viernes, 26 de marzo de 2010
EL RATONCITO PÉREZ
Se le cayó el último diente. Lo colocó cuidadosamente bajo la almohada haciendo un huequecito con el puño, a modo de nido, como le habían enseñado sus padres tiempo atrás. Al amanecer, varias monedas resplandecían sobre la sábana bajera. Durante la siguiente noche no pudo pegar ojo pensando en lo que haría con el dinero. Entusiasmado, se levantó bien entrada la madrugada, cuando todos dormían. Por la mañana varios fajos de billetes descansaban en la cabecera de la cama. Nunca más se supo de él. Aquel día desaparecieron las dentaduras de oro, y desde entonces, una plaga de ratones asola el geriátrico.
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