lunes, 9 de abril de 2012
Cinico
A las cinco de la tarde me envió un e-mail con asunto “nuestra relación” y en el cuerpo un “.”, sabiendo que temo los signos de puntuación. Enterré el pasado común con el mouse, eliminando todo de su presencia digital. Fue un funeral tecnológica, como lo querría. Siempre ocultado detrás de una pantalla, un seudónimo, algunos píxeles que formaban su identidad virtual. Tan pequeño que pudo esconderse tras un punto final.
Esta noche saldré a la calle con la lámpara en la mano. Si alguien me pregunte, le responderé, como Diógenes el Cínico, que “estoy buscando a un hombre sincero”.
Hoja roja
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