Le imploro a Lilith, hija mía, deja quieta la esfera, no metas los dedos por sus agujeros negros que es peligroso, anda, juega con otra cosa, pero es como si le dijera precisamente lo contrario. La muy pilla comprime el globo terráqueo, lo estira, deforma y hace rebotar provocando con su diablura un zaperoco de gusanos y espectros trastocados y perdidos en el tiempo y en el espacio.
Caramba, ¡qué burumbún!, se jodió la marrana. Mejor no les advierto a esos orates peneques y fanáticos que, aunque lo parezca, el bigotes que van empoderar no es ningún Hitler sino Frida Kahlo. Al fin y al cabo ellos saldrán ganando con el albur.
En cambio el pobre Diego…
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