lunes, 9 de abril de 2012
La flor del narciso
- ¡Qué guapo estás!
- Gracias, tú también.
- ¿Sabes cuánto me gustas?
- Lo imagino.
- ¿Sabes cuánto te quiero?
- Lo sé.
- Bésame.
Aquella boca me atraía. Nunca una boca tuvo tal poder sobre mí. Mis labios abiertos se acercaban a los suyos abiertos. Cerré los ojos. Pegue mis labios a los suyos y mi lengua sintió el frío intenso del espejo.
Penélope de Vega
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