viernes, 5 de marzo de 2010
Parasomnia
Cada mañana, al despertarse, le pitaban los oídos. Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. A veces el tinitus se prolongaba durante más de un minuto. Empezaba en un tono ciertamente vivo, subía un poco, bajaba a continuación, permanecía estable durante un rato, y luego iba descendiendo paulatinamente hasta desvanecerse. ¿Por qué? Se lió a cavilar sobre el asunto. Ni idea. Paralelamente empezó a notar un peso en la boca del estómago. ¿A qué sería debido? NPI. No obstante, cierta madrugada, mirando la lámpara de la mesilla, se sintió iluminado. ¡Eureka! Ese mismo día acudió a consulta: “Doctor, en alguna de mis fases REM he debido de engullirme el despertador eléctrico. Sospecho, además, que todas las noches, sonámbulo, le doy cuerda trasegándome un juego de pilas.”
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