miércoles, 20 de abril de 2011
La perla africana
Nadie en la calle excepto ella. A lo lejos, se oye música. Ella no la escucha. No conoce el idioma de su nueva patria, ni tiene a nadie a quien contar sus inquietudes. De donde viene, decían que era como una perla. Como el perfume del ébano. Ahora es dura como la roca. Su olor, de colonia barata. La gente que le habla es porque sabe que la perla africana te hace feliz por muy poco. Ella buscaba el paraíso. No tiene nombre. El nombre lo perdió cuando su dignidad decidió marcharse. De pronto, empieza a oír la música. Antes le recordaba a su casa. Ahora ya no, ahora simplemente llora. El paraíso no se creó para ella.
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