lunes, 9 de abril de 2012
Monopolio
—Si aprietas el gatillo, nada se interpondrá entre tú y la silla eléctrica —insistió el comisario, a quien la imagen del Magnum apuntándole entre los ojos le resultaba cuando menos inquietante.
—Se lo preguntaré por última vez: ¿quién me vendió?
—Sabes bien que no hablaré.
Joe sopló el humo que exhalaba el cañón del arma de regreso al coche. No era el hecho de ser delatado, sino saber que había otro soplón en las calles lo que le sacaba de quicio; siempre había defendido la exclusividad.
Wasileus Flanagan
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario