En una tribu de los antiguos indígenas de Sri Lanka, vivía Barindawa. Los hombres se volvían locos frente a ella. Las demás jóvenes se preguntaban cuál sería su secreto pues no era bonita ni tenía nada llamativo. Un día la siguieron cuando se dirigía a recoger frutas y observaron que recogía muchos frutos de color rosado pálido. Le sacaba las semillas y trituraba el fruto, después se lo echaba al agua que utilizaba para bañarse. A partir de ese momento, Barindawa dejó de ser la única. Todas las mujeres tomaban el baño con agua de Pomarrosa.
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