lunes, 16 de abril de 2012
El arte de la espera
La veteranía de Julián le otorgaba el grado de especialista. Al entrar en la oficina del INEM todos le saludaban. Fue uno de los primeros en amenizar la espera leyendo un diario. Desbordante de creatividad: introdujo la silla plegable, la posición en cuclillas, de espaldas, a la pata coja, los estiramientos musculares… Propuso, y llegó a organizar, colas de a dos, a un metro de separación, con DNI en la mano, sin DNI… Era habitual que el funcionario de la ventanilla lo felicitara: “¡Buenos días, don Julián! ¡Gran cola la de hoy! Veo que sigue en paro. No desespere. Ya le digo… ¡Fue una cola excelente!”
Evaristo
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