jueves, 12 de abril de 2012
Tu olor
El frío exterior hizo que pusiera al máximo la calefacción del coche y sentí lentamente ahogarme. Sonaba la canción que siempre acompaña mis lágrimas. Llorar y asfixiarme eran lo único que quería. Pensé que precipitarme al precipicio recordando el calor de tus abrazos y contemplando al horizonte nuestra playa era como quería morir.
Apagué el contacto del coche. Cerré los ojos e inspiré muy lentamente por si fuera la última vez. Recordé tu olor. El que suple tu ausencia. El que se me tatuó en el alma al volver a verte aquella noche mágica en aquel gélido portal. Tus mejillas estremecieron mi cuerpo. Olías a amor… Volver a oler tu “te quiero” es mi fuerza, ahora, para seguir aquí.
Albaga
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