jueves, 19 de abril de 2012
El afilador
El afilador hacía sonar su particular chiflo, aunque apenas había ya quien acudiera a su encuentro. Lo ha perdido todo, salvo la miseria. Su vida parece estar deteniéndose como la piedra de esmeril que acciona con los pedales de su bicicleta. Sólo cuenta el recuerdo de su esposa que perdió hace demasiado tiempo y le pidió que viera con sus ojos todo lo que ella ya no podría ver. La anhela tanto y tiene tantas ganas de reunirse con ella…
Después de pensar largo tiempo sobre aquello, sacó su propio cuchillo y lo afiló a la perfección. Luego llevó su chiflo a la boca y de grave a agudo y al revés, lo hizo sonar. Después, continuó caminando.
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