Todavía seguimos llorando por aquello que ha ocurrido en el pasado. Es la naturaleza del ser humano. Llorar, quejarse, olvidar y, como no podía ser de otra manera, volver a llorar.
Lo de moverse, cambiar, luchar, concienciarse… Eso no va con nosotros.
El caso es que ahora es cuando nos toca observar los movimientos de este planeta que tenemos por anfitrión, porque es su turno. Apuesto a que nos va a ganar la partida, por aquello de que la naturaleza es sabia. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, ¿no es cierto? Pues bien, esto no ha hecho más que empezar, y temo profundamente cuál pueda ser el resultado.
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