lunes, 28 de marzo de 2011
PAN
Mi padre olía a cereal tostado. Tenía el mismo aroma que el viejo horno, donde me había contado que mi abuela hacía el pan, y donde preparaba rosquillas para las fiestas. Mi padre tenía la piel tostada del mismo color que aquellos panes enormes que duraban muchos días tiernos. Nadie me lo dijo, pero yo sabía que mi abuela lo había hecho a él en ese mismo horno, como si fuera una torta de almendras. Por eso siempre le tuve envidia, porque desde niño me explicó que yo había salido simplemente de la barriga hinchada de mi madre.
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