lunes, 16 de abril de 2012
La losa
Mi novio era inventor. Inventaba su vida a cada instante. Su estratagema no daba siempre resultado, pero eso él no lo sabía. O no lo quería saber. Simplemente creía que los demás creían.
Mi novio no creció a tiempo, de modo que tuvo que cargar con la losa de su niñez toda la vida. Era un niño embutido en piel de adulto. Y con ese lastre no es fácil caminar. Así que, para ocultar sus temores, sus inseguridades, lo que en realidad es, inventa. Inventas una identidad cada mañana y te la calzas junto a los zapatos.
Lo peor son las noches. Entre sábanas, lo que querrías ser y lo que eres se confunde. Y sufres.
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