Sí, esa es la frase que mejor me definía. O quizá no, quizá era feliz realmente. Estaba rodeada de unos amigos maravillosos que me hacían reír, y luego estaba él. Siempre está él; responsable de mis sonrisas, mis miradas soñadoras y de mis lágrimas también. Digamos pues mi procurador de felicidad. Pero a veces -siempre, últimamente- siento un vacío que no me deja del todo ser feliz: tenerlo al lado es genial, pero tenerlo al lado y no besarlo es quemarme poco a poco al no explotar ese fuego que él despierta cada noche en mí... Son mañanas, tardes y noches de besos, caricias y pasiones las que vuelven una y otra vez a mi cabeza y entonces me pongo melancólica... y escribo...escribo.
-XySpY-
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