miércoles, 23 de marzo de 2011
Cantando
Mi madre cantaba todo el día, en la casa y en los bares de las afueras del puerto. Los boleros cubanos eran su especialidad. Cuando no trabajaba por las noches, me cantaba canciones de Bola de Nieve hasta que me quedaba dormido. Su voz tenía la cadencia cubana y la melancolía de Veracruz. Su cuerpo acompañaba su soneo a punta de lentos giros y movimientos de su cabeza. Eso recordaba levemente su origen borinqueño. Cantaba siempre con los puños cerrados, como si estuviera sosteniendo sus dos maletas. Yo también canto así, aunque nadie sabe de dónde viene mi estilo.
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