Jamás imaginé que algo así podría sucederme a mí.
Cuando compramos esta casa, en nuestra entidad bancaria todo
fueron facilidades. Nos bastó con presentar una nómina y un aval
medianamente fiable, que en este caso fueron mis padres.
Pero ahora la situación es bien distinta: tanto mi mujer como yo
llevamos más de un año desempleados y las deudas con el banco se
acumulan. Mis padres tampoco pueden ayudarnos porque sus
pensiones son muy precarias y si a nosotros nos deshaucian, ellos irán
detrás. Tengo dos hijos pequeños a los que apenas puedo alimentar.
Por ello estamos asistiendo a comedores sociales y bancos de
alimentos.
Agradezco mucho el apoyo de los vecinos y de la plataforma “stop
deshaucios” pero esta situación es insostenible. Yo, un hombre
derrotado por el sistema financiero, he decidido quitarme la vida
lanzándome al vacío. Lo siento por cuantos dejo desamparados. La
suerte está echada.
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