domingo, 21 de febrero de 2010
Una ilusión desvanecida
Sentada junto a la ventana, miro hacia la calle sin dejar de teclear; sigue lloviendo, echo de menos los rayos de sol. Vuelvo la vista hacia la pantalla y veo cómo el papel en blanco se llena de palabras, de líneas que describen situaciones que, de alguna manera, estoy viviendo. Sigo tecleando y esta vez miro de reojo mi teléfono, no pueden tardar en llamarme. Mis dedos vuelan y transforman en música todo lo que mi mente va imaginando. Estando totalmente abstraída suena el teléfono, por fin tienen la valoración de mi obra; cuelgo, coloco de nuevo mis manos en el teclado, pero ahora mis dedos pesan demasiado.
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