Me acuerdo de las historias vividas en su juventud, su pueblo natal debía de ser como un parque de atracciones en la actualidad, nunca existía descanso para un niño, siempre había alguien con quién jugar y cosas con las que disfrutar, aunque simplemente fuera un viejo trozo de tela.
En aquellos años de su vida, además de jugar y cuidar de sus hermanos, realizaba trabajos con esparto, bueno mejor dicho; era diseñador de caballerizas, como decía él.
Ahora pienso en todo aquello, su mirada delatando esa sabiduría que me quería transmitir, sus consejos de padre y por supuesto, sus ganas de contagiar aquellos sanos maravillosos años.
¿ Te acuerdas, cuándo... ? - me preguntó esta mañana con un hilo de voz -.
Sonreí por primera vez, porque ahora sí, me acuerdo de todo su ayer.
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