lunes, 9 de abril de 2012
Un futuro incierto
La habitación del hospital tiene dos compartimentos. Una ventana rectangular separa uno del otro. El uno es un saloncito. En el otro está la cama. Del muerto, piensa. Porque lo primero que se le viene a la cabeza es la imagen del tanatorio, con los sillones para las visitas y el cubículo para el cuerpo presente. Le da un vuelco el corazón. Mira que si no se despierta… Bueno, pues, adiós, al fin y al cabo no se va a enterar de nada. Y los niños tienen a su padre y a sus abuelos, solos no se quedan. Y sin ser creyente, reza y cruza los dedos cuando siente el pinchazo en el brazo y comienza la cuenta atrás.
Otoño
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario