lunes, 16 de abril de 2012
Un viaje imaginado
Éramos unos vecinos casuales.
La terraza se distanciaba mucho de la nuestra en cuanto a su decoración aunque estuvieran pegadas.
Pregunté si compartíamos portal, pero no era así.
Sus persianas abiertas susurraban ausencias, ellas vestían mi intuición de su profesión o sus profesiones como parte de un camino con el único objetivo de ir recogiendo lo que se encuentran junto al riesgo de embarcarse y dejar, desnuda de objetividad, a la ambigüedad de toda existencia vivida.
Quizás para estudiarlo, pensé.
Quizás para observar y luego enseñar.
Quizás por el simple hecho de viajar por viajar.
Por Sedán.
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