jueves, 12 de abril de 2012
El final
Me voy al despacho. Que pases un buen día – se despide él mientras coge el maletín sin terminar de ponerse bien la chaqueta.
La besa de pasada, apenas un suave roce de labios como de pétalos marchitos.
Ella le sonríe, apoyada en el quicio de la puerta, mirándolo sin verlo, recordando lo sabroso de aquellos furtivos besos donde las palabras no podían explicar la miel del paladar y el caramelo de los labios.
Él la saluda desde el coche antes de partir, y ella le devuelve el gesto con la misma sonrisa vacía.
Aún sin moverse, ve el coche alejarse, y no puede evitar ver el cielo tornarse gris plomo, casi color muerte.
Malabia
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