Me llamo Ángel Sammael y soy un escritor frustrado. Mi primer fracaso fue imitar el estilo de Don Benito Pérez Galdós: craso y esperpéntico error. Después hice el ridículo inspirándome en Tolstói: un trapero me pagó mis escritos al peso. Quise emular a Bécquer pero sólo conozco leyendas urbanas. Las greguerías de “Ramón” son prolijas en comparación con las mías. La novela corta es larga para mí y los relatos breves se me hacen interminables. El romanticismo de Larra se transforma en ponzoña si sale de mi pluma y cuando intento ser rapsoda, peor: los ripios de mis odas se utilizan en el Club de la Comedia. Al escribir cartas de amor se desenamoran quienes las reciben. Mi primer y único cuento infantil lo leyó un niñito para terminar llorando y con pesadillas.
Tras años de sesudo empeño escribí un cuento de ciencia ficción y lo envié a un crítico esperando sus comentarios, me contestó con un simple: ¿por qué?
Las nueve musas se ríen cuando las invoco. Los agentes y editores me desprecian y en los certámenes literarios ni me contestan el acuse de recibo. Ahora pretendo ser microrrelatista y aspiro ganar este concurso ¿ustedes creen que lo lograré?
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