martes, 17 de abril de 2012
El juicio
Se despertó con el revólver en su mano. Había logrado reconciliarse con el sueño antes que acumular el valor o la cobardía suficiente para halar del gatillo. Una parte de él se sentía decepcionada por esto. Había amanecido y sus problemas resplandecían con los primeros rayos de sol. Soltó el arma y se sentó sobre el borde de la cama. Sus pies rozaron el frío suelo y las botellas vacías de vodka. Un reflejo poco agradable de lo que se había convertido su vida en los últimos años. Agotado, se preguntó si existía otro camino. Los golpes en la puerta llegaron antes que las respuestas. El miedo fue desapareciendo, mientras las paredes se teñían de pinceladas carmesí. Finalmente, sintió paz.
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