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¿Qué talla..?
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¿Talla…? No sé… Así… -y puse las manos en
cóncava postura.
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Una noventa parece. ¿Como yo? –se subió el
jersey y presentó su perfil curvilíneo ante mis ojos, que se apresuraron a
superponer ambas figuras.
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Algo menos, creo -dije azorado- pero…
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¡Ya!, más erguidas, quiere insinuar -con
retintín.
-
¡No, no, no insinúo nada, si está muy bien!
Mejor le regalo… ¡medias! ¡Sí, medias! ¿Serán tamaño único, supongo? -pregunté
a la dueña de la lencería. Y ella, remangándose la falda hasta la cintura y
señalándose demostrativamente inquirió:
-
Las quiere por aquí o por debajo de …
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