lunes, 1 de marzo de 2010
Suerte
Han pasado veinticinco años. Llevaba tiempo ahorrando para hacer el viaje de mis sueños. Estudié cada detalle: la mejor época para viajar, la compañía aérea más segura, el hotel mejor situado de la ciudad, los lugares más singulares para visitar. Durante el vuelo encontramos turbulencias donde no suelen haberlas y uno de los trenes de aterrizaje se estropeó. Estuvimos a punto de estrellarnos. Un aviso de tsunami nos obligó a abandonar el hotel e ir a otro de más baja categoría. En el edificio más emblemático hubo un asesinato y me fue imposible visitarlo. Rompí a llorar en medio de la calle y entonces se acercó él a consolarme con una dulce sonrisa. Hoy celebramos nuestras bodas de plata
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