lunes, 16 de abril de 2012
Alucinaciones
Mira, ¿lo ves? Viene todas las noches y se sienta a los pies de mi cama. Yo le digo que no quiero que venga más, que se vaya, pero él ni caso. Entra por la ventana, se sienta y se quita la cabeza que deja apoyada en la mesita o que mantiene sujeta entre sus manos. Después coloca las púas: una púa, otra púa, otra púa. Y en cada púa coloca una maceta con flores. ¿Las ves encima del armario? Una maceta, otra maceta, otra maceta. ¡Y yo no quiero flores! ¡Ni hombres sin cabeza! De esto que te cuento no le digas nada a tu madre que luego se enfada conmigo.
No, abuela.
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