lunes, 9 de abril de 2012
Anhelos
Abdul aprendía tan rápido como evolucionaba la sociedad occidental, ya sabía poner un DVD y darle al play para ver su película favorita, también había aprendido a manejar la cortadora del césped y el microondas.
Lo que más le gustaba era bañarse, no podía evitar llorar ininterrumpidamente cada vez que su piel chasqueaba al contacto con el agua. En su campamento de refugiados en el desierto del Sahara no sabían lo que era una ducha.
El verano pasó titilando en su vida, su familia de acogida le preguntó antes de partir hacia su patria qué era lo que quería como regalo de despedida. Él, hipnotizado, no lo dudó, quería un grifo...
AZUL
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario