lunes, 16 de abril de 2012
La espera interminable
Recuerdo con rencor aquellos días de tristeza ; quería redimir la imagen de la llegada de los barcos pesqueros al amanecer. Eran barcos tan viejos como ese mar que evocará para siempre el recuerdo de mi niñez silenciosa.
Como cada mañana esperé el regreso de mi padre. Reconocí su figura en la distancia. Su rostro parecía de mármol y su mirada ausente , como si tuviera los ojos de cristal. Agité mi mano pero él permaneció indiferente.
Mi madre se acercó sollozando y me apretó contra su pecho. Me exasperaba esa vivencia secreta, irreconciliable con el resto del mundo.
-Mamá ,lo he vuelto a ver…
-Vamos, hijo- .Ya sabes que está muerto…Déjalo hacer sus cosas en paz…
CRUZ RÍOS
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