miércoles, 18 de abril de 2012
EL TESORO
Tenía junto a sí a la diosa que todo ser humano pudiera desear.
Ella le ofrecía su sensibilidad, su inteligencia, su sexo, su corazón… Pero él hora tras hora, día tras día, la minaba, la explotaba, la anulaba. La tierra que fue echando con cada bofetada sobre su relación, fue la que finalmente cubrió el ataúd de tan inocente y sublime ser.
Perdió a su amiga, a su compañera, a su amante…a su mujer. Con ella enterró su dignidad y su alma para el resto de su vida. Nunca sería merecedor de otro tesoro tan bello.
Por Érebo
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