martes, 23 de marzo de 2010
Por siempre jamás
Por fin libre era para amarte en cuerpo y alma. Mientras nos alejábamos de tu marido y de mi mujer rumbo a la felicidad, te decía cuanto te quería y me susurrabas que me deseabas, tu voz me acariciaba libidinosa. Cuando por fin nuestros labios se fundieron en un beso dulce y amante, mis manos locas por el roce de tu piel, descuidaron su atención. Del resto no recuerdo nada. Ahora sé que tendremos toda la eternidad para adorarnos, pero eso sí, tendrás que conformarte con un amor puro que nazca del fondo de mi alma, y creo que casto, porque nuestros cuerpos quedaron atrapados dentro del coche, a los pies del acantilado…
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