CONCURSO PATROCINADO POR HOTEL MAR MENOR

El hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera apoya a las Bibliotecas de San Javier en la promoción de la creación literaria y te dan la bienvenida a este concurso.























miércoles, 28 de marzo de 2012

72 horas

Afirmaron que el cambio llegaría tres días después. Nos mintieron. Saltaron mil alarmas. ¡ PELIGRO! ************ -Inminente paso al nuevo estado. Tranquilidad, residentes. Todo irá bien.- dijeron por megafonía minutos antes de que una abrasadora nube ácida cayese, a plomo y por sorpresa, impregnando el ambiente de un nauseabundo olor a amoníaco. ************ Dolor monocromo... Vacío. Intentos desperados de huída... Angustia. Olvidos imperdonables... Mucha prisa. Almas abandonadas a su suerte... Demencia. ************ -Proceso completado con éxito. ¡Rápido, cerrad las compuertas!- ordenó una voz metálica. - Por fin pertenecéis al precipicio, residentes...¡Enhorabuena y bienvenidos a “Odal Orucso”!- fueron las palabras de recibimiento de un hambriento Caos que, sin dudarlo, mordisqueó nuestros espíritus debilitados, celebrando así su victoria. ************ Retorno imposible. ¡TERROR! LIndastar

I+D

En el reino de Fut, el cual esta más allá de los frondosos bosques de Nubia, se anunció a bombo y platillo que habían inventado y desarrollado unas balas que no daban en ningún blanco; y, que en aras de conseguir un mundo menos violento, iban a equipar a su ejército con esa nueva munición. Cuando se conoció la noticia a nivel mundial ocurrieron dos cosas notables. Primero. Se le concedió al inventor de forma unánime el premio Nobel de la paz. Segundo. El reino fue invadido por sus vecinos más cercanos. Munchausen

Ciento diez palabras incluido el título

Acabo de ganar un certamen de relatos cortos basado en el estilo minimalista. El tope de su extensión eran cincuenta palabras; pero algunos de los relatos solo tenían quince. Incluso había uno de tan solo siete palabras. Eran directos e incisivos. Carecían de elaboradas introducciones y complicadas tramas, se evitaban adjetivos calificativos y sinónimos que lastraran el desarrollo, se ignoraban puntos y comas para dar fluidez al relato; el finalista, en un acto de genialidad prescindió del texto y solo planteo un titulo. -“¿Qué como le gane?” Sencillo…, no me presente al certamen. El jurado lo considero de una extravagancia rayana en lo soberbio. Korsakov

Un corazón rojo

¡Hola! Quería un corazón. Uno bueno, por favor. No quiero que tenga muchos sentimientos. ¿Amistoso? Lo suficiente. No lo quiero grande, lo prefiero pequeño, así será más inteligente y se esconderá mejor. ¿Capacidad de amar? Déjeme ver… la mínima posible. ¿¿Tanto dura un corazón?? No, yo quisiera tenerlo unos 30 o 40 años sólo. Bondad, caridad y ese tipo de cosas no me ponga, he oído que no está de moda tenerlas. Y por último, una de las cosas más importantes para vivir, lo quiero rojo. S.H. Beauchamp

Aisha

Aisha se convirtió en mi ángel desde el momento en que nací. Su rostro “empañolado” que por puro azar ayudó a traerme al mundo, fue lo primero que vieron mis ojos al abrirse en medio del aroma de las cocinas que formaban aquel patio vecinal. El destino quiso que yo decidiera venir a la vida con prisa. Mi vecina, alguien que no había estudiado nada en los libros pero partía de la experiencia de alumbrar sola y en casa a tres soles de criaturas, fue la mejor comadrona. Podría decirse que nos sentimos siempre en deuda con ella y que a partir de aquel encuentro fortuito nuestras familias comenzaron un camino con cientos de páginas escritas sobre la memoria. Sofía Soto

La lechera

Sabía que aquel juez con el que acababa de irse a la cama le podía ayudar. Sabía que formaba parte del tribunal de arbitraje que debía resolver la querella que le habían interpuesto. Sabía que, si lo satisfacía, le permitiría continuar su carrera de famosilla de tres al cuarto. Sabía que si le placía en todo lo que le pidiese, no engrosaría la nómina de acusadas de un juzgado de provincias. Sabía que si superaba aquella dolorosa estación de su particular vía crucis, el dinero y la fama llamarían a su puerta. Sabía todo eso y planeaba mucho más, pero lo único que ignoraba era que nada más colocarse encima de él y empezar a cabalgarlo, la vida del juez, como una jarra de rica leche, se había roto en mil pedazos, haciendo añicos todos los proyectos que ella había imaginado para su gloriosa existencia. Lucan

Mía

La primera vez fue una bofetada por censurar a su madre. La segunda la derribó de un puñetazo porque la comida estaba fría. La tercera la emprendió a patadas; su equipo había perdido y ella le recordó que debían dos meses de alquiler. La última le rebanó el cuello; acababa de anunciarle su intención de abandonarlo. Entre la primera y la última mediaron dos años en los que ella sufrió en silencio con la esperanza de que cambiara, de recuperar al novio enamorado, al marido atento, al padre cariñoso de los primeros años. Cuando yacía en el suelo con la vida escapándosele por la garganta, él la miró con enojo y dijo: -Sabes que no puedes dejarme. Eres mía. Laura Lago

La rubia de Kennedy

Si vas por Avenida Kennedy y ves una rubia de abrigo de piel blanco haciendo dedo, no la lleves. De lo contrario, la señorita se pondrá a gritar y llorar antes de desaparecer fantasmagóricamente de tu auto. Este caso explotó y se hizo popular en 1979 con decenas de denuncias en la comisaría de Las Tranqueras. Un año antes, una chica había muerto tras una cena con su pareja, en un accidente automovilístico en dicho sector, en las esquinas de Avenida Kennedy y Gerónimo de Alderete ¿Coincidencia o no?. El diario “La Segunda” afirmó que un familiar de la víctima, había llamado para ratificar el hecho: La mujer era Marta Infante que trabajaba en la Corporación de la Madera, y murió el 8 de agosto de 1978. Una de las versiones de la leyenda de “La Rubia de Kennedy”, del folclor chileno urbano contemporáneo. Corría 1979 en Santiago de Chile, y Verónica, bruja centenaria y novia errante, se aparecía y desaparecía por las esquinas de Kennedy, entre Américo Vespucio y Gerónimo de Alderete. De ahí los diarios la apodaron “La rubia de Kennedy”. Francisco se encontró con Verónica, y se enamoró de ella, pero le contó que su padre le quitaba sus novias, entonces Verónica no fue a la cita, y de esta forma, se ve a un conductor errante que maneja un Chevrolet Opala rojo entre Kennedy, Américo Vespucio y Gerónimo de Alderete, buscando a una joven con rasgos de descendencia alemana. FIN

martes, 27 de marzo de 2012

Muchos años después

Muchos años después, frente al fondo sur del Bernabéu, Emiliano García había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó al estadio para ver al Madrid. “Papi”, le dijo por aquel entonces, entusiasmado, “algún día yo correré por esa banda como Cristiano”. Quién le iba a decir a Emiliano que con el tiempo su sueño de pisar el césped se haría realidad, aunque no como titular del primer equipo sino como miembro del servicio de jardinería del estadio. Martin Mountains

El cojo Malou

Cada tarde al terminar las clases nos ordenábamos para salir. Yo tenía apenas cinco años. -¡Children! -gritaba la Miss, y disponía dos filas. Me ubicaba siempre en la más cercana a la puerta, nombrada como fila del cojo Malou. Así me correspondía. Necesité ser valiente para aceptar tan terrorífica situación. Los de nuestra fila salíamos primero. Con mis hermanos grandes, nos íbamos solos, ya que vivíamos cerca. Me daba miedo porque podría salirnos el cojo Malou. Durante ese año, nunca vi al temido cojo. Al año siguiente, aprendí más inglés y descubrí la verdad del asunto. Nuestra fila de salida se llamaba "go home alone". Me reí al entenderlo, y empecé a extrañar al supuesto cojo Malou. Acuario

Relato híbrido

Mi relato no trata de temas que el hombre siempre trató: como el amor, o la codicia. Es un tema nunca visto. ¿Cuál será? Lo peor del caso es que no sé como describirlo. No se decepcionen, algo se me ocurrirá antes de que este discurso finalice; ojalá algo se me ocurra. Por fin, llegó a mí, se me aclaró el tema exquisito que nadie ha tratado, el mismo es un “mensaje híbrido”, pero eso no es todo, quiero decir un relato sin protagonistas que describir, sin lugar preciso y en un presente discursivo, o sea, un relato que ahora es mío, para ser tuyo amigo lector cuando lo leas. ¡Hasta pronto! Guadyflor

Quizás

Tras la charla impaciente de la espera se turnaron nuestras manos enlazándose tímidas entre el licor ardiente y la mirada espía que únicamente supuso una posible continuación. Cada trago encubierto en un beso encarnó aquella palabra anhelada: quizás. Perro semihundido

Sálvese quien pueda

Una historia de piratas fue el sueño que lo mantuvo vívido durante su corta infancia, aún en la adolescencia tenía puesta la vista en algo más allá de las cuatro paredes roídas por el reloj. Pero no pudo luchar contra su suerte, él, tan impaciente y soñador como pocos, fue absorbiendo la burbuja hasta dejar una simple huella estrellada en el pálido semblante de un hombre que, agazapado, sigue gritando en silencio ¡sálvese quien pueda! Perro semihundido

In dubio pro reo

Inocente -sentencia el juez- No hallado el cuerpo del delito... No hay crimen. No hay castigo. Desde el estrado de los acusados, el caníbal lo observa. En su lengua, el sabor de la última gota de sangre.

Dos miradas

Asomada a tu balcón, la veías pasar. Todos los días. Iba sentada en un vagón de primera y parecía contemplar el paisaje tras la ventanilla. Al principio fue como un juego; luego, lo convertiste en rito. A las seis en punto de la tarde, abandonabas cualquier actividad para salir afuera. A esperarla. Soñabas que eras la otra; te imaginabas una vida dichosa y fértil. Una vida de viajera. No podías saber que, tras el cristal, aquellos ojos que envidiabas hubieran matado por tener un balcón con flores. Una casa desde la que admirar el melancólico deslizarse de los trenes.

Renacer

Zulema se encontraba cansada por la mediocridad que agobiaba su alma en aquel rincón olvidado de la tierra. Solo la esperanza de una nueva vida más allá de las paredes que le retenían, le hacían no perder la fe. Un buen día por fin le dejaron en libertad. Corrió velozmente hasta alejarse por completo del lugar, luego se detuvo, cerró los ojos y suspiro al tiempo que el viento acompañado de una suave brisa bañaba su rostro. Volteo en todas direcciones admirando el hermoso paisaje. De inmediato comenzó a sentir como la felicidad le invadía por completo cada parte de su ser. Tomo un profundo respiro y continúo su camino llena de gozo. Había vuelto a vivir. Elabccreativo

Aterrizaje

Desperté, llegaba a Madrid. Mi primer pensamiento fue para ti, te lo juro. Recordé el congreso, cómo me mirabas, tus ojos de color miel, tus manos tocando las mías, tus abrazos... pero, sobre todo, se repetía en mi cabeza esa imagen en la que me decías "¿ahora qué, me paro y le beso?" Me juraste que era enamoramiento, que tu admiración por mi te sobrepasaba, que irías donde te pidiera, que no te importaba que yo estuviera casado y que tuviera dos hijos, "la felicidad no sabe contar". Aterricé y Bogotá quedó lejos, mi amor por ti se mantuvo, y te aseguro que te deseo casi siempre. Sin embargo, nunca hice nada por buscarte, nunca tuve la valentía necesaria. Tu pirata

El mar y el sol

El mar es inmenso y baña muchos paises con sus aguas y el sol es la estrella que nos ilumina y nos da la luz suficiente para que la vida se desarrolle, el mar desemboca en los oceanos y los oceanos son inmensos y cubren el planeta tierra, el sol es una estrella inmensa que es la causante de que se de la vida en la tierra, el mar por lo tanto esta revosante de vida en sus aguas viven infinidad de especies y plantas acuaticas que son las que hacen soñar en el planeta, el sol da mucha luz suficiente para que en la tierra se produzcan los fenómenos que ya conocemos. Cuarcita

La naturaleza eterna

La naturaleza eterna la podemos notar cada dia en nuestras vidas cotidianas, la naturaleza es una fuerza nacida del sol que nos inunda las vidas, la naturaleza como tal es eterna y no existe nada en este mundo que pueda destruirla, de todas formas disfrutar de la naturaleza es algo que no se nos puede escapar, la naturaleza eterna como tal existe y ha existido siempre, la naturaleza por lo tanto la tenemos presente y se manifiesta en cada cosa que hacemos de forma que disfrutar de la madre naturaleza nos puede llenar de felicidad, la naturaleza por lo tanto es algo verdadero y tan grande como dios, la naturaleza por lo tanto no la podemos dejar en segundo plano. Cuarcita

La palanca

Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo, dijo Arquímedes. Alguien -inocentemente- le dio una vara. Desde entonces el mundo no para de estar revuelto. Alpa Runa

Insania

El hombre la miraba con atención. La escuchaba hablar cosas que le parecían sin sentido, gesticular como enajenada, incluso le pareció que estaba ridículamente vestida para una mujer de su clase. Hasta que lo apretó el chaleco de fuerza y lo sacó de sus cavilaciones. Alpa Runa

Caja de sorpresas

- Hola, amigo ¿me llevas contigo? - ¡Caramba! –me sobresalté. Esto sí que no me lo esperaba. Miré para los lados, por si alguien nos observaba con gesto de reproche, pues aquí no se puede hablar. No era así. - Hola, ¿no me escuchas? ¿Acaso no buscabas algo por aquí? –insistía. - Sí, pero… -volví a mirar: nadie se inmutaba-, ¿no es raro esto? –contesté, con cara de extrañeza. - ¿Raro? Hombre, no sé: tú buscas, yo encuentro… La vida suele ser eso, más o menos. - Ya… No sé, en cualquier caso me parece extraño -balbuceé. Tomé el libro provocador y decidí llevármelo en préstamo. Las bibliotecas públicas son una caja de sorpresas...

Liber amicorum

Mi padre

Ayer fue el día más triste de mi vida. Ayer murió mi padre. Mi padre, ese hombre cariñoso. Mi padre, ese hombre comprensivo. Mi padre, ese hombre bondadoso. Mi padre, ese hombre único. Mi padre, ese hombre que dedicó su vida completamente a mí. Mi padre, con su acento de Alicante, acento que nunca perdió debajo del barniz andaluz de nuestra ciudad de residencia. Mi padre, ese gran hombre que convertía en una fiesta cualquier momento a su lado. Mi padre, que me deja un vacío en el alma imposible de llenar. Ayer fue el día más triste de mi vida. Ayer murió mi padre. Desde ayer, en alguna medida, también yo he muerto

Hijo del hombre

viernes, 23 de marzo de 2012

Nueva vida


Cansado de tanta sapiencia sin usar, de olvidar todo lo aprendido a fuerza de hacer aprender algo, aunque fuera minúsculo e insignificante, a sus torpes alumnos, el bueno de Don Bonifacio pidió una excedencia indefinida para venirse al Mar Menor, porque el Mayor le producía hastío, y puso un chiringuito con un gran cártel donde se podía leer: “Vendo todo lo que he olvidado a duro; lo que recuerdo, a peseta y lo que no sé lo regalo”.

Meliss

Las señoras acuden al médico


Las señoras acuden al médico con sus mejores galas.
Descuelgan del armario el abrigo de uso exclusivo en bodas y funerales.
Antes de salir atusan su cabello frente al espejo del recibidor. Hace un par de días que fueron a la peluquería. No es de recibo presentarse sin arreglar en la consulta.
Portan una bolsa, ajada, repleta de informes, pruebas e historias médicas que caducaron hace dos lustros pero que no tiran "por si acaso".
Miran con envidia al resto de la sala. ¿Y si lo suyo es más grave y les cuela la enfermera? Hablar del turno es mentar lo sagrado.
¡Ay, qué nos dirán!, suspira una.
¡Sólo Dios lo sabe!, replica el resto a coro, como una letanía.

Zarorín.

El violinista mágico

Era el violinista de las montañas,el director de orquesta, de los pájaros y de los gallos,cada amanecer.El tamborilero, de cuatro acordes de las estrellas,cuando las llamaba a rebato,
al final del gastado atardecer.

Su música curaba el Mal de los Suicidas,atenuaba la querencia del desamor.El Violinista,era un
trovador errante,que se mecía en La Rosa de los Vientos.

El músico, estaba orgulloso de su instrumento.Un violín hecho con madera de abeto y arce,con
su diapasón forjado en duro ébano,su arco de crin de caballo trenzado y su clavijero de color
amarillento de marfil.

Al oírlo venir,los profundos barrancos,se aclaraban la hundida garganta,para no desafinar a su
paso.Le hacían de coro las chicharras,los grillos menos somnolientos y una orquesta sinfónica
de pájaros.

miércoles, 21 de marzo de 2012

En la orilla

Estaban ataviadas con especiales vestiduras, de colores inciertos, extravagantes, ligeros, realmente imposibles de definir su proveniencia.


Una suave brisa hizo que, de las hilaturas de sus ropajes, salieran notas musicales de suave compás haciendo así que, poco a poco se acercaran personas que transitaban el paseo marítimo. Gentes extrañadas y curiosas por averiguar quién les acercaba hacia sus oídos aquel dulce son. Se aproximaban despacio, sigilosos, quizás temerosos por la incerteza de no saber que se podrían encontrar allí, en la orilla del mar, lugar donde estaban las mujeres.

Llegaron, las miraron, se sentaron en la arena y no articularon palabra, no preguntaron quienes eran ellas. Simplemente, escuchaban. Se dejaron seducir por vivir y sentir aquello que estaban disfrutando, sin más.

El dictamen


El doctor fue implacable en su diagnóstico: el hombre padecía una enfermedad incurable. La medicina no podía hacer nada. El mal, había actuado rápidamente, y contagiado cada célula de su ser. Este virus extraño, que raras veces da a los hombres, lo acompañaría hasta el final de su vida.

Había contraído el mal del arte.
Artemio Cruz

martes, 20 de marzo de 2012

La manzana de Eva


No hasta que por fin me haya mordido. ¿Pero quién le habrá dicho que no puede comerse una manzana? Esto es cosa de Luzbel, seguro. He visto sus ojos de deseo, contemplándome embelesada como si fuera lo único apetecible de este mundo. ¡Qué ojos! Todo chispa, frescura, sorpresa, inocencia con la que se divierte este ángel guasón, prohibiéndola morderme en nombre de Dios, nada menos. Por eso me desea. Por inalcanzable. No me resigno a caer vencida por la gravedad sin haber deleitado su boca. Mañana cuando vuelva, me encontrará lozana. Con mi mejor color. Entonces, cuando se acerque a mí sigilosa, le diré, bajito:


- Ven, Eva. El mundo es tuyo. Y eres libre.
Ulises

Tristeza infinita


Hubiera querido gritar, llorar a pleno pulmón, huir, correr… pero mi cuerpo sólo me dejó acercarme despacio, muy despacio, a mi hermano, cuya alma ya no estaba, y darle un beso en la frente, el beso más tierno, el más inmensamente doloroso y dulce que jamás daré.

Y sin permiso, dos lágrimas resbalaron por mi cara.
Un triste castillo

Encerrado


Otro zarandeo más. Se está convirtiendo en algo habitual; en la última hora he contado doce. No veo a mi agresor, aquí reina una oscuridad absoluta. Siempre ha sido así y me he acostumbrado a ello; todo este tiempo me he conformado con dejarme alimentar y no hacerme demasiadas preguntas. Pero últimamente sólo existe el dolor.

De repente, una puerta se abre al fondo y la luz me daña los ojos. Alguien me sujeta y me arrastra hacia el exterior donde me golpea con violencia. Desconsolado lloro, mientras a mi lado oigo voces que no logro entender.

Varios años después mi madre me explicó que lo que aquel simpático doctor dijo fue: “Bienvenido al mundo, pequeño”
Zemo GR

Siempre podría bebérselo al compàs del Guantanamera


Las burbujas subían de modo efervescente por el conducto del esófago de la víctima que en este momento lo atribuyó a otro inoportuno ataque de hipo. Dijo Paracelso: Alle Dinge sind ein Gift und nichts ist ohne Gift. Allein die Dosis macht,daß ein Ding kein Gift ist.  Filosofar es un acto de inconformismo y Paracelso sabía mucho de esto, pero no sirve de gran ayuda cuando uno está al borde del abismo. Esta vez, la suma de emociones daba lugar a una resta mal repartida y el desenlace de su enamoramiento tenía los segundos contados. Y hay incrédulos que todavía prodigan que el amor no mata...
Extraterrestre de París

Bitácora de una segunda parte


Un haz de ilusión te condujo hasta mis brazos e, inmediatamente, supe qué se siente al estrechar un arco iris contra un pecho anciano: Felicidad.

Navegamos a cientos de nudos, siempre, con un complaciente viento rolando a nuestro favor. Solos, tú y yo, sin necesitar nada más. Libertad.

Ya en alta mar, el caprichoso destino decidió, sin apenas avisar, que nuestra nave debía encallar. Fatalidad.

Hoy me pregunto por qué no echamos amarras antes, brindándonos así la posibilidad de, tal vez, rectificar...Vida, ¿nos concedemos otra oportunidad?

Ya vienen


La noche del cinco de enero, mientras mis padres agonizaban bajo un amasijo de metal y juguetes calcinados, tuve un sueño.

Encontraron hierba dentro de la boca de mi padre. La cabeza de mi madre nunca apareció. En el sueño era el coche de mi padre quien me hablaba atropelladamente.

Había quedado totalmente destrozado, por lo que resultaba difícil entenderle. Abriendo y cerrando el capó como si fuera una boca, salpicándome de pringoso aceite onírico, finalmente entendí lo que decía:

-Los reyes son... bueno, eran... los padres.
Delerue

Singularidades de una chica extraña


Discutían a menudo, pero aún les seguía uniendo su pasión por la alta repostería y el chocolate. Entonces ocurrió que una mañana entre el otoño y el invierno se volvieron diabéticos... Ya nada pudo evitar su separación.

Tras el reflejo


Se cruzaron por la calle y se detuvieron. Durante unos instantes no supieron qué hacer, tal era la impresión que se habían causado. Se miraban en silencio, temiendo, cada uno a su manera, que en cualquier momento se quedasen solos y el encuentro muriese como un espejismo efímero. No fue así, pues ninguno de los dos hizo el amago de alejarse. No se habían visto en la vida, y sin embargo. Se acercaron y posaron sus manos en la cara del otro, acariciando con suavidad la mejilla del rostro hasta ese momento desconocido. No les extrañó lo inusual de esta intimidad, pues pronto comprendieron. Al fin, pronunciaron las primeras palabras.

-¿Dónde has estado todo este tiempo?

-Buscándote.

Silencio

Vanidad


No es ningún secreto que soy mala. Tampoco es desconocido el hecho de que mi sola mirada transforma en roca a cuantos me ven a los ojos. Pero casi nadie tiene idea de las ganas que tengo por cambiar de peinado.

Elizeus

Los ignorantes


En cenizas han quedado las idolatrías de estos indios olvidados de la misericordiosa mano de Dios. Sus pócimas y sus ungüentos ya no sirven a nadie. Ya no serán útiles tampoco a fray Fernando, a quien desde hace días una tos de flemas rojas ataca con furia y no le deja regañar cristianamente a estos pobres ignorantes.

Elizeus

Ahora


Esta mañana me he mirado al espejo y no me he reconocido. ¿Tan cambiado estoy?. Caminé hacia la orilla, donde la playa, me desnudé y entré en el agua fría, empujé mi cuerpo y penetré en el mar, doliéndome el alma. Nadé hasta cansarme, hasta respirar hondo y sentirme vivo, dejando más tarde mi cuerpo calentarse en la roca como los lagartos.

El sol abrazándome y las gotas de agua huyendo de mi cuerpo, escapando hacia el infinito y entonces, lo comprendí todo: había que estar atento a la conciencia de vivir los instantes, los segundos, gozar la vida huyendo del miedo, el destierro del pasado, la incertidumbre del futuro, el triunfo del momento de haber llegado.

Todimo

Desconocido


Viniste rápido y acercaste tu vehículo al mío. Aceleré y volví al lado derecho de la autovía. Más tarde, había una retención, observé un coche empotrado, una puerta abierta y de repente, en la margen izquierda, un cuerpo joven tirado, quieto, muerto, con sangre en su pelo negro, donde la coronilla de la cabeza con un reguero rojizo.

Tardé tiempo en reaccionar. Pensé: ¿Será él?.

Seas cristiano o moro, leí que tenías 33 años, casi la mitad de los míos y quiero decirte, como esa madre sin hijo, con cariño, que lo sentí mucho. No quiero reprocharte nada, ni hablar de lo que perdiste. Ya no existes.

Manchas del asfalto que desaparecen, excepto en aquel corazón concebido.

Todimo

martes, 13 de marzo de 2012

De la utilidad del erizo


Se cuenta que en uno de los escolios, de puño y letra de Ahmad al-Qalqashandi al “Naturalis historia”, mientras él completaba su compendio conocido en árabe como “Subh al-a‘sha”, específicamente su libro prohibido sobre criptozoología1, que, Plinio el Viejo usó un erizo para dar caza al temido críptido que los romanos llamaban “Ocyrrhoe”, una suerte de terrible yegua devoradora de almas y que, sólo se apacigua si frotada su crin con un erizo como cepillo.

Stradhex

1 Cryptozoologia (Graeci: κρυπτός, kryptos, ocultare; ζῷον, zoon, animal et λόγος, logos, logia) est eorum animalium studium de quibus an sint aut non sint nescitur.

Ese nombre que hormigas...


Había cumplido su sueño… que era tocar el sol sin quemarse las manos. Nacido de las frías tinieblas del universo este ser eterno pero recién nacido que había creado todo lo material e inmaterial al instante de llorar por sentirse tan solo y que en el momento su único temor (ya que pasado-presente-futuro le era lo mismo) ese nombre que hormigas con alma le darían: Dios.

STRADHEX

Su vida

Sin saber lo que faltaba por llegar hecho a correr, la cabeza le daba vueltas, cuando se quiso dar cuenta estaba pensando y sin parar soñar, planificar y organizar, en su vida surgieron colores y luces que titilantes hacían su vida mas llevadera y cuando el rocío de plata cayó, una mañana cualquiera, cerró los ojos, solo una fracción de segundo, suspirando comenzó a andar y al ver a su madre, acompañado de un cálido abrazo, ésta le susurro al oido, ahora vida mia, a descansar.

El ataúd


Despertó con dolor de cabeza. Abrió los ojos y comprobó que estaba a oscuras. Pero no fue lo peor. Lo que llamó especialmente su atención fue la postura en la que permanecía acostado boca arriba, con los brazos a los costados y el cuerpo completamente estirado. Él jamás dormía así; alguien lo había colocado en esa posición.



Hacía calor. El aire era denso, volviéndose irrespirable. Olía de la misma forma que algo nuevo. Alzó el brazo derecho, que permanecía entumecido, y su mano palpó una superficie acolchada, cubierta con una tela suave y fría, quizá de seda. La forma de un ataúd asaltó su mente, y el sonido de la tierra cayendo sobre la tapa le proporcionó la certeza.

Arpagón

Yo por tí


Recuerdo cuando nos conocimos, la primera cita.   Recuerdo como te ruborizaste cuando te acaricié la mano, el primer beso.   Recuerdo aquellos años de noviazgo en los que nos conocimos y supimos que éramos el uno para el otro, para siempre. Recuerdo nuestra boda, el nacimiento de nuestras tres hijas.      Recuerdo cuando Rosa nos hizo abuelos y como me besaste para celebrarlo.    Recuerdo como tus manos han ido endureciéndose, agrietándose mientras recorrían una y otra vez todo mi cuerpo. 




Hoy, viéndote sentada frente a mi con la mirada perdida no puedo evitar secarme las lágrimas y, a la vez, decirte que mientras estemos juntos yo estaré aquí; yo recordaré por ti.


Lope de Vega

Frío


Sentía ese frío otra vez. No lo sentía desde la noche en que él se había marchado, y ese día, desde primera hora de la mañana, lo sentía. Una vez más, estaba allí, lo notaba y no sabía lo que significaba.



Ese frío a soledad, a tiniebla, a incertidumbre. Volvió a recordar su despedida. Notaba, una vez más, como la gente estrechaba sus brazos alrededor de su cuerpo, mientras lloraban y se lamentaban, y ella, ella sólo sentía ese frío.



Tuvo un frío horrible y espantoso. Ese frío que le hizo tiritar, que bajó por su espalda en forma de escalofríos, que le hizo sentir sola, volvía a acompañarla desde primera hora de la mañana.



Y sintió miedo, mucho miedo.

Una tabla redonda y vacía


De pronto la damisela dio un salto, me arrancó la espada de las manos y de un tajo le cortó la cabeza al dragón. Después se limpió la sangre en el vestido y me la tiró. Yo estaba tan sorprendido que ni acerté a cogerla y se quedó clavada en el suelo, a un paso de mis pies paralizados.

No sé que me gritó ella mientras me robaba el caballo, pero recuerdo que en sus ojos brillaba una ferocidad indómita y cruel. Recuerdo también la mirada melancólica y fatigada del dragón mientras expiraba.

Cuando salí de mi estupor me abracé al cuello del monstruo y lloré. Por él, por mí, por los tiempos pasados.
Sir Kay

Entre dulces sábanas


Me revolví intranquilo en la cama, con las sábanas pegadas a mi cuerpo. Tenía una extraña sensación, y algo me decía que debía despertarme, pero me daba tanta pereza....

Finalmente, y por cansancio, me desperté en altas horas de la madrugada, sintiendo una presencia extraña en mí. La sabana estaba extrañamente pegada a mi cuerpo, y cuando intenté separarla un poco de mí, no pude. Con lentitud mire hacia abajo y vi la sabanilla curiosamente de color rojo, con un puñal clavado entre el aire y mi corazón... <<En fin. >> Me dije a mi mismo <<Solo es una triste realidad. Mejor me vuelvo a mi dulce sueño. >> Me di la vuelta y seguí durmiendo.

Singularidades de una chica extraña


Había pasta en todos y cada uno de los estantes de su casa. Ravioli, tortelini, fussili, farfalle y otros nombres italianos tirando a impronunciables. Los visitantes, sorprendidos, pasaban la tarde abriendo y cerrando cajones, destapando cajas, descubriendo pasta y más pasta en los armarios y debajo de las camas. Pero únicamente él advirtió cómo entre toda esa variedad no había ni un solo espagueti. Él, sin darse apenas cuenta, halló su mayor secreto… ella era una de esas chicas que no sabe enrollar los espaguetis en el tenedor, y se había vuelto experta en preparar fideos a la carbonara.

Ortigas en el alma


Veo pasar la vida entre cristales empañados, el espejo devuelve la tristeza de este moribundo naufragio. Mi amor es un trozo de hielo que en el océano se derrite sin pausa, con apenas alimento alguno merma, se consume, adelgaza.

Busco escaparme de esta isla, dejar de vivir asfixiada. Atrás caricias, flores y alas

ahora anzuelos, dardos, lanzas.

Siento crecer cientos de ortigas por todos los rincones del alma, no recuerdo el último abrazo, duerme el granizo en mi cama.

La soledad se apodera del cariño. Compañero de viaje, el hastío. Insultos, amenazas, gritos. Tanto amor derramado, vacío.

Quiero abrazar al destino, empezar con ilusión de nuevo. Mirar la luna mecerse

en la cuna de mis anhelos.

Nostalgia


Desde que se fue la melancolía se ha instalado en mi vida, no dejo nunca de sentirme triste ¡la hecho tanto de menos!. El amor entre nosotros era fuerte y verdadero y fueron circunstancias ajenas a nuestra voluntad las que hicieron que nos separáramos.

Añoro su presencia, nuestra complicidad, su alegría exultante cuando regresaba a casa, las veladas frente al televisor con nuestros cuerpos juntos. Si se hubiera quedado conmigo ahora estaría acurrucada entre mis brazos, sentiría sus suaves temblores de satisfacción al recorrer su cuerpo con mis manos en un interminable juego de caricias.

Ya no será posible, nunca volveremos a estar juntos porque el acuerdo de divorcio establecía que ella, mi perrita pekinesa Kawichi, viviría con mi ex.

Gedeón





Demandas más que justificadas


Desperté y enseguida supe que quedaba aire para cinco minutos, ese era el tiempo que me quedaba de vida.

Utilicé los puños hasta que mis nudillos ensangrentados se quebraron; pateé hasta que no quedó un solo hueso de mis pies sin fracturar; arañé frenéticamente hasta que las uñas desaparecieron y mis dedos se convirtieron en masas sanguinolentas pero, cuando el resuello en mi respiración me indicaba que el aire se agotaba, logré salir al exterior salvándome de una muerte segura.

Después de todo mi sufrimiento, pensé que podía obtener una indemnización millonaria interponiendo una demanda por negligencia contra el médico que certificó mi defunción y otra a la compañía funeraria por suministrar un ataúd de madera podrida para mi entierro

lunes, 12 de marzo de 2012

Ojos que no ven... más ciega que el agua


A Voluntad la hizo de hierro para que no se distrajera (no cambiase de camino). Para que sea dura. Fue así que no podía ver otra posibilidad.

La prueba trató de torcerla con monedas de oro en el camino, y con lingotes; para que quisiera ser de otro material, de oro.

Pero no veía al oro, era ciega.

Puso rubíes y diamantes pero encontró la manera de no quedarse con ninguno.

Entonces puso agua, y aunque a veces se oxida sigue siendo de hierro.



No fue ni fundición, ni adorno. Era de hiero, y no de gran valor.

La Voluntad no es un gran valor. Es lo que mantiene al valor.

Sin Voluntad, la bondad no existe.




KEO

A cien mil metros


Regresar a las Grandes Llanuras en plena noche de luna llena con lobos aullando detrás de tus talones no es fácil. Sobretodo si eres presa apetecible para uno de ellos. Que sea ésta la única oportunidad que tengas en mucho tiempo, una cuestión vital.

Los Girantosaurus de la era lo tenían tan claro que dejaban los huevos en los nidos y se largaban cuanto antes, al lado de las laderas para correr ellos y que corriesen sus criaturas al nacer.

La temperatura y la vegetación de la zona hacían que lobos y girantosaurus tuvieran que convivir en un mismo ecosistema en el que tener que luchar por la supervivencia de la especie. Hasta que vino una era glacial en que todo cambió y nada más se supo de del girantosaurus y sus crías.

Rakel2005

El ojo

Abrí los ojos y la película estaba medio empezada. No me había enterado del principio ni de cuando me había dormido. Nadie me avisó aunque asistía un buen grupo de gente. Intenté retomar el hilo de la historia, cuando ni tan siquiera recordaba el título, ni el nombre del actor principal, ni en que sala estaba, ni el nombre del cine. Yo, a mi edad, quien lo diría.
Dejé pasar los últimos minutos de una historia lejana proyectada ante mis ojos y sin saber bien porqué, derramé unas lágrimas.

Rakel2005

La biblioteca


Aquella biblioteca albergaba algo más que numerosos tomos, algo más que historia en los polvorientos libros y algo más que un silencio que parecía casi funerario. Tras sus paredes se encontraba uno de los mayores secretos de la historia, a los cuales he dedicado la mayor parte de mi vida, por los cuales muchos quedaron en el camino y que hoy no podrán saborear este amargo sabor a victoria, a este éxtasis contenido entre cuatro muros que merman mi alegría inicial y con un descubrimiento que carece de valor si no es mostrado al mundo.

Y hoy permanezco aquí sepultado, escribiendo estas palabras con la esperanza de que alguna vez alguien las encuentre, aunque quizás ya no estaré para contarlas.
Artorius

Mis tres magnolias


Creyendo estar en el ajo de mi secreto, el abuelo Loreto farfulló alborozado… «Enamorando a tres mujeres al mismo tiempo y por contera, las tres hermanas… ¡Qué lance!, ése es mi muchacho». Mi abuela, en cambio, dejándose arrastrar por el equívoco, masculló energúmena… «Habrase visto móndrigo nieto tan fantasmón».

Y yo lo digo sin pizca de vanidad, ambos están muy equivocados. En primer lugar yo no las estoy enamorando, son ellas quienes exhiben sus gracias para enamorarme. En segundo lugar y a despecho de prejuicios sobre huríes, serrallos y coyundas poco cristianas, nuestro amor no es vileza.

Juzguen ustedes... Mis tres magnolias son extranjeras. Se apellidan Brontë y las conocí en la Biblioteca Municipal. Berenice, mi novia, también las ama.


Testrella

Todo lo que te dejaste cabe en una caja


Todo lo que te dejaste cabe en una caja. Tu libro favorito, el cepillo de dientes, la taza de café que, aunque vieja y prácticamente rota, nunca me dejaste tirar. Me decías que me querías, hasta que dejaste de decirlo. Yo no me di cuenta de en qué momento aquellas palabras dejaron de llegar a tus labios, lo que, supongo, significa algo. Quizás los dos nos cansamos, quizás todo el mundo se cansa. Quizás también este quizás lo meta en la caja. Por si algún día te apetece venir a buscarla. 


Ninguno.

Biblioteca


Estaba allí otra vez, gozando de aquel permiso de poder caminar entre los libros, permiso ganado de visitar seguidamente y respetar estrictamente las normativas del lugar, de haberme ocupado en escuchar, toda vez que el profesional de turno se dirigiese a mí, saludable o insanamente, con derecho o irreverente, atento o descuidado, yo; desarmado, sin mis lápices ni mis papeles, sin mi bolso y hasta incluso, incomunicado… Estaba allí, y vagando hasta que en un momento di con la imagen impactante y desordenada del lomo antiguo y solemne que mal acomodado se escondía en una sección diferente… Oculto, ajeno, nebular, llevado allí por razones que le son propias dispúsose a mí entre miles; yo, elegido entre miles.


Raulecrates

Extraño despertar

Hoy, al salir de mi ducha matutina, mientras me secaba, vi un corte en mi pierna. Pero no salía sangre, sino aceite, y no me dolía. Luego tomé un café que no me sabía a nada ni llenaba ningún hueco. A pesar de estar lloviendo, y de lo friolera que soy, me fui a la calle en manga corta, porque mi piel no reclamaba abrigo. Mis pulmones no pedían humo, y no me asaltaron ideas suicidas ni desesperadas, ni asesinas ni nostálgicas.
Ahora no siento ni padezco. No paso hambre ni sed, ni frío ni calor. Hago las cosas mecánicamente, y nunca me canso. Me cuesta coger los chistes y no necesito ni una caricia.
Soy un robot.

S 7 G

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mi muñeca.



Sentí una mano en mi nuca. A medida que alguien me incorporaba iba abriendo los ojos. Me sentía aturdido. Ante mí se abría un mundo nuevo. Escuché una voz. De repente me sentí sólo y me recliné de nuevo. Mis ojos se cerraron.

Percibí como me metían en una caja. Me transportaron de un lado a otro. No sé cuánto tiempo estuve así.

Finalmente la caja se abrió acompañada de un gran ruido. Escuché una risa alegre. Dos manos me agarraron por los hombros y comenzaron a levantarme.

Abrí los ojos y allí estaba ella. Desde entonces no nos hemos separado y ya han pasado años. Ella ha crecido. Yo sigo igual, ahora siempre despierto sentado en mi estantería.

Juntos



A un lado los aviones. Al otro el mar. Las olas golpeaban nuestras sombras.

A un lado los civiles. Al otro los militares. La arena se escurría entre nuestros pies.

A un lado los españoles. Al otro los extranjeros. La chaqueta cubría nuestros cuerpos.

A un lado, trabajadores. Al otro, turistas. El viento entremezcló nuestros cabellos.

Tú miraste a un lado. Yo miré al otro. Tus ojos se encontraron con los míos.

Tú no te irías de aquí. Yo no me separaría de ti. Mis labios se acoplaron a los tuyos.

Mi chaqueta estaba mojada. La luna ya no ilumina nuestros cuerpos. Las olas borraron nuestras huellas.

EL ABISMO DE TU AUSENCIA


Pensé si la vida tendría sentido sin ti, mientras moría en cada paso que dabas alejándote de mí. Hasta que tu recuerdo y yo nos hicimos uno y nos alzamos en el más absoluto sinsentido: el abismo de tu ausencia.

 Aurora Eterna




LUCHI Y LOS GARCIA

Luchi, me han dicho los García, los de la tumba de al lado, que en ese hotelito se han alojado artistas muy famosos, y que el bidé es de un diseñador japonés.


No sé porque insistes Paco, nuestra relación está muerta y desde que nos enterraron pasamos demasiado tiempo juntos. Además siempre me cuentas lo mismo y ya me tienes harta con los concursos. La vez anterior había que mandar 120 envoltorios de aquel chicle sabor papaya , y lo único que conseguimos fueron unas caries. Ahora hay que juntar 120 palabras sin sentido y enviarlas no sé ni adonde. Y todo por tu manía de celebrar nuestro aniversario de boda con lo bien que estamos en nuestra caja.

PLURILOPEZ

DIAS NUBLADOS

Estaba cansada. De las sonrisas fingidas, las conversaciones intrascendentes, las horas vacías, los amores templados, las bromas supuestamente divertidas, de los días que, desde hacía tiempo, siempre parecían nublados.


Estaba tan cansada.

Pero entonces un día, sin esperarlo, él apareció, como una revelación, como la verdad escondida que desde hace tanto había estado buscando. Y le prometió (al oído) que, a partir de ese momento, no volvería a haber en su vida un solo día nublado.

NINGUNO

SU TREN



Como cada mañana, esperaba en el andén hasta que, a las 8, puntual, apareció ella, radiante como siempre. Deseaba hablarla, sentir su voz, pero el miedo me paralizaba.

Pasamos dos, tres estaciones, llegábamos a su destino, y mi voz seguía callada.

De repente, ella alzó la vista, separó sus preciosos ojos del libro, me miró y una ligera sonrisa se dibujó en su cara.

Las puertas del vagón se abrieron y la gente comenzó a salir. ELLA se deslizó entre la multitud y desapareció.

Quedé inmóvil, hipnotizado. Cuando por fin reaccioné, vi que algo brillaba en el asiento. Era su libro. Al cogerlo, una nota resbaló en su interior. La cogí y pude leer: HASTA MAÑANA...

DORIAN GRAY

LA ÚLTIMA ELECCIÓN



Unos ojos vacíos se posan sobre aquella fotografía, en la que una bella madre y su pequeña hija sonríen a la cámara, indiferentes al paso del tiempo, insensibles al dolor.

Sentado sobre una vieja silla, el olor a sudor y alcohol inunda la habitación. Al fondo, una cama deshecha muestra las arrugas de su propio corazón y, junto a ella, una botella vacía acompaña su soledad.

En su mano izquierda, un papel; en su mano derecha, una pistola, con una sola bala.

Su última elección. Un disparo…, la sangre salpica la orden de alejamiento…

DORIAN GRAY

CENA

Santa Claus, agotado después de la noche más larga del año, llegó a su casa casi muriendo de hambre. Junto con su esposa, preparó la cena al fuego de la chimenea.

La carne era dura. Sabía bastante mal. Aunque no tanto como la carne de reno.

Por Aurelio




El negocio

Olió el negocio desde lejos. Nervioso se frotó las manos varias veces, e incluso se las pasó por la cara, pensando si sería conveniente buscarse socios o se atrevería solo. Al final, después de reflexionar mucho, se decidió a avanzar consigo mismo por el arduo camino que le esperaba y enfrentarse a cualquier tipo de obstáculo con tal de sacar una buena tajada. Después de varios sustos y algún que otro disgusto, por fin tuvo delante de sus ojos, al alcance de su mano, el deseado triunfo. En el último momento, sin embargo, dudó y su duda le salvó la cabeza, aunque no sus bigotes, que quedaron junto al oloroso queso en la pequeña trampa mientras huía despavorido.

Placer insípido

Despertó desnuda y en una cama desconocida. Se vistió a toda prisa y salió del apartamento. Recordaba solo una cosa de la noche anterior: aquella maldita copa de más.

Espejismo del silencio

El recién nacido dormía.  Marcela, extenuada y con los pezones doloridos, decidió darse una ducha. Cuando comenzaba a relajarse, sintió el llanto del niño. Cerró el grifo y esperó. El silencio reinaba.  Dejó que el agua cayera otra vez sobre su cuerpo, pero volvió a oír el llanto. Después de repetir la acción hasta sentir que enloquecía, salió del baño sin terminar. En ese instante comprendió, que sus duchas nunca volverían a ser las mismas.

Nadie

“Había escrito el cuento más bello y lo olvidó…


para tratar de recordarlo, pasó años

creando historias que nadie leia.”

El día de antes

Sem le dijo a su padre: “tanto tiempo ahí encerrados nos vamos a morir de aburrimiento y amargura”. A lo cual respondió Noé: “Tranquilo, hijo, he descubierto el secreto de la viña. Pero hasta después del diluvio no le digas nada a tu madre”.

Cualquier velda

Prolongando en línea recta mi rígido brazo, un revolver humeaba leves caracoles blancos en el aire.


Luego solo vi sangre brotar desde su frente, esa misma sangre que minutos antes había manchado la blanca sábana.

Un prólogo

Llevaba días sin comer y el hambre apretaba sus tripas hasta hacerle aullar de dolor. Estaba debilitado y las presas se escapaban. No quería utilizar ese último recurso, pero era una cuestión de supervivencia. Sabía de su hostilidad y cundiría la alarma en cuanto los perros ladraran, pero se arriesgó y se acercó a la aldea. A prudente distancia oteó durante la mañana los accesos a una granja próxima, vigilante; allí recreó el sabor de los pollos y gallinas, se relamía recordando la jugosa carne de corderos y cabritillos cuando, de pronto, una alegre niñita ataviada con una capucha roja salió de la casa portando en su mano una cesta; y entonces el lobo . . .

Un caso de estudio

Tras su estudiado matrimonio con un padre divorciado por su causa y efecto, logró completar toda la ristra de astros y astras que en el orbe puedan existir: ya tenía hermanastros y hermanastras, padrastro y madrastra y, por fin, hijastro e hijastra. Un portentoso caso a estudiar.

Desde dentro

La luna volvía asomarse nuevamente entre las montañas.


Su luz resplandecía en la habitación dejando entrever en penumbra todo lo que hay en su interior: La cama, dejando al descubierto que me espera para descansar y darme fuerzas para el nuevo día; la mesa, llena de montañas de papeles de apariencia no importante y mi especial pluma de tinta oscura.

Estoy cansado de vivir en esta cárcel ficticia; anhelo ser libre y volar como los pájaros que veo todas las mañanas atreves de mi ventana.

Tan solo puede verme el resplandor de la luna que ilumina cada noche mi habitación, ella es la única luz que veré hasta que pueda salir de esta cárcel que yo solo me he creado.

PERDONEN LAS MOLESTIAS, TRABAJAMOS PARA MEJORAR LA CIUDAD

Si tu coche está contaminando más de lo normal últimamente, se encargan de sugerirte que te compres uno nuevo; y si no lo haces, se encargan de que no te quede otro remedio que comprarlo. Pueden abrirse paso por debajo de la tierra y provocar el desmoronamiento desde los cimientos de edificios que estropean el paisaje. Para llamar la atención sobre alguna zona especialmente desatendida del núcleo urbano, no es extraño que provoquen incendios o que generen escapes de agua. Son infatigables. Les gusta lo que hacen. Van a seguir haciéndolo. ¿Los has visto alguna vez?




Asistente antisistema

El Asistente Antisistema® es un fiable producto motivador especialmente diseñado para los consumidores más exigentes. Ligero, resistente y de fácil manejo, puede generar efectivas pautas revolucionarias, útiles estrategias de acción y enérgicas consignas contra el poder establecido. Además, el Asistente Antisistema® le recuerda periódicamente lo que su gobierno está haciendo mal y en qué se emplea verdaderamente el dinero de sus impuestos, así como la cantidad total de desempleados. Todo ello en tiempo real. Incluye un práctico dispositivo despertador y funciona con dos pilas de litio AAA, igual que cualquier mando a distancia convencional. 

sms

¿Y qué le digo yo ahora? ¿Y si se tratara de una broma, una equivocación?




Nunca le había mirado antes el móvil. Es la verdad, lo juro. Y además fui yo



quien se lo regaló hará dos años este verano.



Si no hubiera sido para grabarle el nuevo número de mi hija, no se lo hubiese



cogido. Y tenía que ser precisamente el día que sale de la residencia para



pasar una semana con nosotros, con su familia, con sus nietos... Quién lo



hubiera dicho. A su edad…



Y sin pensarlo más, borró el sms que simplemente decía: "si me lo pides,



floreceré de nuevo entre tus brazos..."

martes, 6 de marzo de 2012

En qué sueña una asesina

Las diarias alucinaciones interferían mi descanso con un ejército de sombras, que aumentaba peligrosamente cada día que pasaba sin morirme. Eran sombras humanas que sólo yo conocía; que aparecían tal como las había dejado, sin cabeza. Surgían de las paredes y subían hacia el techo. Allí, daban vueltas, mientras me señalaban en silencio. Y aunque no tenían cabeza, yo sabía que se reían. Y el murmullo de su risa dominaba mi cuerpo.


Esta vez me hicieron cortes en las piernas porque se habían quedado sin sitio en mis brazos. Sólo cuando había sangrado suficiente, las sombras se difuminaban. Yo me despertaba con dos únicos rivales: la culpa y el cuchillo en la mano.

Un buen trabajo

Vivo bien, mejor que el resto de mi familia. Conseguí un buen trabajo como cama de una monja. Sacude mi ropa diariamente y me cambia una vez a la semana. De noche apenas se mueve, y yo, como cama que soy, trato de que nada perturbe su sueño.


Y aunque nunca me hablé, sé lo que piensa. Sé que piensa en sus labores, en sus oraciones diarias y en las reuniones del recreo que hacen despúes del examen de conciencia. Sin embargo, nunca he sabido que le pasa por la cabeza cuando, durante horas, se queda mirando a través de mi amiga, la ventana.

Las goteras de Zeus

Zeus estaba dispuesto a todo con tal de gozar del placer de la bella Dánae. Lo que no sabía es que su padre había revestido toda la torre donde custodiaba a su hija con un potente antigoteras.

Como cada día

Como cada día, salió del trabajo, tarde, como siempre. Subió al coche y volvió a casa, rápido, como siempre.

Como cada día abrió la puerta y encontró un reino de soledad, un imperio deshabitado, sin súbditos ni enemigos.

Como cada día bebió un zumo y dejó el vaso en el fregadero, en una pila de vasos que alcanzaba ya el techo en incierto equilibrio.

Como cada día fue al dormitorio, necesitaba descansar para afrontar el duro día que le esperaba mañana.

Como cada día se recostó en la cama y soñó otro futuro.

Como cada día soñó que anudaba todas las sábanas y las echaba por la ventana, para escapar de la rutina, como cada día.

Mi pequeño Alberto


Abro los ojos y veo un pequeño fantasma cerca de mi cama, me toca la cabeza y me dice:



- ¡Vamos mama tengo partido!



Preparo a toda prisa el desayuno, escuchando la felicidad de mi pequeño ante el encuentro.

- ¡Voy a marcar tres goles mama, ya veras!



Enseguida me doy cuenta de que esta perfectamente vestido de futbolista, hasta tiene sus diminutas botas puestas.



Cuantos sueños e ilusiones se tienen durante la infancia, si pudiera parar el tiempo.



Salimos de casa en dirección al Polideportivo de Puente Tocinos.



- ¡Mama yo voy a ser futbolista! ¿Crees que soy buen delantero? me comenta mi hijo.



-¡Eres el mejor delantero del mundo!

Le conteste y le abracé.

Gracias a la crisis

Sonó el timbre y Mercedes contestó el telefonillo:


¿Quién es? (Preguntó Mercedes).

Soy yo mamá, tu hija.

¿Mi hija Sofía? (Ella abrió la puerta para que subiera, Sofía subió enseguida y abrazó a su madre fuertemente).

Mamá perdóname, se que te he ofendido en el pasado, pero con la crisis, desde hace casi dos años, he estado sin trabajo, ya he cobrado todo el paro que me correspondía, todos mis amigos se me han ido, he venido porque eres mi única y última esperanza, mamá.

Hija mía, perdóname también, desde que murió tu padre he estado muy sola, gracias a esta crisis que te ha hecho volver, no quiero que te vayas nunca más, te quiero.

Divorcio

El otro día vino a verme una amiga mía, quería recibir consejo sobre su matrimonio, al parecer las cosas no marchan bien. Su única solución parecía ser el divorcio,


palabra corta, que guarda diez años de noviazgo y dos años de casados. Yo le dije que sí, que era cierto que parecían dos piezas de puzzle que no terminaban de encajar, pero que la salida no estaba en el divorcio, la salida estaba en unir sus manos, mostrar más amor y dirigir sus fuerzas en una misma dirección: APRETAR LA PIEZA DEL PUZZLE PARA QUE TENGA ANCLAJE DENTRO DE SU HISTORIA DE AMOR.

El puzzle

Era una pieza que no encajaba en ningún puzzle. O era más pequeña o más grande, o la forma de su silueta no entraba en el hueco. Lo intentó todo, pero ningún puzzle era para ella.  Cuando la tristeza se apoderó de su alma de pieza de puzzle, pudo leer en la parte de abajo: “puzzle de una sola pieza”.

Arquitectura de una idea

¿Qué había dicho ella? «La vida se digiere mejor con una tacita de té». Él, a vueltas con el argumento para su próxima novela, se había arrastrado dócilmente tras ella.




Evocó ahora el intenso sabor dulzón que todavía conservaba pegado al paladar y lo comparó con este otro ligeramente salado que llenaba su boca. “El personaje no se sostiene. Y, decididamente, no es cuestión de sabores, sino de aromas y texturas. De deseo. ¿Y si…? “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Monterroso, qué genio. Caramba, un pelo. Mi equipaje es mi memoria. Vivir cada día como el último. Podría… ¡Lo tengo!”



Sacó la cabeza de entre las piernas de la mujer y, mirando su escorzo, sonrió.

Creí que mi padre era Dios

Una vez me dijeron “observa los errores de la gente a la que admiras y no los cometas tú”. Yo admiraba a mi padre trabajaba mucho durante la semana, era sereno y sabía muchas cosas del mundo. Era un ejemplo a seguir. Pero cometió un error y yo aprendí de el. Por eso cada amanecer de fin de semana le llevo a mi mujer el desayuno a la cama. Tienes que amar y respetar a tu mujer todos los días de tu vida ya que una botella de vodka y rabia contenida pueden hacer que la pierdas en once pequeños minutos.

Escrito sobre la piel

Queridos papá y mamá:


Sé que os hice preguntaros quién era esa extraña a la que solíais llamar hija. Me obsesioné con un canon y aun hoy tengo que contener la necesidad de vomitar cada vez que como. Recuerdo el día que descubristeis aquellos cortes en mi piel; entre lágrimas me preguntasteis si estaba tratando de matarme, debo deciros que no pero si alguna vez hubiera llegado demasiado lejos no me habría importado. Quizás fui débil pero todos aquellos empujones y burlas hicieron mella en mí, no fueron buenos compañeros pero vosotros me enseñasteis a no mirar nunca hacía abajo. Y como todavía estoy a tiempo voy a lidiar con esto, a superarlo y a vivir orgullosa de mi misma. Gracias.



Su secreto

Desliza sus dedos por el rostro de la figura muy despacio, con delicadeza y mimo. Después toma entre sus manos un fino paño de lino y con la misma parsimonia repite el gesto que hiciera con sus dedos. Mientras devuelve la fina pieza a su lugar vislumbro una lágrima recorriendo su rostro, la aparta con decisión y rabia, como si su contacto la agrediera.


Sólo lleva una semana en casa, es rumana y sabemos poco de su vida. Es muy joven y alegre: siempre está canturreando mientras trabaja. Busco la figura que le arrancó dolor y rabia: es una miniatura de LA MATERNIDAD de Botero

lunes, 5 de marzo de 2012

UNA LAGRIMA ENTRE LOS DEDOS

Coloca con delicadeza la lágrima de cristal debajo del ojo derecho y se aleja para apreciar el resultado. Siente una sensación de vacio, de irreparable pérdida, casi de orfandad, que le invade cuando finaliza una obra y ha de separarse de ella.


El resultado nunca es perfecto. Aunque esta vez ha estado cerca. La imagen parece tan viva..., las lágrimas son tan reales al deslizarse por el marmóreo rostro, que al rozar la más cristalina con sus dedos se vuelve líquida entre ellos.

Se apoya sobre la escultura de la dama y siente como la carne de ella, contundente y cálida, late bajo su mano.

“Algún día tu obra será tan perfecta que cobrará vida.” Su maestro no estaba loco”.

MARTASARA

LA PRIMERA VEZ



La primera vez, fue mi padre quien me trajo.

Para un niño de cinco años, al que el súmmum de capacidad de agua era la que cabía en un barreño en el que su madre lo bañaba todos los domingos por la mañana, aquello era un problema de cálculo indescifrable: «¿Cuánta agua cabría en aquél enorme barreño?
Ahora, que ya soy mayor, lo contemplo con añoranzas y aún ando por aquellos cálculos sin mayores progresos.

Pero recuerdo que, aquél día, aquella primera vez ─porque siempre hay una primera vez─, fue mi padre quien me trajo... y me mostró el Mar Menor.

MAN

AQUÉL VERANO DEL 65


Era una noche del verano del 65. Las olas, con lenta pesadumbre, mesaban nuestra playa deshilando sobre ella sus encajes blancos. La luna, ingrávida sobre el horizonte, mostró su desnuda redondez, contorneando las misteriosas islas del Mar Menor.

Nos miramos fijamente... Ya no anhelé más horizontes que la línea de sus parpados. Ni contemplar otras lunas que no fuesen sus pupilas. Ni navegar por otros mares que en el verde de sus ojos. Ni ahogarme con otras aguas que no fuesen las que había entre su boca y la mía. Ni descubrir más islas que las de sus pechos... y tenderme sólo en la arena de su piel.
Anoche, se la mostramos a nuestros nietos
MAN

¿Y cuando será el incendio?





¿Cuándo y dónde se producirá el incendio que haga arder los rescoldos de pasión de aquel en el que siempre vivieron? El reencuentro veinte años después se produjo en el más estricto secreto en el jardín de la iglesia por respeto al alzacuellos de Meter, quién lo arrancó de un solo tirón repleto de impotencia, al mismo tiempo que lo hacía Anne con el pañuelo que cubría su rapada cabeza. Ambos se fundieron en un infinito abrazo con un llanto tan desesperado que jamás hubiera existido incendio capaz de sofocar.

Purple

INMOLACIÓN LOCUAZ

Tú y yo éramos conocedores de mi fausta tendencia a la introspección, de mi inclinación irremediable a caminar sobre las nubes. Lo aceptaste al principio, desconocedor -¡pobre inocente!- del llanto de quienes habitan ese círculo concéntrico que Dante llamó Purgatorio. En el fondo me comporté como el príncipe Hamlet: me hice pasar por loca, tanto, que hasta yo misma llegué a pensar que lo estaba. Para combatir mi locura, me inmolé con los métodos mientras ellos y tú me decíais adiós. La muerte del yo fue una muerte curiosa: mi único consuelo era concebir mi propio funeral como una romántica forma de pedir perdón y lavar mi culpa, si es que tenía alguna.

KATHERINE KELLY




DISTANCIA




Mi mujer y yo cenamos cada uno en un extremo de nuestra larga mesa. Creo que yo me quedé en mi lado asegurando que desde allí se veía mejor la televisión. Ella en el otro, alegando algo sobre la claridad que entraba por la ventana.

Ahora cada vez nos cuesta más encontrar excusas que vuelvan a acercarnos.

–Es un fastidio tener que pedirte todos los días que me pases la jarra de agua –le digo.

Ella contempla la jarra de agua con cierta melancolía y tarda en responder:

–Mañana pondré dos jarras.

SACARINO