Me disponía a salir de la cyberteca tras haber telecargado en mi tarjeta de memoria el último thriller de Peláez Repente acerca de corrupción política y caos económico, pura ciencia ficción, cuando observé como varios robots desactivadores corrían desaforadamente hacia un objeto desconocido.
Inofensivo. Ese fue el dictamen del escáner de infrarrojos procediendo el autómata a manipular dicho objeto.
De forma rectangular, poseía múltiples piezas de un material desconocido ensambladas por uno de sus costados. Su procedencia y finalidad suponían un absoluto misterio.
Un anciano presente pareció reconocer el extraño artilugio y relató una extraña leyenda acerca de ciertos objetos similares extinguidos en la antigüedad debido a una plaga.
- Creo que se llama libro-. Dijo solemne el anciano.
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