jueves, 12 de abril de 2012
Tengo vicio por leer en 119 palabras
Tengo por vicio leer todos los libros llegados a mi quicio y sin que sea servicio, colecciono los recuerdos que despistados escritores amontonan en sus prestados libros amarillos. (28)
Así encontré mi flor de loto, en la página veinticuatro del diccionario, bajo la entrada: “antídoto”. Adiviné que su autor había sido marinero porque para ello se necesita amasadero y las hojas olían a un mar sardinero. (65)
Otra sazón aprendí, que dentro de los textos también se guardan prospectos, por lo que cada noche resuelvo volver a mi niñez y escucho a mi madre leer dulces nanas a la hora de dormir, más que nada para no sufrir. (96)
Y es como al leer, leyendo aprendo, a vivir y a sentir los recuerdos que despistados escritores amontonan en sus prestados libros verdes. (119)
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