miércoles, 20 de abril de 2011
Eternidad
“Si no me besas ahora, te echaré de menos toda mi vida” Entonces se hizo un silencio. Me sujetó la barbilla con dulzura y levantó mi rostro. Crucé todo el océano en sus ojos y sentí que naufragaba en su mirada. Olvidé quién era, mi casa, mi familia, mi nombre… y cerré los ojos para sentir el primer beso en miles de años. Me aparté un segundo para que viera mis lágrimas y le mostré mis manos vacías. Él me llenó las manos con las suyas mientras besaba mis ojos salados. Sonaron las sirenas como monstruos en la noche. Me agarró con firmeza mientras me regalaba toda su vida. Atravesando el gentío, subimos la escalinata del “Titanic”.
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