Soledad buscaba un libro en la biblioteca cuando le sorprendió una puerta que nunca antes había visto. Curiosa decidió abrirla. Recorrió casi a oscuras un largo pasillo que le condujo a una gran sala llena de personas. Hablaban continuamente, corriendo de un lado a otro, algunas solas, otras en grupo. Las conversaciones se mezclaban y Soledad apenas podía distinguir lo que decían. A entrar, se fijó en una anciana que estaba sola y observando cuanto ocurría a su alrededor le pregunto dónde estaba.
Sabiduría, ese era el nombre de la anciana, le respondió que estaba en el país donde todo era posible, incluso el que algunas palabras caminaran solas. Amor paseaba sin condiciones o alegría, por ejemplo, bailaba sin música.
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