Le noto en mi interior.
Es una sensación intima, placentera, mágica. Siento que soy agua y que todo él está bañado por mí. Se mueve y su padre se acerca y percibe la vida que crece. Tiene hipo y me río.
Observo sus formas en mi tripa, se mueve y puedo apreciar su rodilla y su cabeza que está descansando en el lado izquierdo y le acuno como si ya estuviera fuera de mí.
Por fin llega el momento. Nos dirigimos al hospital. Hace un par de horas rompí aguas. Me pasan al paritorio, estoy dilatando bien.
Le veo aparecer cubierto de sangre y placenta. Intento darle todo mi calor, como cuando estaba en mi interior.
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