡y sabe Dios que lo intenté!; los que salieron buenos se alargaron demasiado, y de los cortos, bueno, sobre esos mejor callar… En todo momento me fueron negados el estro, el duende, el numen. Podría incluso decirse que encarno la Némesis del arrebato creador, de la que nadie se acordará aun cuando haya desaparecido. Así pues, no se culpe a nadie ni se responsabilice de mi muerte a otra que no sea mi propia impericia. A buen seguro el mundo no lamentará este ajusticiamiento, más siniestro que poético. El gato se llama Vogler, la perra, Mandarina. Denles alimento y caricias.

La espera interminable

Recuerdo con rencor aquellos días de tristeza ; quería redimir la imagen de la llegada de los barcos pesqueros al amanecer. Eran barcos tan viejos como ese mar que evocará para siempre el recuerdo de mi niñez silenciosa. Como cada mañana esperé el regreso de mi padre. Reconocí su figura en la distancia. Su rostro parecía de mármol y su mirada ausente , como si tuviera los ojos de cristal. Agité mi mano pero él permaneció indiferente. Mi madre se acercó sollozando y me apretó contra su pecho. Me exasperaba esa vivencia secreta, irreconciliable con el resto del mundo. -Mamá ,lo he vuelto a ver… -Vamos, hijo- .Ya sabes que está muerto…Déjalo hacer sus cosas en paz… CRUZ RÍOS

La losa

Mi novio era inventor. Inventaba su vida a cada instante. Su estratagema no daba siempre resultado, pero eso él no lo sabía. O no lo quería saber. Simplemente creía que los demás creían. Mi novio no creció a tiempo, de modo que tuvo que cargar con la losa de su niñez toda la vida. Era un niño embutido en piel de adulto. Y con ese lastre no es fácil caminar. Así que, para ocultar sus temores, sus inseguridades, lo que en realidad es, inventa. Inventas una identidad cada mañana y te la calzas junto a los zapatos. Lo peor son las noches. Entre sábanas, lo que querrías ser y lo que eres se confunde. Y sufres.

Carta póstuma a Chejov

Entré en una Librería, cuando para mi sorpresa allí estaba el libro que un día quemé en el fuego. No hubo aplausos ante tu obra Tio Vania. Las calles de Celenque se visten de guirnaldas y de cortylandias. Seguro que en Yalta la gente no se viste de luz. Nunca me llevaste. No sé que regalarte por reyes, me tienes realmente abandonada. Pensé en una estilográfica Waterman's Ideal Fountain Pen. Desistí porque creo que en la oscuridad no podrás escribir. Tengo tu manuscrito entre mis manos, ya es casi un incunable. Marina en primavera. Me mira, me sonríe haciendo una voltereta en el aire. El frío se mete por mis tuberías. Voy a pagar, de nuevo una sonrisa lisonjera me avisa de mi desmemoria. Tú obra desprende fuego. Será un éxito entre los tuyos. Olga Knipper

Confidencias sin palabras

Ella bebió un corto sorbo de su manzanilla, ya casi fría, y él, sentado a la misma mesa del vagón restaurante, enfrente de ella, acercó los labios a su té, todavía humeante. Silenciosos hasta entonces, de pronto ella miró al desconocido y sonrió. Él le devolvió la sonrisa. En ese instante, con toda seguridad, uno de los dos habría dicho algo al otro si el tren no hubiera entrado en un túnel, oscureciendo el vagón durante un largo rato. Al salir, en la taza de té había rastros de carmín; en la de manzanilla estaban borrados. Y los asientos aparecían vacíos. Charul

Un zombie en el monasterio

Para evitar estrangulamientos, dada la tendencia del nuevo huésped a apretar el cuello de los frailes, le vendamos las manos con trapos, formando una bola en cada una de ellas. Su costumbre de caminar con los brazos extendidos nos hizo pensar que su visión era escasa y los lentes que con rafia le sujetamos a las orejas no fueron solución, ya que lentes y orejas terminaban colgando del harapiento atuendo que sustituimos con grandes penurias por el hábito del difunto abad. Terminamos encontrándole acomodo como percha de colada, que terminaba en el suelo cuando entraba en un extraordinario trance en el que daba unas piruetas que nos hacía aplaudir arrebatados. (Por Eorl Ferreira)

Camorra

Le habría gustado fotografiar a las nueve víctimas para regodearse con la visión de las mismas, pero tenía que conformarse con el recuerdo del satisfactorio acto de venganza e imaginar las siluetas dibujadas con tiza blanca en el pavimento. Había sido ridiculizado a causa de la salchicha de un perrito que se quedó pegada a sus mandíbulas como un tofe, sobresaliendo a ambos lados como los bigotes de Fumanchú. Efectuó su venganza engatusando a sus rivales con peces tóxicos procedentes del arroyo de la planta química y banquetes nocturnos en el descampado. Se atusó los bigotes, estiró sus patas traseras alternativamente y se lamió con meticulosidad, cuidando de no dejar nudos en su lustroso pelaje negro. E. Ferreira

Consumidor fiel

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias, que no son muchas, pero eso sí muy estudiadas y listas para entrar a operar tan pronto el asunto en cuestión lo requieran. A mí no me queda más remedio que ser sufridor si soy el objetivo de las mismas, que suele ser el caso. Como eso sucede muy a menudo, en los últimos años mi barriga ha alcanzado un volumen protuberante, fruto de mi estrategia, única, para aplacar las suyas, sentarme frente a la barra del bar cerca de casa consumiendo mi cerveza favorita. Antusas

Las funciones

Esta noche pasada soñaba que era un mago famoso viajando por Europa, haciendo el número especial en funciones que me iban haciendo muy conocido a lo largo y ancho del continente, el del cubo que se llenaba de agua con solo mirar su fondo. El caso es que yo en el sueño no paraba de hacer el truco, y los cada vez más asistentes a mis numerosas funciones no paraban de especular para descubrírmelo. Entre tanta función no tenía tiempo para despertar del sueño, que sólo fue posible cuando el martillo golpeó para dictar sentencia; mi cliente obtenía la absolución durante la función del señalamiento y yo volvía a la realidad, que no era mágica. Barro

La cantera de Diógenes

Perdieron el campeonato del Mundo en la tanda de penaltis. R. golpeó el quinto tiro tan flojito que no llegó a alcanzar la portería. Rodeado de micrófonos camino de los vestuarios, afirmó cínico: "Sí, reconozco que lo hice intencionadamente. Estoy ejercitándome en fracasar".

El arte de la espera

La veteranía de Julián le otorgaba el grado de especialista. Al entrar en la oficina del INEM todos le saludaban. Fue uno de los primeros en amenizar la espera leyendo un diario. Desbordante de creatividad: introdujo la silla plegable, la posición en cuclillas, de espaldas, a la pata coja, los estiramientos musculares… Propuso, y llegó a organizar, colas de a dos, a un metro de separación, con DNI en la mano, sin DNI… Era habitual que el funcionario de la ventanilla lo felicitara: “¡Buenos días, don Julián! ¡Gran cola la de hoy! Veo que sigue en paro. No desespere. Ya le digo… ¡Fue una cola excelente!” Evaristo

Olvido

El tipo olvidó el nombre de su mujer esperando a que el semáforo se pusiera en verde. Justo en el momento de agarrarle la mano para cruzar la calle no logró recordar aquella palabra. Al llegar a la otra esquina seguía intentando resolver el enigma sin éxito con la mirada perdida en algún lugar del asfalto. Se detuvieron ante el quiosco para comprar el periódico y un par de revistas. Miró hacia todas partes buscando a su mujer pero ya no la vio, se preguntó entonces por qué una desconocida le cogía de la mano ahora y le susurraba lo mucho que había envejecido el quiosquero en tan poco tiempo. Yoga

Un día cualquiera

Sus ojos mostraban odio. Un odio inyectado en desprecio. Sus fauces segregaban furia y ardor. Esos ojos, que todo lo huelen, que todo lo intuyen y que de todo te defienden. No podía ser que nadie supiera más que Tristán, enjalbegado en venganza, que ese hombre no cumplía con su deber. Ese hombre pegaba a su mujer y sus hijas todas las tardes cuando regresaba borracho del bar, sin dejar más huella que su tiranía. En silencio se apoderaba de sus gemidos y sufrimiento. Sin embargo Tristán, con nombre de perro y pezuñas, entendió lo sucedido. Arrancó toda su fuerza en el salto y atacó al enemigo. Una mano menos que golpeara. Una denuncia inusual a su amo. Un sacrificio. Seca goleta

Fiel a su vocación

Buscar empleo durante una crisis económica es especialmente duro, por eso, me aconsejaron que me dedicara a algo que me motivara. Pensé en embarcarme en un proyecto individual, un negocio donde pudiese aplicar mi sobradaexperiencia. Para buscar posibles clientes me dirigí a un importante periódico de tirada nacional y publiqué un anuncio claro y conciso. “Se ofrece asesor para asesinatos y extorsiones. Otros delitos, consultar. Precio a convenir. Total discreción”

El lobato y la caperucita peliculera

Erase una vez en un valle de la Sierra de Andújar, una muchacha que se llamaba Caperucita. La niña iba a la escuela, y sino ayudaba a su madre cuidando a los animales, regando el huerto,.. Un día de Luna llena la madre de Caperucita le mandó que llevara una cesta de provisiones a sus abuelos, que vivían al otro lado del bosque. -¡Caperucita recuerda de ir por el camino que bordea el bosque, no vayas por el rio! Caperucita se olvidó de los consejos de su madre y tomó el sendero del rio … De repente…-¡Aaaaaa! ¡Perrito! Gritó Caperucita., era un cachorrillo.. estuvo jugando con él y le dio casi toda la cesta de comida,… El sol se empezó a poner y decidió seguir, pero el perrito la seguía… -¡ Abuelita , Abuelita! Mira lo que te traigo! dijo la pequeña al llegar a la casa. -¡Eso es un lobato! dijo la abuela-¡ Niño, saca la mula que tienes que llevar a éste pequeño con su madre, antes de que se enfade y venga a buscarlo! El resto del cuento es que el Lobato volvió con su madre y caperucita a lo largo del camino a casa, a lomos de la mula, se inventó una historia con un lobo feroz que se comía la cesta, su abuelo disparando para salvar la vida de su abuela,…

Fruto maduro

Soy fruto de árbol terrenal, destinado en la breve y caduca temporada, esperando su momento para caer al suelo; maduro, en la que una vez muerto consigo pasar por tu sistema productivo y termino siendo un básico brevaje en tus labios. ¡Que te aproveche mi amor! Xavivi

Tienes un e-mail

Comenzamos a escribirnos un 25 de Febrero, tras un sinnúmero de inconvenientes que el chat, lugar dónde contactamos, nos puso de por medio. No nos resistimos a las dificultades de las nuevas tecnologías para entablar comunicación y nos dedicamos a bombardearnos con emails, a través de los cuales nos fuimos conociendo…Mi buzón de correo recibía asiduamente un mensaje de ese hombre interesante, periodista de profesión, gallego de nacimiento y leonés de adopción y un enamorado del séptimo arte. Enseguida supe que su pasión sería la mía. Cada día, cada email, eran un regalo.

Sabor a martes

Entonces es martes, seguro, por lógica. Como cada semana, acudía a su entrañable cita gastronómica cuyos mejores ingredientes eran, sin duda sus especiales alumnos con Síndrome de Down de la clase de cocina. Todos esos martes “dulces”, “salados”, “enharinados”, “sin frituras”, “muy horneados”, se convertían en una nueva experiencia culinaria para esos intrépidos y aventurados pupilos, perfectamente ataviados con su gorrita y mandilón blancos que esculpían con sus manos los trocitos de masa esparcidos sobre la mesa con formas de luna, corazón, árbol, osito, elefante…, y se peleaban por preguntarle a su profesora de Dietética y Nutrición: “¿he comido bien?”

viernes, 13 de abril de 2012

RECORRIDO IMPREVISIBLE

Meteorológicamente previsible, inexplicablemente mágica, cae sin más, Su recorrido es, en ocasiones, demasiado breve; su fenecer inesperadamente rápido. Otras veces su periplo es largo e impredecible. Se detiene en un pétalo y se envuelve de seda; y sigue resbalando, cristalina, enredosa, por las protuberancias de hojas y de tallos. Otras lame despacio cristales y cornisas, farolas y paredes, o se contagia un poco de la sal de la vida, de una nariz, de un labio, del inicio de un cuello. Su presencia trasciende a la simple materia, y antes de su muerte deja en muchos adentros placidez, o nostalgia, sorpresa y poesía.. ¡Ella! que solo es una gota de lluvia cotidiana, inexplicablemente mágica y meteorológicamente previsible. Fdo.: CASASOLA

MEDIDOR DE BESOS

Nadie imagina qué dificultad entraña este oficio. Lo de menos es cuantificar el tiempo que duran los besos. Los hay de milésimas de segundo; de solo rozar los labios; de bocas unidas largas horas. Pero cómo medir la ternura en unos labios; la reconciliación de unos besos; la pasión la primera vez que se rozan; el susurro que se entremete en la saliva… Tengo cientos de cachivaches que me impiden moverme por la casa. A veces, con suerte, consigo medir la mentira en los besos, la desesperación; pero es un oficio tan difícil que ni siquiera puedo enseñarlo a alguien. No sabría cómo, pues en sesenta años que tengo jamás la vida me regaló unos labios. CASASOLA

CONSEGUIDO

Cuando escuchó el disparo echó a correr. Un sudor frío le recorrió el cuerpo. No quería mirar atrás, pero le venían pisando los talones. Sentía la respiración de alguien a su espalda. Miró de reojo y allí estaba. Pero no se rindió, siguió corriendo y en un último esfuerzo entró en la meta con una sonrisa en los labios. Lo había conseguido.

jueves, 12 de abril de 2012

Rosas

Observa fijamente cómo giran su camisa y su pantalón, entrelazados con la ropa de los cinco compañeros de piso. La monótona rotación vierte poderes hipnóticos sobre Wasim, que rumia ensimismado su nostalgia. De pronto abandona Turbocolada y salva al galope la distancia hasta el Paseo Marítimo. Una poderosa ola lo sumerge en remolino hacia el fondo del Mediterráneo. Sus vías respiratorias se inundan poco a poco. Terminan así por siempre las miradas desdeñosas de los camareros, la infinita indiferencia de los clientes. Un pitido alerta a Wasim de que su colada está lista. Aturdido, la recoge y sube al piso patera. Esta noche volverá a ofrecer rosas. Rosas en venta por amor a su familia, que quedó en Karachi. Nuak

Razonable elección

Estaba mirándose en el espejo cuando lo vio, parado, justo detrás de ella. Miraba con adoración la imagen reflejada en el cristal azogado, la de una belleza exuberante, deseable. Ella vivía el esplendor de su extraordinario atractivo femenino, él era ya un anciano decrépito, completamente desdentado. A ella la acosaba una legión de pretendientes, pero lo eligió a él. No era hombre que poseyera riquezas, pero tampoco tenía dientes. -Estoy harta de vampiros- dijo para sí misma en voz baja, mientras se arreglaba ante el espejo el foulard alrededor de su esbelto cuello, marcado por unas pequeñas cicatrices en su base. Luego, se volvió hacia el provecto admirador, y le sonrió seductoramente. Dados

El tren más largo del mundo

Subí al tren dispuesto a disfrutar de “La vuelta al mundo en el tren más largo del mundo”. Una vez arriba, se oyó por los altoparlantes: “¡Atención señores pasajeros!: tengan a bien tomar asiento, para que así el tren pueda iniciar la marcha. Muchas gracias”. Entonces miré mi boleto y me di cuenta de que me había tocado el último asiento del último vagón. Por más prisa que me di, me llevó casi dos años llegar a él. Cuando por fin llegué, allí me esperaba un inspector, quien cortésmente me invitó a bajar, diciéndome que ya había completado el viaje. Stirner

Ah ladino

Cuando el genio de la lámpara me ofreció tres deseos, le dije que me bastaba con uno y me concedió mi anhelada máquina del tiempo. Desde entonces no hago más que pedirle deseos. Stirner

Tan solo por un segundo

Desde aquel momento, cuantas veces me he preguntado ¿qué fuerza puede tener una mirada?, porque la tuya desmanteló mis pilares, mi organigrama perfecto, mi equilibrio, mi sensatez. Ella fue la responsable de todo, ¡Dios que osadía!, yo tan segura de mí misma, y ella va y me destruye, relegándome al vacío, a la oscuridad; la extraño y a penas la conozco, aunque la reconocería entre miles. Ella, la causante de mi nostalgia, nunca sabrá hasta que punto me poseyó, pero ya nunca se fundirá con la mía, yo debo seguir el camino trazado. Aunque por un segundo me hubiera entregado a ella, cuando no fui capaz de controlar mi cordura, pero el raciocinio volvió, y la ahuyentó de mi lado.

Bye bye pelos

Me levanto de la cama, y observo que una maraña de pelo ha quedado dormitando en la almohada. Parece que anoche bajaron por el tobogán de mi nariz y salieron al recreo todos juntos cantando al son de Trágala Perra. En los mentideros de Madrid se reúnen por la noche para hablar de las emboscadas que harán a mediana edad. _ Hay que acabar con las cabezas gobernantes_ grita uno, mientras se tiñe de blanco. Un pelo toma la delantera, cruza fronteras y atrapa un trozo de tiempo, ha logrado colorase en la República. Allí Maura se debate con la Kent. Muchos pelos juegan en el lavabo de la residencia de Señoritas. Un liceo de pelos sonríe escuchando a Lorca. Y es que cuando un pelo se vuelve revolucionario no hay quien le detenga. La alopecia universalis una señorita letrada se ha hecho dueña del frente popular. Hay pelos sufragistas. Uno quiere votar, pero tan sólo rebota en la pared. La peluquería abre sus puerta, y una colección de pelos alborotados gritan enfurecidos: _ Anda y que te ondulen con la permanente y "pa" suavizarte que te den con crem_ Las cabezas han quedado arrasadas. Una canción de fondo se escucha en la ciudad: Bye, Bye pelos.

Ese otro mi desconocido

Al robar el bolso y correr presentí su profética y autoritaria mirada. Velozmente superé varios obstáculos. Entonces me descubrí detrás de alguien que intentaba huir. El me miraba con preocupación porque sabía que mi deber era recuperar lo hurtado y apresarlo. Saqué el revólver. Intentaba atraparlo, pero como una sanguijuela, se escabullía entre la gente. Atemorizado, sudoroso, confundido, disparé al que me perseguía. “esta vez no te escaparas”, escuché a mis espaldas. De pronto sentí la bala y algo caliente se escapó a borbotones de mi pecho manchando mi uniforme. Mire para atrás y no había nadie. Una vez más el ladrón huía y estoy seguro que esta vez huiría para siempre. El nazareno

En nombre del amor

Ella dijo: “Mátame”. Yo: “Cómo que mátame, ¡mujer!”. El río avanzaba rezagado. La noche escondía la complicidad de mis manos. Ella: “Aprovecha amor es nuestra última oportunidad”. Yo: “Déjate de cosas”. Ella: “No existe otra forma para rescatar la tierra de los hijos”. El río insinuaba complicidad. La noche rezagada escondía sus nefastas intenciones. Mis manos entonces cogieron su heroico cuello. Mis ojos desorbitados, apañados por la impaciencia, presionaban y presionaban. Ella, pelo rubio, nariz aguileña, pechos inmensos, no ofrecía resistencia. Yo, loco perdido, poseído. Y ella ahí sin vida, mirándome desbocado por someterme a semejante locura. Y yo, gracias a su sacrificio, dueño de aquel territorio que solamente podría arrebatarme la insensibilidad oscura del Seguro.

Los dedos vacíos

Cinco son los dedos de la mano que lleva el anillo de bodas. Cinco las hermanas que conviven juntas. Cinco las almas muertas, yermas, que - solitarias - cada noche, en la oscuridad, aferran despiertas sus pensamientos en sus cinco amores, para satisfacerlos en el arrebato de su carne. Cinco que, ocultándose unas a otras, descargan con insolente osadía la fogosidad en sus imaginarios amantes, que dormitan lejanos, desconocedores de las caricias que se aproximan a la lujuria. Cinco puritanas y pudibundas mujeres que consiguen evanescer sus inquietudes de febriles fantasías, escudándose en el sempiterno celibato, cuando - insumisas - sueltan liberadas los resuellos de sus alocadas pasiones. Cinco dedos de cinco mujeres, vacíos de los anillos del himeneo.

un mensaje que entregar a algún aventurero

El enfurecido oleaje me mecía en un vaivén de movimiento. Yo resistía con honor todo aquel ajetreo, pero esperaba impaciente que algún aventurero me rescatara para leer mi atesorado secreto. De pronto, la solida arena con mi cristal arañé y en las manos de un muchacho al final acabé. El muchacho mi tapón descorchó y de mi interior mi más preciado secreto atrapó. “Dicen que el mar lo devuelve todo…”. Comenzó a leer. Pero después, de sus manos me resbalé, y una vez más, al fondo de mi querido océano regresé.

Una noche inesperada

Fue un instante, pero ese instante cambió su vida. Había salido a bailar sin muchas esperanzas, sabía que volvería sola a casa como siempre, pero ese día iba ser diferente, solo que ella aún no lo sabía. Bailó toda la noche como si se fuera a acabar el mundo, lo vio bailar e intercambiaron una mirada cómplice, ella pensó que no pasaría de ahí. Hacia el final de la noche, él se acercó a ella con la excusa de ponerle un pin de la fiesta de ese día, ella no se apartó. La invitó a un baile. Sintió la música y el calor de su cuerpo. La miró, le sonrió y la besó suavemente. Ahí cambió todo.

Momentos

Hay momentos en los que no se como sentirme... Aliviada? Extrañada? Egoísta?, no lo se.... es increíble, todo lo que crees compartir, en un instante se termina y no hay vuelta atrás..... He ido a vivir en una casa diferente, en un lugar extraño, pero este lugar me da paz y hace que me sienta bien, cuando no pienso en ti. Sé que no te alegras por mí, y me duele pero yo tengo que seguir con mi vida y estar bien. Aquí, no hay nadie que me diga lo que tengo que hacer, me muevo por instinto y procuro cuidarme. Sé que llegará el día en que me levante y me sienta yo misma otra vez , mientras tanto….

Molly Malone

No es extraño encontrar en los pubs de la vieja Irlanda quien afirma haber visto a la bella Molly Malone empujando su carro con mejillones y berberechos en una esquina de la ciudad de Dublín. Y cuando algún turista, movido por la curiosidad, pregunta como es realmente la legendaria pescadora fallecida hace más de trescientos años, éste responde con sorna: De bronce, querido amigo, toda ella es de bronce. Mateo Río