martes, 29 de marzo de 2011
IGNORANCIA
Mi mujer no sabía que, desde que me despidieron, por las noches, cuando ella me imaginaba en la fábrica, me dejaba caer por el Roxy por si a alguno de los mandamases se le ocurría hacerme algún encargo que aliviara el vacío de mis bolsillos. Aquel tipo engominado, al que para mi sorpresa había visto entrar en el hotel agarrado de la cintura de mi esposa, desconocía mi naturaleza posesiva y celosa. Yo, por mi parte, había ignorado hasta aquel momento el placer de la venganza, la satisfacción que produce el estertor último. Fue un cuchillo Muela FP-9A, de puño de asta de ciervo y hoja de acero 440, el que acabó con nuestra común y estúpida ignorancia.
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