lunes, 9 de abril de 2012
Plazoleta abandonada
En esa plazoleta abandonada, el sol sólo se aquieta ante un solitario sauce llorón, mientras abajo duerme tranquilo un viejo coche desvencijado. Al costado hay apilado unos leños, junto a una fuente sin agua, de color carbón.
Sus sucios pastos son un paisaje de contrastes en tonos desiguales que el sol o la niebla suelen cobijar. Y como en la noche no hay faroles, sólo se ilumina cuando aparece la luz espectral de la luna, que tiñe todo de gris.
Un vecino camina ahora con pasos apurados con su perro, que se asusta cuando estaciona un camión en su rota vereda.
Plazoleta abandonada que nadie parece verte. ¿Será porque te persigue la fuerte maldición de saberse una hija del suburbio?
Aliver
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