martes, 16 de marzo de 2010
Sed
Juan escogió a su víctima simplemente porque le pareció vulnerable, siguió a la anciana hasta que tuvo la ocasión empujarla a un callejón sin testigos.. La viejita observaba impasible mientras Juan le mostraba le pedía todo el dinero y la amenazaba con un puñal, aunque sabía que no sería capaz de hacerle daño a una anciana tan tierna. A partir de ahí todo transcurrió muy rápido, por lo menos en la cabeza de Juan. Unos enormes colmillos de una blancura imposible se abalanzaron sobre él, quien no tuvo tiempo de reaccionar, antes de desmayarse pudo escuchar la espeluznante carcajada de la tierna viejita, pero eso ya no importaba, ahora había despertado y la sed era insoportable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario