lunes, 18 de abril de 2011
EL DESANESTESISTA AZUL
Cuentan que en el gran hospital, al menor despiste del personal de sala, hacía acto de presencia un desconocido que, ataviado con bata y gorro azul, iba besando en los labios a todas las féminas tendidas en la sala de recuperación, tras cualquier intervención quirúrgica. Por extraño que parezca, la inmensa mayoría de las osculadas, mostraron al despertar un sublime estado de felicidad tal que se sintiesen como princesas y un irrefrenable antojo de comer perdices.
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