No es momento de arrepentirse.
Tengo que concentrar mis escasas energías en alcanzar la cima.
Necesito disciplina.
El viento helado sopla con fuerza fuera de la tienda.
Dentro del saco térmico muevo los dedos de los pies, comprobando que no se han congelado.
Son ya muchas semanas solo, aislado en esta montaña, sin mis amigos, sin mi novia... Raquel (¿querrá volver a saber de mi?).
La falta de oxígeno me embota el cerebro. Disciplina.
En mi semiconsciencia se cuela un pitido martilleando mis tímpanos. Ya me previnieron sobre las alucinaciones de la cumbre.
PÍ-PÍÍ-PÍPÍPÍ---PÍ-PÍÍ-PÍPÍPÍÍÍ...
-¡Felipe, hijo!, ¡Que son las ocho de la mañana!
-Cinco minutos mas, mamá, por favor.
-¡¡FELIPE!!, ¡Para sacar las oposiciones hace falta disciplina!
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