jueves, 12 de abril de 2012
Rosas
Observa fijamente cómo giran su camisa y su pantalón, entrelazados con la ropa de los cinco compañeros de piso. La monótona rotación vierte poderes hipnóticos sobre Wasim, que rumia ensimismado su nostalgia. De pronto abandona Turbocolada y salva al galope la distancia hasta el Paseo Marítimo. Una poderosa ola lo sumerge en remolino hacia el fondo del Mediterráneo. Sus vías respiratorias se inundan poco a poco. Terminan así por siempre las miradas desdeñosas de los camareros, la infinita indiferencia de los clientes.
Un pitido alerta a Wasim de que su colada está lista. Aturdido, la recoge y sube al piso patera. Esta noche volverá a ofrecer rosas. Rosas en venta por amor a su familia, que quedó en Karachi.
Nuak
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