jueves, 12 de abril de 2012
Luces
En el Hotel Mar Menor la comida lucía. Las carnes emitían brillos rosados, los pescados resplandecían de amarillo o azul turquesa. Las ensaladas centelleaban como arco iris, emitían una mezcolanza de luminosidades de aurora boreal. El marisco era una fiesta de violetas.
El secreto fue un exitoso experimento con salsas y algas fluorescentes de lejanas fosas abismales.
Se convirtió en lugar de moda. Todos se preguntaban sí ya habían acudido, e intercambiaban impresiones de luces y colores precipitados en la memoria.
Lo único que podía achacarse era que se conocía quién había cenado allí por el rastro reluciente de felicidad que iban dejando sus huellas en el asfalto. Y los chispazos que emitían las farolas a su paso.
Blanca Celeste
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