viernes, 26 de marzo de 2010
Pasión mortal
Desde el mesón, la radio transmite el partido. Y una lombarda entra corriendo en la cocina. Trae las raíces aún húmedas y una expresión de inquietud en las hojas. «¿Empezó hace mucho?», le pregunta a un salero. «Recién», responde éste. «¿Todavía no marcó nadie?» «Nadie». Y la lombarda se acomoda junto a unos nabos. No habla con ellos. No los mira. Toda su atención es para el comentarista que gorjea las jugadas con vibrante voz. Los ojos grandes de la lombarda, sus labios trémulos, su respiración indecisa cuando el balón se acerca a una de las áreas. ¡Qué pasión! ¡Cómo se le arrugan las hojas! ¡Cómo se le encoge el tallo! ¡Cómo se le secan las raíces!
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