martes, 16 de marzo de 2010
Lección
Estaba sentada en el metro, enfrascada en la lectura. De pronto oyó un desagradable ruido provocado con la boca, de aquellos que intentan despejar algún resto de comida. Frunció el ceño, miró a sus compañeros de asiento descubriendo al culpable. Se levantó, dejó el libro sobre el asiento, dio dos bofetadas al causante de los ruidos y se volvió a sentar para continuar con la lectura.
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