Creo oírla llegar, veo su resplandor.
Seguramente vendrá acompañada de otros más fuertes y
ruidosos.
Me pide que la tome, que comparta su ardor.
Me rindo y me sumerjo bajo ella, ella es más fuerte, me
espera, no puedo aguantar más, estoy sintiendo demasiado.
Ahora sus gotas de amor saciado se vierte sobre mí y me
enseña lo que aprendió con otros hombres
y me hará participe de lo que en sus formas redondeadas escondía.
El clímax está cerca, y ella
explota satisfecha, con un gran estruendo que ilumina su bello porte.
Se derrama sobre mí.
Después de..., ya llega, ya viene..........empieza a
llover, anunciándose una gran tormenta.
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